Sobre este blog

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

Uniformes boñiga para el café de Judas en el aeropuerto

Café matutino en un aeropuerto. (Twitter)

Jorge Batista Prats

Las Palmas de Gran Canaria —

30 siclos de plata

Judas Iscariote, original de Kerioth o Carioth, en Judea, fue uno de los 12 Apóstoles de Jesús. Le siguió durante su predicación por Judea y Galilea y, según los Evangelios, fue el apóstol traidor que reveló a los miembros del Sanedrín el lugar donde podían capturar a Jesucristo sin que sus seguidores interfiriesen, tal como había anunciado el propio Jesús durante la Última Cena. (Mateo 26:14-75 y Lucas 22:20) El Evangelio de Juan expone un antecedente importante de la traición de Judas: el apropiamiento indebido de dinero. Judas era el tesorero del grupo y robaba el dinero destinado a los pobres (Juan 12:6). Según todos los evangelios canónicos, Judas guió a los guardias que arrestaron a Jesús hasta el lugar donde lo encontraron y según los sinópticos, les indicó quién era besándole (Marcos 14:43-46). Por su traición fue recompensado con treinta monedas de plata (Mateo 26:15), pero al poco tiempo se arrepintió de sus actos, intentó devolver las monedas a los sacerdotes que se las habían dado, y al no aceptarlas éstos, las arrojó en el templo.

Luego, desesperado ante la magnitud de su delación, se suicidó ahorcándose (Mateo 27:5) en un árbol. Según otra versión, Judas compró un campo con el dinero que obtuvo gracias a su traición, pero “cayendo de cabeza, se reventó por en medio, y todas sus entrañas se derramaron” (Hechos de los Apóstoles 1:18), por lo que “aquel campo fue llamado en su lengua ‘Aceldama’, que quiere decir Campo de Sangre”. (Hechos de los Apóstoles 1:19)

Las “treinta piezas de plata” de Mateo 26:15 son una referencia a Zacarías 11:1213, no tienen un valor monetario, sino un valor simbólico. El pasaje de Zacarías (Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo Jehová: Échalo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa de Jehová al tesoro. (Zacarías 11:12-13 RV60) menciona la suma de treinta piezas de plata, por las que han de entenderse concretamente siclos (con aproximadamente 540 g de plata), como precio que las ovejas pagan por su buen pastor; y ese precio es considerado como una afrenta. Dicha suma fue establecida también para la compensación por un esclavo muerto por negligencia (Éxodo 21:32).

Pero, ¿qué tipo de monedas eran esas 30 piezas de plata?

Si la tradición y leyes judías, además de las normas romanas, dictaban que en el templo de Jerusalén sólo y exclusivamente podían atesorarse didracmas y tetradracmas de Tiro como pago del tributo anual, la respuesta es sencilla. Por otra parte, se entregan a Judas los treinta siclos citados en Éxodo, 21: 32 y en Zacarías, 11: 12-13, el pago sólo pudo consistir en treinta tetradracmas (siclo y tetradracma eran equivalentes). Es decir, el Sanedrín pagó a Judas en las monedas que formaban parte del tesoro del templo, y no en otras. Concretamente las validadas por el templo: las acuñadas en Tiro. El shekel de Tiro fue acuñado en esa ciudad fenicia entre los años 126 a.C. y 57 d.C. y era la moneda de plata que más circulaba en la Palestina de la época hasta Mesopotamia. Como la administración romana no permitía a los judíos que emitieran moneda de plata, pero sí de cobre, debían pagar el impuesto anual al Imperio con los tetradracmas o siclos. El siclo era una unidad de peso hebrea que llegó a variar, según la época, de 9 a 17 gramos. Por ejemplo, el siclo de plata con el que se le pagó a Judas por la traición a Jesús era de 14’4 gramos, lo que hace un total de 432 gramos de plata, casi medio kilogramo de plata. Su diámetro varía al ser su fabricación manual, pero poco, en torno a los 28 mm. de diámetro. Un siclo equivalía a 4 dracmas. Lo que implica que un dracma, en el caso del siclo de 14’4 gramos, correspondía a 3’6 gramos de plata. El valor de cada tetradracma era de 4 denarios romanos, o sea que al cambio Judas cobró 120 denarios de plata. Teniendo en cuenta que en época de Augusto un muy buen salario mensual eran 20 denarios (un legionario cobraba 18), Judas fue muy bien pagado por su servicio como delator. Pero veamos con qué tipo de shekel, siclo o tetradracma de Tiro fue pagado Judas: en el anverso, busto laureado (con corona de laurel) del dios fenicio Melkart (Baal), a derecha, con la piel de un león anudada al cuello. Es un anverso del tipo anepígrafo, es decir, sin fecha. En el reverso, un águila, de pie, a izquierda. Detrás, una hoja de palma. El águila está posada sobre el espolón metálico de un barco de guerra. En el campo derecho (bajo la hoja de palma) la letra “Kaph” (la número once del alfabeto hebreo). En el campo izquierdo, dos letras griegas que implican el año de emisión de la moneda. El reverso si tiene leyenda: “Turouieras Kaiasulou”, lo que significa literalmente “De la ciudad de Tiro, la sagrada e inviolable”.

