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“Contigo podemos” no es un bolero y Tsipras va pudiendo

Presentación de Contigo Podemos Gran Canaria.

José A. Alemán

Las Palmas de Gran Canaria —

Aunque lo parezca, está claro que nada tiene que ver con aquello tan bolérico tipo “contigo aprendí las cosas buenas de la vida”, salvo en lo de tutear al respetable público; lo que es comprensible pues el “usteo” resta poesía, rebaja la intimidad de las tristes añoranzas por los amores perdidos y los lamentos sobrevenidos después de que el tercer o cuarto whisky haya esponjado el corazón del escuchante/a. Insisto también en que no es un bolero no vaya a ser que alguien recuerde el origen cubano de este género musical y me vea obligado a reconocer que sí, que lo es, pero de la Cuba anterior, muy anterior, a la de Fidel para alejar las sospechas de castrismo chavista o de chavismo castrista, que ya ni sé.

Como se estarán preguntando a qué viene el párrafo anterior, diréles que “Contigo Podemos” es el nombre de una de las candidaturas que se disputarán la dirección grancanaria del partido de Pablo Iglesias en las elecciones a celebrar del 9 al 13 de este mismo mes de febrero. Lo harán frente a la otra candidatura, la denominada “Claro que Podemos”, que llega un punto más allá en su afirmación de que poderse, se puede. Pero me llamó la atención que, a pesar de pertenecer a una fuerza política más que emergida, a juzgar por la manifestación de Madrid, reproduzcan los de “Contigo” tics propios de la tan denostada vieja política sin caer en la cuenta de que el tic marca el instante previo al tac que señala el avance. O sea, que con el tic ahí te quedas mientras el tac sigue adelante para dar entrada al tic siguiente y enseguida a otro tac que vuelve a ser tic y así sucesivamente hasta que se acaba la cuerda. Y digo cuerda porque me refiero a los viejos relojes, que son los que “tictaquean” y permiten oír el paso del tiempo, no los silenciosos de hoy, que solo indican que se te hace tarde.

El tic de los “Contigo” debió trabarse en la repetitiva historia de los mogollones carnavaleros con los vecinos hasta los mismísimos del ruido, el vocerío, los excrementos y las inmundicias propias de las multitudes de educación cívica más que minoritaria. Parece lógico que se trate de pescar votos en un estanque alborotado por las influencias lunares tirando ya para la amanecida, pero está feo en este caso. No tanto por el hecho en sí sino porque, según ha revelado la propia candidatura, se ha dirigido a los vecinos protestones para que se dejen de boberías y retiren la denuncia: no solo adoptan la postura del alcalde Cardona, también en lance electoral, sino que dan la razón a los que han intentado “escrachar” a los doloridos; y a este periódico, que lamentó el otro día que no haya merecido iguales desvelos la Biblioteca de San Telmo, a pesar de ser candidatura de abundancias curriculares. Tic, pues. Pero un tic trabado en el intento de convencer a los vecinos de que el alcalde Cardona tiene razón al señalarlos con el dedo. Tic sin el tac de un análisis de situación beneficia, ya digo, al alcalde que oculta su prepotente negligencia señalando a los vecinos como únicos responsables del estropicio carnavalero; del que no llegará la sangre al río, presumo... En definitiva: “Contigo” respalda la prepotencia del PP que, en este caso, ha llevado a Cardona a pensar que le basta para tapar su mala gestión jugar con las personas; con las que no conciben, legítimamente, verse privados de su fiesta y con los derechos no menos legítimos de los vecinos al descanso. Dicho en otras palabras, que son las mismas: Cardona señaló a los vecinos a los que piden los de “Contigo” que retiren la denuncia. Los convierten así en chivos expiatorios cuando el verdadero chivo, en este caso “explicatorio”, es el alcalde. Más que populismo veo en este asuntos populacherismo.

Con todo, lo peor para mí es el perjuicio a los puesteros y feriantes, que cuentan con estos regocijos populares no para vivir por encima de sus posibilidades sino para tener posibilidades de vivir. Si me permiten un palabro grueso, es una canallada, más allá de la frustración de los carnavaleros, colgarle el muerto a los vecinos y cargar la escopeta de los puesteros y feriantes. Por utilizar la “nomenclatura” de Podemos, los de “Contigo” se han puesto del lado de la casta y debería andarse con ojo Román Rodríguez que, según las bífidas lenguas, no anda lejos de los de “Contigo” que siguen trabados en el tic de modo que como no le den un manotazo, cariñoso por supuesto, al reloj no lograrán que salte al tac.

