Voces vecinales, dibujos, Wikipedia, comunal y vigilantes del suelo: 5 proyectos ciudadanos sobre la Dehesa de la Villa
El domingo por la mañana la floración y los vecinos en bañador se superponían en el paisaje de la Dehesa de la Villa. Ente la comunión diversa de vecinos con ganas de buen tiempo destacaba un grupo numeroso de paseo guiado por el parque. A eso de las doce y media, llegaban al Centro de Información y Educación Ambiental de la Dehesa de la Villa, donde se habían de presentar las distintas experiencias de los laboratorios ciudadanos que se desarrollaron (o empezaron a hacerlo) los días 15 y 16 de marzo.
Una iniciativa lanzada al viento de la colaboración ciudadana por Espacios Comunes Lorenzana, la Asociación Hebras de Paz Viva y el Espacio Bellas Vistas (junto con numerosos colectivos y vecinos también). Primero, se plantearon proyectos (y se presentaron). Luego, se apuntó la gente a los que más le interesaban. En penúltimo lugar, se empezaron a trabajar durante los dos días que hemos señalado. Y no hay un último, o, al menos, eso se pretende con los cinco proyectos que finalmente salieron, que tienen vocación de hacer germinar las semillas.
La presentación comenzó con el proyecto Voces de la Dehesa, que pretende recoger historias de vida ligadas al bosque urbano. Pili, por ejemplo, es memoria viva del barrio de Valdezarza aunque no sea materia de estudio de los historiadores. Vendía a la intemperie tabaco suelto y prensa en unos cajones. Con el tiempo, montó un quiosco al uso, donde estuvo mucho tiempo despachando con sus guantes sin dedos al vecindario hasta que, hace pocos años, se jubiló. Ya disponemos de audios que recuerdan su quiosco, los merenderos y el insorteable Cerro de los Locos. El paseante curioso podrá encontrar nexos a estas voces a través de códigos QR.
Muy ligado al anterior, en cierta forma, está el proyecto de Retratos y paisajes, que ha reunido a amantes del dibujo para plasmar los espacios. “Son retratos porque hay que entender la Dehesa como un sujeto, no como un objeto”, dijo acertadamente un vecino durante la presentación. Han empezado por la curva de los cumpleaños, el parlamento en el Cerro de los Locos o algunas de las especies arbóreas de la Dehesa. Pretenden, como no podía ser de otra forma, confluir con los cazadores de voces de la memoria para seguir añadiendo texturas a los retratos sociales.
Aunque el grupo de Wikipedia no pudo estar presente, gracias a su trabajo ya hay nuevos rincones de la Dehesa en la enciclopedia por excelencia en internet. La popular fuente de la Tomasa, por ejemplo. Pronto serán muchos más.
Y laboratorio adquirió la forma mental en la que uno imaginaría al científico –con bata blanca y pipetas– durante la explicación del grupo que se planteó examinar la calidad del suelo de la Dehesa, la base sobre lo que sucede todo lo demás. Con la metodología de los Vigilantes del suelo, un proyecto de ciencia ciudadana de nombre autoexplicativo, mostraron gráficas e hipótesis tempranas. Queda mucho trabajo por delante pero dejaron a todo el mundo prendado de las apreciaciones sobre la captura de lombrices y las implicaciones de su presencia para determinar la calidad de los suelos.
La jornada acabó con la presentación de un grupo que nos invitaba a pensar la potencialidad de la Dehesa como el comunal que fue en siglos pretéritos y podría volver a ser. En consonancia con el espíritu de las comunidades de villa y tierra que los inspiran se leyó un pregón con la dulzaina de un vecino de fondo. Las ramificaciones del proyecto se extenderán a Espacios Comunes Lorenzana (en el número 2 de la calle del mismo nombre) con un debate el próximo 16 de mayo a las 19 h. sobre el pasado, el presente y el futuro del comunal. Estarán presentes el ensayista César Rendueles (acaba de sacar el libro Comuntopía) y el cabrero estudioso del comunal Kiko Bardají.
En el acto hicieron acto de presencia miembros del tejido vecinal clásico, vecinos de menos tiempo y curiosos de otros barrios atraídos por la experiencia en sí. Viejos y nuevos enamorados de la Dehesa todos, unidos por el trabajo sobre el parque y la conversación (con tortilla y macedonia de frutas) al final de la jornada. Quedaron en herencia hebras de las que seguir tirando, como una visita a las instalaciones del contiguo CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) por parte de los vecinos, que se ha programado para próximas fechas.
El año que viene, nos cuentan los organizadores, habrá una nueva convocatoria, que no partirá ya de cero, sino que crecerá sobre el humus –repleto de lombrices que verifiquen la buena salud de su suelo, esperamos– que se ha generado en la edición de este año.
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