Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército: “Es un disparate que el Rey siga siendo el Jefe de las Fuerzas Armadas”

El ex teniente del Ejército Luis Gonzalo Segura Foto: De la Cruz.

Saúl García

Puerto del Rosario —

Comenzó denunciando corruptelas en el Ejército, fue arrestado, inició una huelga de hambre y acabó expulsado tras publicar su segunda novela, 'Código Rojo', que ha presentado en Fuerteventura y Lanzarote. El pasado día 22, la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo deliberó su caso y aún no hay sentencia.

- ¿Qué espera que ocurra?

-Si consumiese cocaína estaría muy tranquilo porque seguramente me readmitiesen, o si hubiese puesto en peligro la vida de mis soldados, también seguiría en el Ejército. O como un capitán condenado por 28 agresiones sexuales, que ahora es comandante, o el teniente coronel que acosó a Zaida, hoy es coronel. Los malversadores, los que torturaron a prisioneros en Irak, hoy siguen en sus puestos. Lo único que he hecho es escribir dos novelas y dar mi opinión de las Fuerzas Armadas, y eso está muy castigado.

- ¿Denunciar la corrupción en el Ejército tiene las mismas consecuencias para el denunciante que en la sociedad civil?

-Yo ganaba 2.000 euros y he perdido todo. Me he visto obligado a endeudarme para afrontar los gastos judiciales. Voy a las presentaciones y a veces duermo en coches. Vivo de los libros que vendo. Los denunciantes necesitamos un marco de protección que no tenemos. A mí me han ofrecido que me calle, que deje de escribir y me readmiten. No puede ser que callarse sea tan tentador. Algo se está haciendo mal. La Justicia militar es un gran problema. Exonera a aquellos que cometen delitos. Los que cometieron fraude con las facturas falsas del Ejército del Aire, por diez millones, que es como las Tarjetas Black, que fueron doce millones... todos han acabado con una multa sólo o con prescripciones y no han sido expulsados del Ejército.

- ¿Esto ocurre por la jerarquía, porque siempre hay alguien que estaría por encima?

-Claro. Es un concepto extendido en la sociedad… El concepto de disciplina del Siglo XXI no tiene nada que ver con el concepto de disciplina en los cuarteles en el Siglo XIX. Los policías tienen libertad de expresión, sindicatos y derechos y no hacen peor su trabajo ni son peores policías. ¿Por qué nosotros necesitamos otra disciplina? Porque tener a personas con sus libertades coartadas y con precariedad laboral supone dos ventajas importantes: somos más baratos y se pueden mantener privilegios y prácticas corruptas más fácilmente.

- ¿Los mandos tienen muchos privilegios?

-Todos. Las Fuerzas Armadas son un crisol. Hay tres ejércitos muy distintos, con unidades muy distintas y especialidades diferentes. Asumiendo eso, se puede generalizar que hay un abuso continuado de los altos mandos. Por ejemplo, el conductor de un coronel sabe que si no cumple lo que le mandan, aunque no esté bien, como llevar a su mujer o a su hija, le van a quitar el puesto y va a acabar en el campo con un fusil. Si se retirara la Justicia militar habremos dado un salto hacia adelante.

- ¿Hay corrupción en todos los casos, desde las compras más grandes de armamento hasta los contratos de suministro más pequeños?

- En todos los casos hay opacidad, sobrecostes, corruptelas, tráfico de influencias… Si analizamos todos los casos de corrupción en los últimos veinte años, ninguno ha sido detectado por la acción de los órganos de control de las Fuerzas Armadas. Cuando yo he ido con mis denuncias, el sistema piensa que te puede controlar y cierra el caso.

- Pasado el 23F se dijo que el Ejército ya había hecho su propia transición. ¿Es así?

-No se ha hecho ninguna. La Transición es una gran mentira y es imposible que, por tanto, se haya llevado a cabo en el Ejército. Después del 23F hubo el Manifiesto de los 100, que amenazaban a la ciudadanía, advirtiendo con lo que se iba a juzgar y cómo se iba a condenar, porque condenar a Tejero y compañía era lo mismo que condenarles a ellos. Seis de esos firmantes terminaron siendo generales, más allá de los años noventa. El Capitán García Armenta, que escoltó a los autobuses de Tejero, terminó siendo General en 1998 y mandó tropas en Yugoslavia. Esa es la transición. Antes del Golpe, Tejero e Ynestrillas ya son condenados por el mismo delito que los miembros de la UMD, que les cayeron ocho años y a ellos seis meses. Es decir, planificar un Golpe de Estado estaba penado diez veces menos que pretender un Ejército demócrata.

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