Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Puigdemont estira la cuerda pero no rompe con Sánchez
El impacto del cambio de régimen en Siria respaldado por EEUU, Israel y Turquía
OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

La ultraderecha global se vuelca en las elecciones europeas

El nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, y el líder de Vox, Santiago Abascal.
18 de mayo de 2024 22:51 h

71

“Europa ha muerto”, cantaban Ilegales en 1986. Y ahora, casi cuatro décadas después, Vox y sus aliados de la internacional ultra hablan de Europa Viva 24. La extrema derecha ha pasado de oponerse a la Unión Europea a querer transformarla; y de pedir la salida del club comunitario como sus colegas británicos con el Brexit, a marcar la agenda como en el Pacto Migratorio recién firmado por los 27. Este domingo Vox reúne en Madrid al ultra argentino, Javier Milei; al pinochetista chileno, José Antonio Kast, y a los principales referentes de la extrema derecha europea, como Marine Le Pen –previsible ganadora de las elecciones europeas en Francia–; o el ex primer ministro de Polonia Mateusz Morawiezcki.

La cumbre en Vistalegre, a cuatro días del inicio de la campaña de las elecciones europeas del 9 de junio, también supondrá un homenaje al Gobierno israelí que está cometiendo un genocidio en Gaza. Para ello, el partido de Santiago Abascal contará con la participación del ministro de Asuntos de la Diáspora de Israel y combate contra el Antisemitismo, Amichai Chikli.

“Sé que Sánchez no tiene una brújula moral” y que es un “líder extremadamente débil”, dijo Chikli en unas declaraciones en la sede de la Asociación de la Prensa Israel Europa en Bruselas hace cuatro semanas del presidente español.

Además, la reunión ultra contará con mensajes de vídeo enviados por dos jefes de Gobierno. El de Giorgia Meloni, primera ministra italiana, líder de Fratelli D'Italia y presidenta del grupo europeo ultra ECR (donde se encuentran Vox y el PiS polaco); y el del primer ministro húngaro, Viktor Orbán.

Tanto la Polonia del PiS como la Hungría de Orbán han sido objeto de sucesivos expedientes por parte de Bruselas por la violación de la separación de poderes y de los derechos de las mujeres y las personas LGTBIQ+. La situación en Polonia, tras el triunfo electoral de la coalición del primer ministro actual, Donald Tusk, se está reconduciendo, pero las urnas el próximo 9 de junio mostrarán de nuevo la fortaleza ultra en Polonia, así como en Hungría.

En efecto, los datos de las encuestas apuntan a un avance de las fuerzas de extrema derecha y ultra en las próximas elecciones. Un avance que ya se ha evidenciado en la sala del Consejo Europeo, donde de los 27 gobiernos apenas quedan gobiernos progresistas y crecen los de derechas con o sin la ultraderecha.

Ese mapa puede arrojar, de acuerdo con los sondeos, que el tercer grupo ya no sea el de los liberales, sino el de Identidad y Democracia, por el auge de Le Pen y los ultras alemanes de AfD. Y que ID más ECR puedan sumar más de 150 escaños, más que los 144 que dan las encuestas a los socialistas.

¿Y eso qué puede suponer? Que el Parlamento Europeo deje de ser el organismo más ambicioso y progresista de la UE, frente a la Comisión Europea y el Consejo de la UE. Así, el hecho de que los gobiernos sean más conservadores se traduce en lo que aprueban o no los 27 en el Consejo, pero también en que los comisarios que envía cada Ejecutivo a la futura Comisión Europea serán más conservadores que los salientes...

Y si el Parlamento Europeo gira a la derecha, eso supondrá que la mayoría histórica que ha gobernado Europa desde el final de una Segunda Guerra Mundial marcado por la victoria ante el fascismo y el nazismo, es decir la alianza entre socialdemocracia, democristianos y liberales, puede virar para frenar agendas progresistas, como ya ha pasado en el último tramo de la legislatura que ahora acaba con el Pacto Verde.

¿En qué sentido? Pues en el sentido de que los populares europeos se verán en el centro del tablero: aprobarán con su izquierda –socialdemócratas, liberales y verdes– lo que les interese –como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen–. Y lo que no les interese, lo frenarán o enmendarán con una alianza de derechas con liberales y ultras.

De la misma manera, los vasos comunicantes mostrarán un polo progresista disminuido por los resultados de socialistas, Verdes –que vivieron su gran momento electoral en 2019– y La Izquierda en los 27 países de la UE.

Von der Leyen mantiene la puerta abierta a Meloni

La candidata del Partido Popular Europeo dejó claro en el primer debate electoral hace diez días que el cordón sanitario a fuerzas de ultraderecha como Alternativa por Alemania, pero dejó en el aire lo que haría con el grupo de los Conservadores y Reformistas.

La candidata del Partido Popular Europeo a la presidencia de la Comisión Europea echó balones fuera en una de las principales preguntas de sus contrincantes: ¿pactará con el grupo de los Conservadores y Reformistas del que forman parte los Fratelli d'Italia de Giorgia Meloni y Vox? “Depende de cómo quede la composición del Parlamento Europeo y quién acabe en cada grupo”, fue la respuesta de la actual presidenta de la Comisión Europea, que dejó así la puerta abierta a apoyarse en la extrema derecha.

