Un himno a la vida

Cierta funcionaria de la cultura, que jamás vemos en ningún evento cultural, me refutó en alguna ocasión que la literatura y presentar un libro es propio del siglo decimonono, para un estrecho círculo de familiares y algún amigo por compromiso. No sé qué cara pondría esa funcionaria ‘de la cultura’si hubiera pasado por La Calle Real, 21, el pasado viernes 12 de junio y encontrarse con una ávida multitud asistente a la presentación en La Palma del nuevo libro de poesía, de la escritora Rosario Valcárcel.

Formamos parte de una sociedad, puede que no nos guste esa sociedad, pero, sin duda, estamos inmersos en ella y asistimos -se quiera o no- a esa circunstancia histórica y el artista ofrece su sentimiento honrado con la poesía de los días y compromete su obra con la sociedad en que vive, a los problemas de su tiempo.

El evento, en el ameno patio donde radica el Espacio Cultural La Real, 21, la sede de la Asociación Cultural Tagoror, la cual convirtió a la noche en un canto a la vida, en una mágica fiesta a los amigos. Fuimos deleitados con las intervenciones de Jorge Guerra e Ima Galguén, en la parte musical, y con las lecturas de Ángeles Guerra, Carlos Catana y en voz de la propia autora.

La literatura es esencial en el amor a la vida y enaltece la sensibilidad hacia el resto de la humanidad. Un escritor forma parte de su tiempo. Cuando un escritor desnuda su lenguaje, se hace carne y latido de la gente sin que nada de lo que acontezca a su alrededor pueda ser indiferente.

Decir que a casi nadie le gustan los versos y que el mundo de la poesía es ficticio, es negar que existen otros mundos, no solo el terrestre. La poesía es la vara mágica que no permite aburrir la palabra constante.

En ocasiones la cultura se renueva con nuevas formas de escribir. Hoy, cada vez hay más poetas y quizás mas difundidos y menos leídos. Como en alguna ocasión, su compañero de vida, Luis León Barreto, comentó en otro trabajo: Hoy la poesía se disuelve entre los flashes de las redes sociales, todo es prisa, todo es espectáculo, todo es un tatuaje efímero, todo se olvida a los cinco minutos... Rosario Valcárcel es baluarte de esa dimensión que llega al sentimiento, lo mismo a un erudito que al hombre común.

Rosario Valcárcel encuentra en cada verso de este libro el vehículo preciso donde explayar su propio lenguaje libremente con un tono adolescente, profundamente íntimo de confesiones, con un erotismo desgarrador. En ella todo está perfectamente ordenado, no hay pasado ni futuro, habita su mundo y lo llena de cuanto le rodea, palpitando en toda su obra el aliento revelador de vida. Ella sabe que esa entrega tiene un precio y para ello, trabaja una decena de horas al día, en la narrativa, la poesía y el periodismo, horas robadas al sueño y otros encantamientos, y lo vierte lleno en el mundo de sus amigos, como este hermoso Himno a la vida.

El libro es un homenaje a La Palma con una extraordinaria portada e ilustraciones interiores del pintor palmero Arsenio Morales y edición de NACE (Nueva Asociación de Escritores y Editores en Canarias), con prólogo del palmero Antonio Arroyo Silva, no en balde está dedicado en su conjunto A mi isla adoptiva, La Palma y cada uno de los poemas, a un ramillete de amigos palmeros; iniciando La plaza de Aridane, dedicado a su infancia en Los Llanos de Aridane y sus abuelos Marietta y Julio, donde la abuela, fue la telegrafista de Los Llanos de Aridane y la primera mujer en alcanzar el bachiller en La Palma.

Se sumerge en temas escabrosos y nos hunde con ellos, con una cotidianidad colectiva y personal, a un mismo tiempo; emergiendo luego y nosotros junto a ellos, hechos poemas donde la belleza es, a la vez, una virtud y una búsqueda.

El libro está dividido en otras cuatro partes, la primera, es el poemario que ganó el XVI Concurso de Poesía Domingo Acosta, en Santa Cruz de La Palma, en 2013, la segunda parte, obtuvo una mención especial en el Sexto Concurso Internacional de Poesía ‘El mundo lleva alas’, en Miami, Estados Unidos, en el 2014 y en la tercera parte, encontramos el poema ganador del primer premio del Concurso Internacional del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de La Palma, en 2011, y el poema seleccionado para el libro Mapa infantil para un juego de damas, editado por la Plataforma de Organizaciones de Infancia.

Después de su presentación en el Museo Poeta Domingo Rivero, en Las Palmas de Gran Canaria y las Ferias del libro de La Orotava, en Tenerife, y la Feria del Libro de Las Palmas, gozamos, al fin, el compartir este gran rato, como una fiesta de emoción y alegría, para sus amigos palmeros.

Saludamos esta nueva obra de Rosario, sumándose a ‘La Peña de la Vieja y otros relatos’; ‘Del amor y las pasiones’; ‘El séptimo cielo’; ‘Las máscaras de Afrodita’; ‘Sexo, corazón y vida’; ‘Moby Dick en Las Canteras Beach’; además de ser incluida en otras antologías y libros colectivos y realizar prólogos y colaborar en periódicos y revistas, en digital y papel.

Discrepo en lo que se cree y se escribe en cuanto el precio que debe pagar el poeta, donde siempre está solo, aislado. En ese caso, Rosario Valcárcel no fuera poeta, ella siempre está rodeada de amigos.

Resulta difícil encontrar una semana en la que Rosario no es invitada a inaugurar exposiciones de pintura, escultura, programas de música, impartir talleres, conferencias y otros actos institucionales, además de presentar libros de amigos y apadrinar nuevos hacedores de la cultura, dejando la piel en cada ofrecimiento. Ha sido traducida al rumano, alemán y francés.

Nadie puede predecir el juicio de la posteridad, pero Rosario Valcárcel, la gran autora de la literatura erótica en Canarias, ya ocupa su lugar. Ella nos invita a su música. Y nos deslumbra.