(José María Martínez Gallego)

“Una vaga astronomía de pistolas inconcretas”

Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras. Con el alma de charol vienen por la carretera. Jorobados y nocturnos, por donde animan ordenan silencios de goma oscura y miedos de fina arena. Pasan, si quieren pasar, y ocultan en la cabeza una vaga astronomía de pistolas inconcretas (…) Pero la Guardia Civil avanza sembrando hogueras, donde joven y desnuda la imaginación se quema.

Es obvio que este texto debía comenzar con el Romance de la Guardia Civil Española de Federico García Lorca. Era obligado, pese a que el pianista, poeta y dramaturgo fue asesinado por la dictadura franquista hace 80 años y los tiempos, como anunciara Dylan, hayan cambiado y sigan cambiando. Continúa el misterio agazapado en ojos y zarpas, mientras las respuestas vuelan ligeras sin que nadie logre capturarlas. El historiador e hispanista Ian Gibson destaca que el relato mecanografiado el 9 de julio de 1965 en Granada por un policía que quiso mantener el anonimato no deja dudas sobre la responsabilidad política del ejército franquista en la detención y asesinato del poeta en 1936. “El informe es contundente y demuestra que no fue un asesinato callejero, que fue sacado del Gobierno Civil para asesinarlo. Ellos mismos lo dicen”, señala Ian.

Han pasado muchas estaciones desde entonces y Federico – siempre lo fue – es parte de la memoria histórica del criminal enfrentamiento fratricida escrito con dolor, sangre y tortura. Una guerra civil ya para siempre en el inconsciente colectivo de los españoles, sepan o no de ella.

Ha cambiado mucho la Guardia Civil desde que Lorca la retratara con poesía impotente. En carne viva. Severa. Ya no serían aplicables los versos de aquel romance – Rosa la de los Camborois gime sentada en su puerta con sus dos pechos cortados puestos en una bandeja. Y otras muchachas corrían perseguidas por sus trenzas, en un aire donde estallan rosas de pólvora negra – porque el instituto armado ha acusado muy positivamente el fluir del tiempo y sobre el albero de España también ha dejado la sangre de la inocencia, fundamentalmente en la lucha contra el terrorismo de la banda criminal ETA. No obstante, como en todo colectivo, hay focos de podredumbre que estallan manchando de basura indeleble la ética, la dignidad y hasta el alma.

El esperpento tiene aliños de todo tipo, de modo que, en un país donde la corrupción es de hoja perenne, no es extraño que los uniformes también resulten corroídos por ese ácido que es la codicia. Hay quienes combaten la pérdida de poder adquisitivo con la contención del gasto. Otros, en todos los niveles sociales y áreas profesionales, optan por aplicar la terapia de los hampones. Son los Pseudólogos revisitados de la Mitología griega. ¿No dejas nada para café? ¿Cuánto vas a pagar? ¿No sé por qué me dejaban dinero en la gorra?

10 eran 10 que jamás deberían volver a llevar el uniforme de la Guardia Civil. Mentirosos, cuentistas, mendaces, fuleros, farsantes, embusteros, boleros …

Porque, con pistola al cinto, no se representan a ellos. Son el pomo de la puerta de entrada a España y a la UE; son la primera imagen a contemplar en una región que vive del turismo; son vulgares chorizos que jamás tocaron el manto de la Virgen del Pino. No en lo que a sentido religioso se refiere sino a moral. No me corresponde a mi juzgar, pero la fiscal Teseida García pidió el pasado miércoles un veredicto de culpabilidad para esos diez guardias civiles destinados en 2008 en la oficina fiscal del aeropuerto de Gran Canaria, al considerar probado que cometieron cohecho y falsedad y que “nunca merecieron llevar” el uniforme del cuerpo.