A quien sí puso el cordón sanitario ha sido a la ultraderecha de Alternativa por Alemania (AfD) al responder con un “no” rotundo a la pregunta que le ha lanzado la aspirante liberal de ese país, Marie-Agnes Strack-Zimmermann. No es la primera vez que Von der Leyen abre la puerta a la extrema derecha de Meloni o Santiago Abascal. Cuando presentó oficialmente su candidatura, contestó a los periodistas que sus condiciones eran “trabajar con proeuropeos, pro-OTAN, pro-Ucrania, los grupos que apoyen claramente los valores democráticos”.

Así, Von der Leyen ha terminado asumiendo las posiciones de Manfred Weber, presidente del PP europeo. Weber, quien a diferencia del primer ministro polaco y ex presidente del PPE, Donald Tusk, ha apadrinado pactos con la extrema derecha, como los de Forza Italia con Giorgia Meloni o los del PP español con Santiago Abascal, explica así su posición: “Todos los aliados con los que trabajamos deben ser, en primer lugar, proeuropeos, es decir, constructivos a nivel europeo; deben ser pro Ucrania y pro Israel, en este momento de la historia; y deben ser pro Estado de Derecho. Y estos tres criterios clave definen nuestro cortafuegos hacia la extrema derecha”.

En este sentido, Weber, de origen alemán, ha incluido el requisito de ser proisraelí en un momento en el que el Gobierno de Tel Aviv sigue matando decenas de miles de palestinos con sus bombardeos indiscriminados sobre Gaza después del ataque de Hamás del 7 de octubre, que causó 1.200 muertos.

“Así, cualquier tipo de conversación con AfD es impensable”, argumenta dicho Weber sobre la extrema derecha de su país: “Con Le Pen es impensable. Esto es impensable. Hay un acuerdo dentro del PPE sobre este tipo de cortafuegos. Y lo ponemos en práctica”.

Es decir, ni Le Pen ni AfD, pero sí el resto, como Meloni y su grupo, ECR, que incluye a Vox. Con la primera pacta el partido italiano del PPE, Forza Italia. Con los segundos, cogobierna en muchos sitios el partido español del PPE, el PP de Alberto Núñez Feijóo.

Ofensiva migratoria

Ni siquiera ha entrado en vigor el Pacto de Migración y Asilo que recientemente pactó la UE para complicar el acceso al asilo y ya hay una ofensiva para endurecer aún más las condiciones de las personas migrantes que llegan a territorio comunitario. Quince gobiernos europeos, muchos de ellos con miembros de la extrema derecha, han enviado una carta a la Comisión Europea en la que reclaman estudiar nuevas medidas, como la posibilidad de expulsar a centros en terceros países fuera de la UE a inmigrantes que sean rescatados en el mar para que no acaben en suelo europeo e incluso deportar a las personas que están a la espera de que se resuelvan sus solicitudes de asilo. En su manifiesto electoral, el Partido Popular Europeo también apuesta por el denominado 'modelo Ruanda' que ha adoptado Reino Unido.

“Los retos actuales en relación con el sistema de asilo y migración de la UE, incluido el fuerte aumento de las llegadas irregulares, son insostenibles. Nuestra principal responsabilidad y compromiso es mantener la estabilidad y la cohesión social y evitar el riesgo de polarización en las sociedades europeas y la pérdida de unidad en la familia de Estados miembros de la UE”, señalan los responsables de Interior de Dinamarca, República Checa, Bulgaria, Estonia, Grecia, Italia, Chipre, Letonia, Lituania, Malta, Países Bajos, Austria, Polonia, Rumania y Finlandia.

Los ministros de esos quince países también llaman reforzar los acuerdos con terceros países que hasta ahora se centraban en que impidieran en la medida de lo posible la salida de migrantes hacia Europa y la colaboración en los procesos de retorno. Entre esos polémicos acuerdos está el sellado recientemente con Túnez, un país autoritario al que la UE paga a cambio de que controle las fronteras, como sucede en el caso de Marruecos.

El PPE y la “normalización” de la extrema derecha

El Partido Popular Europeo se ha quedado fuera de la condena a los ataques perpetrados en las últimas semanas por ultras contra políticos y partidos de izquierdas y del llamamiento a no “normalizar” a la extrema derecha al descolgarse de una declaración conjunta [puedes consultarla aquí en inglés] suscrita por socialistas, liberales, verdes y el grupo de la izquierda en la Eurocámara negociada a raíz de la paliza al eurodiputado socialista alemán Matthias Ecke, que precisó de atención hospitalaria.

“El ascenso de los partidos radicales y de extrema derecha en Europa es una amenaza para nuestro proyecto común, sus valores y las libertades civiles y los derechos fundamentales de sus ciudadanos”, señala el manifiesto, secundado por socialistas, liberales, verdes e izquierda, y que se ha negociado tras una paliza a un eurodiputado socialista alemán y menciona los ataques a las sedes del PSOE, así como violentos en Estocolmo o contra hogares de políticos en Bélgica.

Etiquetas
stats