Las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania en la economía canaria

Ganadería en Gran Canaria

Toni Ferrera / Iván Alejandro Hernández

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Las consecuencias de la guerra en Ucrania tras la invasión de Rusia ya se empiezan a notar en Canarias. Los elevados precios de la luz, la limitación del aceite de girasol a 5 litros por persona en supermercados o el racionamiento y encarecimiento del alimento para ganado son algunos de los efectos. El Gobierno de Canarias ha empezado a anunciar medidas al respecto y ha elaborado el Informe sobre los efectos económicos de la guerra en Ucrania para analizar y prever cómo puede afectar el conflicto al Archipiélago. Y tanto desde el sector primario, como el industrial y el turismo temen que, si se prolonga, las consecuencias puedan ser catastróficas. Una nueva zancadilla para la economía después de la pandemia. “No deja de haber malas noticias”, repite Ignacio López, secretario de Política Institucional y Empleo de Comisiones Obreras en Canarias.

El comercio exterior que mantiene Canarias directamente con Ucrania y Rusia es reducido. Con Moscú ni siquiera alcanzó el 1% del total en 2021, ni en importación o exportación, siendo azúcares o prendas de vestir los pocos artículos que se envían y, por otro lado, semillas o frutos; plantas medicinales, paja y forraje; pescado y abonos, los demandados. Con Kiev el volumen también es escaso y desde el Archipiélago se transportó pescado y a la inversa, tela o tubos. Las empresas que se beneficiaban de una buena relación con los países eslavos ya están buscando alternativas, asegura Agustín Manrique de Lara, presidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CEE).

En el turismo, el motor económico del Archipiélago, los turistas ucranianos son escasos, mientras los rusos han tenido un peso poco significativo: el 0,7% del total de extranjeros llegados a las Islas en 2019, previo a la Covid, con 90.471 personas. El presidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Santa Cruz de Tenerife (Ashotel), Jorge Marichal, explica que solo es significativo en determinadas zonas de Tenerife, porque “los turistas rusos están muy focalizados en ciertos lugares a los que suelen ir siempre” y “tienen una capacidad de gasto alta”. En 2019, el gasto total de visitantes rusos ascendió a 144,5 millones de euros, lo que supone el 2,4% del total. El gasto medio por persona ascendió en 2019 a 1.597 euros por persona, por encima de la media.

Marichal, también presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), remarca que la principal afección o preocupación no viene de los turistas rusos, sino de los que viajan a las Islas del centro de Europa. “La inestabilidad está afectando a la compra por parte de los clientes. La demanda es alta, pero se está a la espera de ver qué pasa, a ver qué consecuencias va a tener esto y, sobre todo, saber si se va a poder viajar en las próximas fechas. Toda esta inestabilidad en el ámbito internacional provoca que el mercado se pause. La gente empieza a no tomar decisiones por el miedo a las consecuencias que pueda tener”, añade.

El informe del Gobierno de Canarias señala que la economía de las islas se verá afectada por la guerra en Ucrania, sobre todo de manera indirecta, en función de la economía nacional y de los principales países de los que depende el Archipiélago, tanto para el turismo como para el intercambio comercial. En este último punto, Ucrania destaca como el segundo suministrador de cereales a España, después de Francia y, para productos concretos como el maíz, Kiev es el principal. Además, el documento resalta la relevancia del aceite de girasol: en 2021 se importaron 368.000 toneladas por 422 millones de euros, es decir, más del 60% de lo que importa España del extranjero.

Esto ha tenido consecuencias en los lineales de los supermercados canarios, donde pueden verse carteles anunciando la limitación de la venta del aceite de girasol a 5 litros por cliente al mes. Sin embargo, el secretario general de la Asociación de Supermercados de las Islas Canarias (Asuican), Alonso Fernández, ha explicado que no se ha tomado la medida por escasez, sino para evitar la especulación: “La gente puede pensar que ese producto escasea, cuando no es así”. En el caso de la alimentación animal, que proviene de diferentes tipos de cereales, la situación es dantesca en las Islas.

La agricultura va a sufrir. La duda es saber cuánto

“Necesitamos ayudas ya”, alerta Natalia Mayor Monzón, quien junto a su hermana Beatriz lleva la Ganadería Noray, dedicada a la elaboración de quesos y que aún practica la trashumancia, manteniendo la tradición que también practicaron sus progenitores y que escasea en las Islas. “Lo más triste de todo es que no es por no hacer lo suficiente o por no sacar el trabajo adelante, sino por los costes tan exagerados que estamos sufriendo y que no podemos hacer frente”, añade. A principios de 2021, Monzón recuerda que un saco de millo (25 kilos) podía costar 3,60 euros y ahora ha superado los 8 euros, algo que hace inviable la actividad, al superar con creces más del 50% de los costes que implica mantener la explotación y no cubre la producción. “Mensualmente, el gasto en alimentos para los animales sobrepasa los 6.000 euros y no es para que produzcan más, sino para necesidades básicas. Así llevamos desde el verano. Y siguen subiendo los precios”.

El incremento del precio de la alimentación animal no ha parado de subir desde inicios de 2021 debido a las limitaciones de las ventas al exterior de los principales países exportadores, dejando al borde de la ruina a los ganaderos en Canarias. De hecho, la empresa de fabricación de piensos y alimentación animal Capisa remitió una carta a sus clientes en la que advertía de que “la subida de los cereales será extrema”. La entidad comunicaba que en Fuerteventura se habían producido fuertes incrementos en otras empresas y acudían a Capisa a adquirir sus productos “comprometiendo” sus existencias. Ante esta tesitura, la sociedad comunicó que no subiría el precio del millo, pero sí limitaba su venta a diez sacos a clientes que no le compran con regularidad.

