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Canarios en el mundo

24 de septiembre de 2025 19:17 h

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Borges dijo de Lorca que era un andaluz profesional. Y si le preguntaban qué era ser argentino era su costumbre responder que un acto de fe. En cuestiones de Andalucía tengo para mí que la última palabra la tiene Federico. Y si se trata del gaucho o de la pampa, creo que Borges siempre tiene la palabra.

Si hablamos de canarios yo le concedo la palabra a Domingo Pérez Minik, aquel que dijo que nuestro gran error fue dejar salir a Franco y no dejar entrar a Nelson. Por esto la derecha lo puso de masonazo y otras lindezas, tratándose tan sólo de una vulgar ocurrencia. Perez Minik decía que hemos de estar atentos a lo que se hace a nuestro alrededor para no abandonarnos por el camino de los parroquialismos. Pero Pérez Minik siempre pensaba en la condición insular y aquí lo que me interesa es el etnónimo “canario”.

Por tanto, pensar en el canario es pensar en isleños abrochados entre sí con una suerte de ocho sentimientos distintos de igual intensidad como un día dijo Jerónimo. El canario muchas veces ha hecho sus cuentas con la historia contando hasta diez, acertando en ocasiones y equivocándose otras muchas veces.

Ser canario es creencia muy personal y sentida de pertenencia. Ese deseo de pertenencia es íntimo y es una afirmación personal porque no es un acto de fe. De nada vale autotitularse, de profesión, canario. Nuestro azar es nuestro destino y a nadie se le debiera ocurrir que nos echaron en medio del Atlántico en un lugar vecino a África por ser precisamente nosotros. Hablamos de una idea que es otra cosa que una opinión. Una idea necesita que sea posible la representación de una imagen en el entendimiento. No es un argumento, es una imagen sentirse canario. 

Porque hubo una monarquía en Canarias que pactó con la monarquía católica asimilarse al cristianismo como parte principal del pacto. Fue un episodio precursor del pacto político y del prorrateo de las pérdidas. Walter Benjamín tiene su tesis según la cual no existe otra cultura exenta de barbarie, y si alguien no lo cree que piense en el dios del cristianismo que sacrificó a su propio hijo. Si Canarias no se alimenta de su pasado alumbra un futuro oscuro. Las ideas son lo que necesitamos. Y no argumentos. Y si exigimos racionalidad, que sea esta que reconoce a la emotividad como elemento constitutivo.

No se hace necesario creer en el hecho histórico del Sermón de la Montaña para ser cristiano. Y ni falta les hace a los budistas la certeza de que Buda predicó en Benarés en el Parque de las Gacelas. Por ello no es del todo exigible la concreción del detalle histórico de nuestras relaciones con el reino de Castilla para cimentar nuestra identidad. Fuera el que fuera el pacto y fueran los que fueran nuestros fueros, hubo reyes en Canarias y en Gran Canaria.

Es muy frecuente que nos dejen escuchar las fábulas, pero nos oculten la moraleja. Voy a trazar dos paralelismos fabricados con el hierro de la paradoja: como islas, la paradoja es con Hawai, y como cristianos, con el pueblo judío. Los Estados Unidos siempre fue una república. Inglaterra, que es una isla, solo fue republicana cuando fue una dictadura. Y existiendo los EEUU, republicanos quintaesenciales, esta unión convivió algún tiempo con un rey en Hawai que dejó de serlo tras la anexión. Un rey en los Estados Unidos, un oxímoron o un film de Hollywood.

En Canarias y en nuestra relación con Castilla resulta imposible no entender que se pensaba que con el bautismo masivo salía nuestro pueblo de la esclavitud. Imposible enfocar este asunto sin hablar de religión. Moraleja: el cristianismo nos incluyó en un mundo de sacrificio y liturgia. En Centroamérica, el cristianismo se empleó incluso más a fondo y sustituyó a las guerras floridas que eran parrandas de una tribu para cazar al enemigo y sacrificarlo a su dios después de sacarles el corazón.

Cuatro siglos después, Theodor Herzl es el primer presidente de la Organización Sionista Mundial que quería adquirir tierras en Palestina para los incómodos judíos europeos. Pero antes intentó la asimilación de los judíos en sus propios países de Centroeuropa e incluso promovió la conversión masiva de los judíos al cristianismo. Fracasó. Cuando este periodista austriaco que trabajaba en París para un diario vienés se convenció de que la asimilación no era posible apeló al sionismo. Moraleja, hubo un tiempo en que la religión lo era todo y convertirse era parte de la solución.

Curiosos paralelismos. Islas y cristianismo. Incluir en nuestra retina cuando miramos al pasado a las huestes de nuestros muertos en otros y espaciosos tiempos no tiene que ser una folclórica epifanía y nos ayuda a enfocar el porvenir cuando volvamos a hacer nuestras cuentas con la historia. Nada aporto nuevo tras la lectura del célebre cuento de Carlos Fuentes Chac Mool. En este cuento se lee lo necesario que resulta no olvidar las raíces culturales y lo importante que es sumar el pasado al presente por la cuenta que nos trae.