El Sinn Fein respalda la autoridad de la Policía y la Justicia norirlandesa
El proceso de paz en Irlanda del Norte entró este domingo en una nueva fase, después de que el Sinn Fein se comprometiese a aceptar, por primera vez en su historia, la autoridad de la Policía (PSNI) y la Justicia norirlandesas.
Así lo decidieron la mayoría de los 900 correligionarios que asistieron este domingo en Dublín al congreso extraordinario (Ard Fheis) del partido, en el que se sometió a votación la propuesta de cambio de la Ejecutiva nacional del Sinn Fein, brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA).
Tras el recuento de los votos, emitidos a mano alzada, el presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, agradeció el apoyo recibido a sus propuestas y prometió que esa victoria “histórica” servirá para construir un partido “más fuerte políticamente” con el que aspirar a lograr la unificación de la isla de Irlanda.
“Es significativo que vayamos a utilizar esta decisión para llevar hacia delante nuestra lucha. Hoy (por este domingo) hemos creado el potencial para cambiar aún más el escenario político”, aseguró el líder republicano católico entre sonoras ovaciones.
El resultado de la consulta llegó después de más de seis horas de un debate que nunca amenazó la aprobación de la moción, pero que incluyó cinco enmiendas para condicionar y limitar la futura actuación de la dirección del partido en este delicado asunto.
La Ejecutiva del Sinn Fein sólo aplicará, de este modo, los contenidos de la propuesta cuando se restauren las instituciones del Gobierno autónomo norirlandés, suspendidas desde el 2002, y se complete la transferencia de las competencias de Justicia e Interior en mayo del 2008.
La moción también proponía la participación de los republicanos en las instituciones policiales multipartitas, como el Consejo de la PSNI, órgano integrado por representantes de todos los partidos políticos de la provincia, a excepción, hasta la fecha, del Sinn Fein.
Además, se animará a la comunidad republicana a cooperar con los servicios de Policía para atajar el crimen en todas las áreas y a apoyar activamente a todas las instituciones judiciales.
Posibilidad de un Gobierno autónomo
La eliminación de uno de los pilares ideológicos más antiguos del movimiento republicano (data de 1921) abre, sin duda, la puerta a la posibilidad de que los partidos católicos y protestantes de la provincia formen un Gobierno autónomo de poder compartido.
Ahora, la pelota está en el tejado del mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) del reverendo Ian Paisley, quien en los próximos días debe responder al gesto del Sinn Fein declarándose dispuesto a cumplir con los plazos del acuerdo de Saint Andrews.
El objetivo de ese acuerdo, alcanzado por las formaciones del Ulster en octubre pasado, es restaurar el próximo 26 de marzo el Ejecutivo autónomo de poder compartido, previa celebración de elecciones legislativas el día 7.
Si el DUP no responde positivamente, el Gobierno británico podría cancelar los comicios y, en ese caso, suspendería, además, la Asamblea norirlandesa indefinidamente.
Londres y Dublín pasarían entonces a aplicar el llamado Plan B, que contempla una mayor implicación del Ejecutivo irlandés en los asuntos del Ulster, una opción especialmente aborrecida por los unionistas.
Pase lo que pase en las próximas semanas, el resultado del Ard Fheis fue otro ejemplo de la habilidad de Adams y de su estrecho grupo de colaboradores para arrastrar con ellos a la mayoría del movimiento republicano, incluido el IRA, cada vez que han dado un paso decisivo y controvertido en favor del proceso de paz.
Ese camino, iniciado por el líder nacionalista hace más de veinte años, podría estar próximo a su fin.
Después de obtener el reconocimiento del papel político del Sinn Fein como alternativa a la lucha armada en la década de 1980, de lograr la destrucción de los arsenales del IRA en 2005 y de aceptar ahora la autoridad de la PSNI, pocas decisiones puede tomar ya Adams para convencer al DUP de su compromiso con la paz.
Los gobiernos británico e irlandés, por su parte, sostienen la opinión de que al reverendo se le están acabando las excusas para continuar diciendo “no”.