A esto se le ha sumado la guerra en Ucrania, un país con alta producción en cereales. El pasado 9 de marzo, la consejera de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias, Alicia Vanoostende, advirtió que la invasión de Rusia puede llevar a “un encarecimiento de los precios y desabastecimiento” de este producto y anunció ayudas extraordinarias para tratar de mitigar este escenario. “Las ayudas me parecen muy bien. Nosotras en este momento lo necesitamos. A mí no me gusta vivir de las ayudas, porque mi mentalidad al empezar en este negocio era que las ayudas sirviesen para invertir en modernización o conocimiento, pero las subvenciones acaban sirviendo para cubrir gastos”, remarca Monzón, quien reclama que se destinen directamente al productor y no a las grandes industrias.

El secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Canarias, Rafael Hernández, subraya que se ha producido un 45% de encarecimiento de la alimentación animal y dado que el 99% de lo que se consume viene de fuera, este producto está más sujeto a las fluctuaciones y volatilidad de los mercados. A esto se une que los precios no aumentan y no palian el subidón de los costes de producción. “Ya no hay por donde salir. O se toman medidas inmediatas, es decir, en un mes, o vamos a perder muchos ganaderos y muchas cabezas de ganado”, señala.

El pasado 10 de marzo, COAG se reunión junto a otras organizaciones agrarias con el Gobierno canario para plantear una serie de medidas: “La modificación del REA, la reedición de las ayudas Covid, el control de lo que se importa o el incremento de las ayudas del Posei”. Pero ninguna de estas medidas se podría aplicar hasta, mínimo, un año debido a los procedimientos administrativos. Por ello, también se ha planteado otra acción más inmediata. “Hemos solicitado aplicar la Ley de Cadena Alimentaria en lugar de arriba hacia abajo, que todo el mundo pone su precio, que se empiece desde abajo hacia arriba, con el coste de producción de leche; de modo que repercutan los 15 o 20 céntimos del precio de la leche a lo largo de la cadena para que no suponga un quebranto para los consumidores”.

El encarecimiento de la energía, la principal preocupación en las empresas

“Los precios de la energía son el principal canal por el cual presentará sus efectos la guerra de Ucrania”, reza el documento del Gobierno canario, basándose en un informe de Bloomberg. Rusia es el tercer país que más petróleo suministra a España, por detrás de Nigeria y Argelia. Hasta la fecha, Europa no se ha sumado a los vetos anunciados el pasado 8 de marzo por Estados Unidos y Reino Unido a las importaciones de gas y petróleo de Moscú como castigo por la invasión de Ucrania. Ese mismo día, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó un decreto para vetar las exportaciones de un listado de materias primas a un determinado número de países.

El informe del Gobierno canario recoge tres escenarios en función de su gravedad. En el peor, “se cortaría el suministro de gas de Europa, lo que desencadenaría una recesión”, un resultado que tilda como “descabellado”. El Banco Central Europeo ha estimado que un racionamiento del gas del 10% podría reducir el PIB de la zona euro en un 0,7%, una cifra que se eleva hasta el 3% si la reducción del combustible aumenta hasta el 40%. “La cifra real puede ser significativamente mayor, dado el caos que probablemente desencadenaría una crisis energética sin precedentes”, añade el informe.

Pero el escenario actual es cambiante y lleno de incertidumbre y se asemeja más al moderado, donde se contemplan sanciones duras a Rusia con interrupciones en las exportaciones de gas y petróleo, generando un duro golpe para los mercados globales. El precio mayorista de la luz en España rompió su récord histórico al situarse en 442,54 euros por megavatio a menos de dos semanas del inicio de la guerra en Ucrania, una subida que se produce mientras se incrementa el precio del gas natural por la invasión de Rusia. Y Canarias no es ajena a esta situación. Hay quienes no ven soluciones “a corto plazo”, como subraya Ignacio López, secretario de Política Institucional y Empleo de Comisiones Obreras en Canarias.

“Para cualquier industria, el porcentaje sobre su facturación que paga de electricidad puede ser entre el 1,5% y el 3% y, si se triplica, pasa a ser hasta el 10% y esto significa que debe subir el precio de los productos”, señala el presidente de la Asociación Industrial de Canarias (Asinca), Virgilio Correa. El consejero delegado de Dinosol Supermercados, Javier Puga, explicó en el programa Buenas Tardes Canarias de RTVC que en sus establecimientos han pasado de pagar 900.000 euros en enero a 2,9 millones y calcula que alcanzarán casi 5 millones en marzo. “Esto es inviable y le está pasando también a los industriales, que deben subir los precios en su fabricación”, señalaba.

La patronal y Coalición Canaria creen que la “única” forma de parchear el impacto de la inflación es asumiendo una bajada de impuestos. Este jueves, el Gobierno regional ha descartado esa posibilidad. “Tenemos que pensar muy bien lo que hagamos, porque en este contexto no depende de nosotros que el mayor motor económico de las Islas, el turismo, continúe”, detalla López.

“Esto afecta a todos los sectores. Igual que ha habido ayudas por el Covid, si esta situación se alarga en el tiempo, habría que plantearse algún tipo de ayudas para mitigar el incremento de costes y que no sea excesivo. Pero es complicado, no creo que sea fácil. El sector público dilata mucho los plazos, por controles o normativa”, concluye Correa.

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