Párrafo aparte merece la diputada velazqueña Ana Oramas que llamó “goda” a la magistrada que ordenó el cese de la actividad carnavalera nocturna. Yo no sé si lo es o no porque no tengo el gusto, pero convendría recordarle a Oramas que ser godo/a no es una procedencia sino un proceder y que el calificativo indica con demasiada frecuencia más falta de argumentación que otra cosa. No estamos tan escasos de godos como para andar largando el calificativo sin ton ni son. Sobre todo cuando hay canarios agodados por su proceder, sin más penitencia que la de vestirse de típicos el día del Pino. No obstante, Oramas está arrepentida de su flatus vocis, lo que no es frecuente entre políticos.

El funambulismo de Pedro Sánchez

Me dejó asmado, como se decía en lo antiguo, la pirueta de Pedro Sánchez al firmar con Rajoy el pacto antiterrorista contra los asesinos yihadistas, sus émulos y cooperantes. Por lo visto, dicen, lo anhelaban los españoles y me pareció percibir en las palabras de Rajoy tras la firma que sus intenciones van más lejos, o sea, más cerca, no sé si me entienden. No olviden que miembros del partido del Gobierno y sus extensiones mediáticas suelen emparentar a opositores a su política con el terrorismo. Como cuando acusaron a Zapatero de tener acuerdos con ETA de los que resultó el terrible atentado de los trenes de Atocha. Esta infame tesis pretendía salvarle el palmito a Aznar proclamando la autoría etarra para que no tomara cuerpo la evidencia de una represalia islámica por la participación española en la ilegal agresión a Irak. Aquel empeño pepero, en el que hubo de todo, marcó de principio a fin la primera legislatura de Zapatero, crispó gravemente el ambiente político y aunque sea cierto que esas cosas deben superarse por el bien de todos, tampoco están de más ciertas cautelas; por ejemplo, asegurarse de que hay una red debajo si te metes a funambulista como ha hecho Sánchez. El PP ha demostrado no ser de fiar.

Desde luego, es cierto que la dimensión de esta nueva forma de terrorismo no encaja bien en los supuestos de un Código Penal especializado en ETA. Era preciso articular una respuesta adecuada, es decir, distinta. Y no creo que haya alguna fuerza política que no esté de acuerdo en ese punto sin necesidad de firmas ni de discursos ante las cámaras. Es responsabilidad del Gobierno disponer los medios para dar la batalla; desde coordinar a los cuerpos de seguridad y mejorar los servicios de información hasta estrechar la colaboración policial y judicial internacional, y de la oposición apoyar sus iniciativas en ese sentido. No comprendo la necesidad de solemnizar pactos como no sean dirigidos al “mercado” interior.

Pedro Sánchez, a lo que iba, se prestó a la escenificación. Y lo hizo a los pocos días de votar, junto con toda la oposición, contra la recuperación de la cadena perpetua, denominada de manera más fina para evitar la imagen del presidiario que arrastra gruesa cadena con el correspondiente bolón de hierro. Su decisión de firmar el pacto con Rajoy lo presentó como acto de responsabilidad con un curioso subterfugio: el texto del documento dice que a los delitos de terrorismo merecedores de la máxima pena se les aplicará la que en cada momento figure en el Código Penal. Una precisión jurídicamente innecesaria que debe interpretarse en la clave política de permitir a Sánchez salvar la cara con el subterfugio de que cuando llegue al Gobierno se dará más prisa en eliminar la cadena perpetua que Tsipras en montarle el pollo a la UE. Un sí, pero no como el de la jovencita que confiesa a sus padres que está embarazada, pero solo un poquito. Rajoy aceptó dejarle esa escapatoria formal en plan de por ahí me las den todas porque ya no sería presidente para entonces.

Por último, se ha sabido que la iniciativa pactista no fue de Rajoy sino de Sánchez. La verdad es que no me sorprendió la noticia sin que llegara a creérmela del todo; hasta que el secretario general socialista anunció su disposición a cuantos pactos se le presenten por razones de Estado. Un cesto en el que caben muchas cosas; medio embarazos incluidos. Debió animarle el apoyo público de Felipe González a la firma con Rajoy del otro día. Por responsabilidad de Estado, claro, la muletilla que justifica casi todo. Aunque no faltan quienes bajan a pie de calle tanta proclamada altura de miras y sospechan que Sánchez se ha convencido de que por la izquierda poco tiene que rascar, que Susana Díaz viene lanzada y no acaba él de consolidar su liderazgo porque en su propio partido dudan de que lo tenga. Esas constataciones, dicen, le han aconsejado virarse al lado contrario y agarrarse al bipartidismo frente a los advenedizos que van a por él. Más vale pájaro en mano y Rajoy encantado de que siga en el hoy tú, mañana yo. Tic, tic, tic sin un maldito tac.

