Museveni aspira a alcanzar sus treinta años en el poder

KAMPALA, 17 (Reuters/EP)

Los ugandeses están llamados a las urnas este viernes en unas elecciones presidenciales y parlamentarias que se espera que vuelva a ganar el presidente, Yoweri Museveni, a pesar de la fuerte oposición de su ex aliado y rival, Kizza Besigye.

Museveni pretende cumplir más de treinta años en el poder y guiar así a la tercera economía del este de África durante un período de producción propia de petróleo, beneficiándose de los beneficios económicos y políticos de dicha explotación.

Besigye, médico del presidente cuando era un líder rebelde, al que se enfrenta por tercera vez en unas elecciones, encabeza la coalición Cooperación entre Partidos, que ha conseguido fuertes apoyos en las zonas rurales, las tradicionales bases electorales del presidente.

Kizza Besigye denunció el resultado de las anteriores elecciones apoyándose en el Tribunal Supremo, que dijo que las elecciones de 2001 y 2006 tuvieron cierto fraude, pero que no afectaron al resultado total.

Este candidato de 54 años es el único con posibilidades de ganar entre un amplio abanico de opositores. Aunque ha puesto en un situación difícil a este país de 32 millones diciendo que si la oposición no gana, será a causa de un fraude.

Besigye también ha advertido de la celebración de protestas inspiradas por Egipto y Túnez si la votación resulta fraudulenta. Además, ha prometido que ofrecerá sus propios resultados, a pesar de que Museveni le amenazó con detenerlo si lo hacía.

Por su parte, Museveni ha descartado que puedan extenderse a su país las protestas surgidas en el mundo árabe. “No puede haber aquí una revolución como la de Egipto”, recalcó el miércoles en rueda de prensa. “¿Alguien tomó el poder por medios anticonstitucionales? Eso está fuera de duda”, añadió.

Museveni, de 67 años, ha dicho que no es un dictador y que, por tanto, no debería haber en este sentido “la menor preocupación”. “Soy el mayor enemigo de los dictadores”, ha afirmado, y ha instado a Besigye a reivindicar sus quejas utilizando los causes establecidos.

Al ser preguntado por la reacción del Gobierno ante posibles manifestantes, Museveni ha apuntado que, “de la forma más humana posible”, también les detendrían. “Y ese será el fin de la historia. Y a los tribunales”, ha subrayado.

Según los anteriores ejemplos de elecciones en Uganda, ha sido una campaña pacífica, salpicada por las advertencias de Besigye de posibles actos de violencia.

“Todavía confiamos en que, si se producen incidentes violentos, serán contenidos”, declaró un diplomático occidental en Kampala, que pidió el anonimato.

Los analistas creen que no tendrá éxito el intento de convertir un fraude en las elecciones en masivas protestas como las de Egipto y Túnez debido a los bajos niveles de educación y a la falta de acceso a Internet en Uganda.

Además, el miedo que tiene la población al Ejército, que se cree que mantendrá a su fundador, Museveni, en el poder a pesar de perder las elecciones, podría desalentar las protestas. El Ejército ha dicho que respetará cualquier resultado.

POSIBLE VIOLENCIA

Actualmente, existen ciertas preocupaciones ante el posible caos desatado después de las elecciones ya que ambas facciones se acusan de entrenar milicias, aunque los analistas creen que estas tácticas son un arma de doble filo.

“El Gobierno no quiere tener nada que ver con la violencia. No desde una posición moral sino desde una posición pragmática ya que nunca puedes estar seguro de hasta dónde llegará la violencia”, declaró el analista político Nicholas Ssengoba.

En el poder desde 1986, Museveni ha dirigido a Uganda hacia un período de expansión económica y el descubrimiento de petróleo ha mejorado el interés de los inversores extranjeros.

Pero sus rivales y fuentes occidentales han criticado sus medidas autoritarias y la corrupción reinante, a la que se acusa de ser la culpable de todo, desde las carreteras destrozadas a los fallos a la hora de intentar acabar con la pobreza.

Algunos diplomáticos creen que, aunque la oposición se ha ido acercando a los resultados de Museveni, incluso una votación fraudulenta reflejaría la voluntad de la gente. Argumentan que el presidente sigue siendo popular entre los ugandeses por llevar la estabilidad al país tras un pasado violento, donde los dirigentes cedían el poder por las armas, y no por elecciones.

Cuando Uganda aumentó el límite de años para ser presidente, Museveni declaró que era importante mantener a los líderes históricos en el poder para que ofrezcan sus habilidades y su experiencia necesaria para el desarrollo.

“La economía ha disfrutado de más de 20 años de crecimiento económico, un gran logro igualado por pocos países. Pero Museveni está manchando un importante récord económico al rechazar mantenerse a un lado”, opinó el analista Joseph Lake de la Unidad de Inteligencia Financiera de Londres.

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