La defensa del sector primario

Un periodista o un escritor jamás tocarán techo. La imaginación no lo tiene. Sí pueden tocar fondo, porque al igual que hablaba de la Guardia Civil, también son susceptibles de ser comidos por el gusano que emponzoña la manzana del honor. Que estaba yo muy temprano en ese bar de enfrente del Ayuntamiento que El Ayuntamiento se llama y que tiene como sombrero la sede de la pesocialdemocracia. Es decir, que la tentación vive arriba. Y en ese ensoñar que da la falta de sueño pensaba que al momento caerían por la ventana Pedro Sánchez y Susana arrebatados de un irrefrenable impulso de amor, mientras Patxi López bendecía el acto de despeñarse como la excelencia en el acercamiento a Dios. Pero los sueños, sueños son. De modo que me puse a buscar título para estas letras. Así que iba a colocar arriba del todo: “Uniformes cagados …” No. La amplificación que genera un titular merece el esfuerzo de un pensamiento osado y cuidado a la vez. Así, coloqué boñiga que, siendo cagajón y excremento, al ser enfrentado como vocablo no genera esa repulsión que a veces es preciso evitar al escribir. Lo del café, por si no lo saben, hace referencia al destino que pretendidamente los picoletos corruptos querían para sus mordidas. En cuanto a Judas, fue el nombre elegido para la operación de limpieza. Con lejía, zotal y, presumiblemente, unos añitos a la sombra.

En lo que daba cuenta antes de abonarla de un bocadillo secesionista de pa, tomàquet i pernil, translúcido en su contenido, recordé que la meteorología alertaba de que la RTVC podría irse a negro, tras los maquiavélicos y rocambolescos tejemanejes que ha venido sufriendo desde hace años. Irse a negro, es decir, quedarse de dicho color la pantalla, aunque la expresión resulte políticamente incorrecta a los meapilas al uso y abuso. Que se nos va a negro, lo que en absoluto quiere decir, como ya andan señalando por ahí, que los estudios se trasladan a Senegal o Guinea Conakry. La radio también se iría, pero no a negro sino al carajo. Las ondas son díscolas y caprichosas si no se las ata en corto. En fin, tal vez cuando lean este Premium, ya sepamos algo más acerca de lo que viene siendo una merienda de negros dirigida por un blanco. Me quedo con Ana Magnani. ¡Qué cosas!

Decía antes, durante y después, que la capacidad de asombro de un periodista es infinita, a menos que Albert se levante de la tumba y se pronuncie en sentido contrario. Trae p’acá este periódico de pulso algorítmico. ¿Cómo? ¿Que sin dejar lo de las grúas bien atado, Clavijo Fernando se ha lanzado a la horticultura para rebajar el impacto de la ley del suelo, pavimento, empedrado, calzada, adoquinado o Vía Apia sobre el paisaje archipielágico? Pues sí. Y, dice el señor Sosa, que el cultivo ha comenzado por el perejil y el cilantro, cosa que parece muy lógica dado que en nuestra gastronomía tenemos el caldo papas, el mojo verde, el pescao a la plancha y las lapas – Lorca otra vez: Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura -. Sorprende de Clavijo tanto su destreza en deshojar la margarita antonana (sirve para dormir a los bebés) – esto pa mi, esto pa ti – como su versatilidad de hombre de estado de la nacionalidad en Muro que veo, Muro que voy p’allá, escalada de Wall Street y retirada de coches mal aparcados. Que sí, que aunque ahora quiera robarle a Nueva Canarias la rebaja de las tarifas aéreas y marítimas, es preciso y justo concederle que lo mismo incide con fuerza en el diseño de la política exterior que trinca una maceta y se planta. No pierde el tiempo. Haya calor, calima, bochorno o situación bochornosa.