Valora no es gerundio

El Ayuntamiento de Arucas le ha quitado a la empresa Valora la gestión de la recaudación municipal y dice su alcalde, Ángel Víctor Torres, que han aumentado los ingresos y el trato al contribuyente. Valora, uno de los regalos a la isla de José Manuel Soria, es un organismo público del Cabildo del que se sospecha, según la Prensa y ni les cuento de los corrillos, que ha espiado cuentas fiscales y otras gracias entre las que figuran adjudicaciones a un grupo empresarial alicantino representado aquí por un ex directivo de la propia Valora y miembro de la ejecutiva insular del PP, dicho sea por si alguien duda del ámbito político en que se mueve la empresa. Con este hombre, Soria, ya digo, no salimos de una para meternos en otra y le rogaría yo, a poder ser, un poquito de contención que permita a quienes glosamos sus hazañas un tiempito para irlas asimilando.

Viene el comentario a cuento de que José Miguel Bravo informó que en la reunión del grupo de gobierno insular se abordó este lunes la cuestión y se acordó pedir informes complementarios para confirmar o negar los hechos ya denunciados públicamente y en los que el alcalde aruquense no entró ni salió para que no lo acusen de meterse en asuntos de personas mayores. Ya veremos lo que sale de ahí, si es que la transparencia alcanza a que nos enteremos. De momento parece que hay peperos a los que no les va eso de la transparencia y dicen por las esquinas, que no son transparentes pero dejan escuchar, que la iniciativa indagadora de Bravo la mueve el despecho porque Soria lo ha dejado o quiere dejarlo fuera de la candidatura al Cabildo, para colocar a Australia Navarro que es, eso si es verdad, mucho mejor mandada.

No descubro nada diciendo que Bravo es un buen activo del PP. Es el pepero con mejor imagen en sus filas, en las filas rivales y entre los que no se enfilan ni de coña. Como acostumbro, salvo fuerza mayor, a no entrar en las motivaciones íntimas de las acciones ajenas, salvo que sean evidentes y relevantes, me limitaré a decir que Bravo ha hecho con Valora lo que debía. Hasta el punto de dejar para otro día la cuestión de quien es el rey en el país de los ciegos para asegurar que es el candidato de más peso de su partido, cosa que cabrea a Soria. Son conocidas las circunstancias en que lo defenestró Soria con sus malos modos habituales y cuanto se esforzó en mantenerlo en el ostracismo. Pero, ya ven, volvió en lo que unos vieron un indicio del debilitamiento de Soria, otros que fue el precio pagado por el muy ministro para que Rajoy lo sentara en los escaños del Gobierno. Son numerosas las versiones y confieso que nunca me he molestado en averiguar cual se acerca más a la verdad. No me interesan. Es suficiente saber de algunas de las malas faenas que ha hecho aquí para tener claro que, en efecto, es un ser que no puede ser.

La privatización de AENA y la reserva india

Hay una película, Centauros del desierto, si mal no recuerdo, en la que John Wayne discursea sobre la poca constancia de los indios. Según su personaje, los indios no son capaces de buscar durante años a una persona, cual era el caso del personaje que encarnaba en la película. No comprenden ese tipo de empeños. Abandonan enseguida, dejan la pradera perdida de muñecas de trapo de la niña que raptan, de biblias sin el nihil obstat romano y de órganos para alabar a Dios destrozados, con sus partituras revoloteando desperdigadas entre el polvo. De lo que se olvidan con la misma; que es por lo que en ocasiones comparo a los canarios con las indiadas de los westerns al observar la cantidad de asuntos que surgen, levantan alguna o mucha polvareda en los papeles y se hunden en las hemerotecas al surgir otro que correrá la misma suerte. Tengo un amigo que suele clasificar los escándalos y la importancia de los temas según los días y las semanas que permanezcan en los papeles; asegura que no hay uno que haya rebasado el mes. Sería el caso de AENA pues no es nada novedosa la intención de privatizarla y bastante se dijo en su día hasta que dejó de hablarse sin que por eso Madrid abandonara el asunto. Le vino bien que aparecieran otros temas y ni les cuento de las prospecciones petrolíferas que llenaron toda la escena durante algo más de tiempo no tanto por la constancia isleña como por la contumacia de Soria en que nos las tragáramos crudas, nunca mejor dicho.

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