Las Marciegas de La Aldea de San Nicolás, la semilla del ecoturismo en el municipio

Humedal de Las Marciegas

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canaria —

Las Marciegas de La Aldea de San Nicolás es un gran espacio en la desembocadura del barranco de La Aldea continuamente inundado por las aguas de las pleamares y las escorrentías de las lluvias. Hace años fue uno de los humedales más importantes del Archipiélago y era utilizado por aves en su migración y en su época de invernada como despensa, pero ahora, con el paso de las décadas y la transformación del hombre, apenas queda un vestigio de lo que en su día fue. Sin embargo, los tarajales, el charco y la playa aún muestran latidos de algo que todavía es recuperable.

Con esta intención dos colectivos, Azaenegue y Birding Canarias, se han puesto manos a la obra y han presentado al Cabildo de Gran Canaria, a la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria y al Ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás, una iniciativa para, a partir de la involucración de la población del municipio, poner en valor esta zona e intentar levantar un proyecto de ecoturismo que se extienda más allá del turismo ornitológico y de insectos. Como Juan José Ramos, de Birding Canarias, defiende, esta zona de la isla es “el secreto de Gran Canaria” y su aislamiento permite darle un vuelco y hacerlo un atractivo para que la gente vaya y descubra La Aldea de San Nicolás. A partir de Las Marciegas se busca potenciar los otros atractivos de la zona: el buceo, el turismo astronómico, el senderismo y su patrimonio arqueológico, sin olvidarse la riqueza etnográfica y cultural.

“Como humedal, Las Marciegas es perfecto para que muchas aves hagan su parada por la migración e incluso la invernada”, recalca Daniel González, del colectivo Azaenegue, quien apunta que por ejemplo, en esta época del año, muchas aves son de paso en su ruta hacia el África tropical y sahariana. Están unos pocos días o semanas y algunas se pasan el invierno entero. Así, se pueden ver garzas, garcetas, golondrinas, zarapitos, chorlitejos chicos, gallinetas, alcaravanes, ejemplares de bisbita caminero o la subespecie del herrerillo de Gran Canaria. En total se han avistado un centenar de especies entre las aves migratorias y las que residen en la zona. Tal y como explica González, en torno a 30 de estas especies no se pueden ver en Europa, donde existen “verdaderos fanáticos que van a cualquier parte del mundo para ver pájaros”. A ello le añade que con las inundaciones producto de las lluvias de octubre, los insectos también se reproducen y aumentan, convirtiéndose en una despensa para las aves y un lugar de culto para los entusiastas de los invertebrados.

Ramos defiende que para intentar atraer el turismo ornitológico al oeste grancanario es necesario que la ciudadanía se haga partícipe del mismo y que sienta cariño por un lugar que en la actualidad la gente no tiene en cuenta y que está estropeado. “Las intervenciones humanas que han habido en la desembocadura en los últimos años han modificado el ambiente”, resalta el ornitólogo, quien explica que volviendo a naturalizar el lugar haciéndolo semejante a como fue en el pasado permitiría conseguir un espacio adecuado para que los pájaros empiecen a colonizar y criar especies de aves acuáticas amenazadas en Canarias y a nivel global.

De esta manera, ve tres ejes para levantar este nicho económico; por un lado la formación de los ciudadanos, tanto en voluntariados para hacer caja-nidos, salidas de campo para identificar aves o alguna repoblación y limpieza. “Cosas que involucren a la gente y que por sí sola vaya descubriendo el lugar”, orienta. En esta enseñanza también incluye la formación para la creación de empresas y de productos de ecoturismo ligados al humedal y a La Aldea y a la Reserva de la Biosfera. “No se puede entender lo que es Las Marciegas como un lugar independiente, hay que entenderlo como una unidad dentro del municipio, el cual está dentro de la Reserva de la Biosfera. Es una pieza dentro de ese engranaje”, asevera.

El segundo eje sería el empresarial, desarrollar un producto ecoturístico y crear un destino ecoturístico en la isla. Por último, el tercero, sería hacer acciones encaminadas al conocimiento técnico del lugar. De todo esto es de donde tienen que salir las ideas iniciales de las que surgiría el proyecto de restauración que su compañero de Azaenegue ve necesario porque “durante varios siglos Las Marciegas han sido maltratadas y nuestra ilusión es ponerla en valor y que la gente entienda la importancia de ese espacio”.