Haciendo campaña al andar

Se hace campaña al andar. Y al volver la vista atrás, se ve toda clase de bichos muertos que en la sabana acabo de dejar. Que quiero decir que, al celebrar los 40 años de democracia – para mi, régimen de partidos al aroma de la corrupción – Felipe VI ha admitido públicamente que lo de Franco fue una dictadura inadmisible, sin caer en la cuenta de que está donde está porque su padre se saltó con o sin pértiga a su abuelo – de su hermano no hablaré hoy – y pactó con el Caudillo una monarquía que el propio Don Juan calificó desde Estoril como “monarquía sin honor”.

Es curioso o no lo es tanto que el apodado Campechano no fuera invitado al Congreso a decir unas palabrejas – ya era demasiado fuerte la combinación rey – rey emérito en la Cámara – él, que ha dicho estos días haber sido el camión de la Transición, sin citar para nada el frustrado golpe de Estado del 23-F de 1981. Ese mismo día, pero en 1455, Johannes Gutenberg fabricó en papel la primera Biblia en una imprenta. No obstante, no decía nada del Alzamiento.

Aunque se respiran aromas republicanos en ese entenderse entre PSOE y Podemos – y seguro que por ello – la construcción del discurso real estaba dirigida a, mediante golpes de efecto, hacer efectiva en las mentes ciudadanas esa transversalidad tan de moda que viene a decir como ya dijo Facundo: no soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad … Es decir: virgencita, virgencita, que me quede como estoy. Que yo valgo lo mismo para un roto que para un descosido.

Dicen por ahí que, eliminado Mataelefantes John, la monarquía ha recuperado el aprecio de los españoles. En cierta medida, sí, pero aplicando una importante tasa de descuento. Toda la actividad promocional de la Casa Real ha estado basada en la señora Letizia, sus modelos, sus joyas, sus peinados, su delgadez, su presunta anorexia y su voy y vengo con mis amigas y amigos – entre ellos, el caballero López Madrid – por cervecerías y risas. En gran parte, se trata de una operación monárquica estética sin calado alguno. Para bibliotecas de peluquerías de señoras, unisex o LGTBI.

Y a Cubillo me lo dejaron hecho Cristo

Aprovechando que el personal estaba reunido en el Congreso, Felipe VI condecoró sin mucho decoro a Rodolfo Martín Villa, acto que levantó un gran cabreo por parte de la oposición. Villa, al que no le pusieron Pancho de milagro al inscribirlo en el Registro Civil, fue ministro franquista de Gobernación entre 1976 y 1979 y es considerado responsable de la masacre de Vitoria de 1976, cuando los cuerpos y fuerzas de seguridad franquistas abrieron fuego contra un grupo de trabajadores en huelga provocando la muerte de cinco personas y más de 100 heridos.

En lo que atañe a esta parte de la Macaronesia, el abogado y líder independentista Antonio Cubillo, cabeza del MPAIAC, periodista radiofónico desde Argel (Argelia) y jefe del padre de Clavijo Fernando, quedó hecho un ecce homo cuando dos elementos, dicen que enviados por el tal Villa Martín, le dieron un repaso al estilo Corleone. Rodolfo, se cuenta, quería que Radio Canarias Libre se fuera – a negro o al carajo – como la RTVC, pero a lo bestia. La Audiencia Nacional manifestó que los sicarios golpeadores “pertenecían al aparato policial español de la época”. El encargo era liquidar a quién creó las Fuerzas Armadas Guanches – 200 bombas con heridos y un policía muerto en 1978 al desactivar dos kilos de explosivos – y pretendió eliminar la peseta para implantar en el territorio discontinuo el áfrico, cuya paridad no se estableció jamás en los mercados mundiales de capital. Pese a que don Antonio era bajito y flojeras, no cayó muerto, aunque quedó descalabrado como Quijote contra molinos. El proyecto de Cubillo acabó como acaban los disparates: en nada. No obstante, nunca dejó la lucha independentista e intimó con Don Pepito, director de El Día, a quién no le importó cambiar la línea editorial una vez más para convertirse en el terror del godo, del godo jediondo y de Santiago Pérez, político lagunero y pesocialista al que hasta le decoraron la casa. Una coña. Sí señor. Una coña.

Epílogo

En la abrupta Sierra de Gata, Alfonso XIII visita Las Hurdes

Junio de 1922. En 52 alquerías, más de 7.000 seres humanos mueren de

hambre y abandono

Sobre este blog

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

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