La cima de La Palma, cada mes de mayo, con la floración de las plantas de cumbre, empiezan a vestirse de gala, señalan desde el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente. “Desde el límite del pinar con la alta montaña, el blanco de las retamas del Teide (Spartocytisus supranubius) y las margaritas (Argyranthemun haouarytheum), el rosado y añil de los tajinastes de cumbre (Echium perezii y Echium gentianoides), el violeta de los alhelíes (Erysimum scoparium) y el malva de los pensamientos de cumbre (Viola palmensis), tapizan laderas y barrancos creando una paleta cromática espectacular”, exponen.
También despuntan, añaden, algunos codesos (Adenocarpu viscosus) y gacias (Teline stenopetala) con su amarillo.
En pocas semanas, indican, “el dorado de los retamones (Genista benehoavensis) iluminará las cimas de la Isla”.
Muchas de estas especies, explican, están incluidas en el Catálogo Canario de Especies Protegidas, por lo que se ruega una visita responsable para que el disfrute y la preservación de la biodiversidad vayan de la mano.