“Una vez puesta en valor -prosigue González- actuar para mejorar algunas de las intervenciones que se han hecho y han estropeado el espacio”. La clave pasa por ordenar el uso del espacio e ir recuperándolo poco a poco. “Lo prioritario es ordenar el uso, hay gatos asilvestrados y perros, que son molestias para las aves...la gente que se mete en el bosquete, que tira piedras a la charca...el vertido de escombros y basuras. La gente tiene que poder disfrutarlo, pero hay que restringir zonas para que las aves estén tranquilas, pero también acercar la gente al espacio”, aclara. En estas líneas también se expresa Ramos, que opina que lo ideal sería crear un espacio de esparcimiento para los visitantes integrando una reserva de pájaros con un lugar turístico del municipio.

Turismo de calidad que interesa al Cabildo

Juan José Ramos lleva también otros planes de ecoturismo alrededor del mundo y sabe que al Archipiélago cada vez acude más gente a observar aves a Canarias, que se está posicionando como un destino de turismo de naturaleza, y La Aldea es el lugar ideal para desarrollar una industria alrededor. “Cada vez son más los observadores de las aves, mariposas y libélulas, fotógrafos de la naturaleza y amantes de los delfines, ballenas y vida marina, que eligen sus destinos vacacionales en función a las especies que pueden ver o la experiencias que pueden vivir, viajando por todos los espacios naturales del planeta. El turismo está cambiando”, insiste.

Por su parte Juan Manuel Brito, consejero de Medioambiente, Emergencias y Participación Ciudadana del Cabildo de Gran Canaria, reconoce que la propuesta es “muy interesante” y que va en la línea de la estrategia que el grupo de gobierno quiere reforzar: la potenciación del vínculo entre el turismo y el medioambiente y promover la riqueza natural de la isla como un elemento de desarrollo económico. “Es un proyecto que vamos a apoyar”, ratifica.

“Vamos a analizar la mejor forma de estudiar este proyecto”, recalca Brito, quien manifiesta que la idea es que no quede solo en una acción aislada, sino que se pueda desarrollar en el tiempo. El político de Podemos le ve múltiples potenciales al entorno de Las Marciegas porque por un lado está el interés científico de los humedales, la posibilidad de rutas a pie, el interés astronómico por la poca contaminación lumínica y el avistamiento de aves. 

Sobre el turismo ornitológico, entiende que no es muy novedoso, pero que sin embargo, es interesante desde el punto de vista cualitativo porque lleva consigo unas estancias más largas y un gasto mayor, por lo que cree que hay que potenciarlo. De hecho, entiende que el mismo sitúa a Canarias y a Gran Canaria en concreto como un sitio de interés científico por el estudio, en este caso, de aves. Por ello, además de Las Marciegas, desde la Consejería quieren interesarse en otras zonas de la isla con paso de aves migratorias y adelanta que para el futuro tienen algún planteamiento en estas líneas en la Charca de Maspalomas.

Brito aboga porque alguna de las iniciativas propuestas por Azaenegue y Birding se ponga en marcha de aquí a final del año, aunque entiende que para ello es necesario que el Ayuntamiento ponga los fondos porque los presupuestos del Cabildo para 2015 ya están comprometidos. En caso contrario, buscará apoyar las intervenciones ecoturísticas en Las Marciegas a partir de enero de 2016. 

Mientras, Pilar Pérez, técnica de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, aclara que es una iniciativa totalmente válida y acertada que podría encajar perfectamente con las funciones que se desarrollan desde la Reserva.

En cuanto al Ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás, Naira Navarro, concejal de Medioambiente, asegura que la población local entienda la importancia que tiene y la traducción socioeconómica del espacio, y por el momento trabajan en estas líneas. “Dimos una charla-coloquio en el almacén del muelle para que la gente conociera las intenciones y parece que hay  entusiasmo”, recuerda e incide en que el Consistorio hasta el momento no había sacado partido de los atractivos naturales de la zona, pero que como administración quieren relanzarlos y ayudar a que el sector empresarial también se involucre para dar servicios de calidad. “Tenemos cuatro parques naturales y pertenecemos a la Reserva de la Biosfera y hasta el momento no se ha sacado partido”, exclama.

De esta manera, Las Marciegas puede ser el pretexto para mover un proyecto de ecoturismo en la Gran Canaria más recóndita.

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