Que el nombre lo pongan los palmeros. Y punto
Estimados presidentes, alcaldesas, alcaldes e instituciones.
Pero, sobre todo, queridas y queridos palmeros.
Hace un tiempo que escribí sobre el futuro nombre del volcán. Escribí para dejar claro lo importante que es para cualquier persona, marca, empresa o institución su nombre. Al respecto publiqué un artículo en este medio que llevaba por nombre ¿Y si lo llamamos cabrón?
Era un artículo para expresar la importancia de dar un nombre adecuado al volcán. Un nombre que tenga significado y que haga memoria para que nunca olvidemos lo que este volcán ha significado.
En dicho artículo me refería al volcán como Volcán Cabrón, pero no era una propuesta de nombre como tal, era una forma de expresar lo que este volcán ha supuesto. A mí particularmente me gustan mucho un par de alternativas propuestas que no coinciden con la 'oficialista': Vacaguaré e Iruene.
Me gustan esas propuestas porque expresan, con mucha precisión, lo que este volcán le ha hecho a la gente de La Palma.
Volcán Vacaguaré habla de cómo el volcán ha sepultado, literalmente, hogares, trabajos, historias, recuerdos, años de esfuerzo… Y en el idioma aborigen la palabra vacaguaré estaba vinculada a la muerte y a la maldición. Y era justo cuando los antiguos aborígenes presentían la muerte, que decían la palabra vacaguaré y pedían que les sepultaran en cuevas y les enterraran bajo una muralla de rocas. Creo que es bastante gráfico.
Volcán Iruene llama al volcán por su verdadero nombre de demonio. Porque Iruene era para los aborígenes precisamente eso: el demonio que surgía de las cimas volcánicas de Cumbre Vieja creando espanto y terror cuando surgían de la tierra estruendosas erupciones volcánicas como la que estamos viviendo.
Creo que son dos nombres, más allá de que hay muchos otros, que definen perfectamente a este volcán.
Les cuento algo.
Recientemente escribí al presidente del Cabildo de La Palma y le recordaba esto de que los nombres nos definen y en cierto modo cuentan quiénes somos. Me atrevo a decirle a usted que no llamaría a una hija suya Jaime, le dije sin temor a equivocarme. Es una obviedad, claro está.
Y también le dije que es otra obviedad que desde INVOLCAN están tratando de tutelar el nombre que quieren que los palmeros le pongamos al volcán.
Porque desde INVOLCAN se atrevan a proponer que el volcán se llame Tajogaite. Van por los medios publicando comentarios y notas de prensa para sugerir que llamen al volcán Tajogaite. Algo que es un disparate o como mínimo una redundancia.
Porque, en el colmo del surrealismo, Tajogaite ya hay uno: el volcán de Montaña Rajada.
Y la Montaña Rajada, Tajogaite, sigue ahí. Y en ella no reventó ningún volcán. De hecho, reventó a casi medio kilómetro de allí, en Cabeza de Vaca (o Cabeza Vaca). INVOLCAN miente cuando dice que Tajogaite es el topónimo de la zona donde reventó. Porque el topónimo es Cabeza Vaca. Pero no les gusta. Y tampoco es un nombre aborigen.
Y esta es una opinión, sin más, pero me parece que lo que hacen desde INVOLCAN es de una irrespetuosidad, intromisión y extralimitación de sus funciones inaceptables.
INVOLCAN tutela a los palmeros como si no tuviéramos suficiente capacidad para ponerle el nombre que queramos al volcán. Dicen que sugieren, pero que no deciden. Dicho con otras palabras: nos tutelan.
Es una falta de respeto hacia todos los vecinos que tanto han perdido allí y a los que tanto nos queda por perder. Porque aún ni siquiera nos hemos dado cuenta de las amistades que se sepultarán para siempre, de los vecinos que nunca más volveremos a ver cada mañana en el bar porque tendrán que mudarse, de las familias que estarán obligadas a separarse y a distanciarse físicamente…
Si los palmeros quieren que se llame Tajogaite, así será.
Pero si quieren que se llame Cabeza Vaca, Cabrón o Bicho, así será también.
Pero dejémonos ya de tanta tutela, de tanta intromisión, de tanto periodista periolisto y de tanto ego y banalidad.
¡Preguntemos a los palmeros de una vez!
Estimados presidentes, alcaldesas, alcaldes e instituciones, les pido que pongan en marcha un grupo de expertos (incluido alguno del INVOLCAN, por supuesto) y que se haga un proceso abierto y participativo a través de una plataforma digital para que sean tod@s los palmeros quienes propongan el nombre del volcán.
Les pido que hagan esto con herramientas digitales gratuitas para que no cueste ni un solo euro a la recuperación.
Les pido que todos esos expertos participen ad honorem, sin cobrar ni un solo euro, por este trabajo altruista que solo debe tener como objetivo ayudar, colaborar y gestionar este proceso.
Pablo Ramón Rodríguez.
Sobre el autor
Pablo Ramón Rodríguez es palmero, nacido en el barrio de San Nicolás en Las Manchas. En la actualidad es director Creativo Ejecutivo de la agencia de publicidad The Reactive Agency inoff de Madrid, colaborando con marcas e instituciones como Mahou San Miguel, B The Travel Brand, Ministerio de Justicia, Cabildo de Gran Canaria, Puleva y ACNUR, entre otros. Cuenta con diversos reconocimientos y premios en festivales publicitarios como Inspirational, Premios Eficacia, Premios Interactiva, Smile Festival o Best Awards. Es licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Antonio Nebrija y también licenciado en Psicología por la Universidad de La Laguna. A su actividad profesional suma su faceta de escritor amateur, siendo autor del libro de poesía Palabras (somoslapera, 2012). Y por encima de todo su pasión y devoción por la naturaleza y todo lo que rodea a la isla en la que nació, vivió y se crió.
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