ARQUEOLOGÍA
Los paisanos de la momia guanche quieren que vuelva a casa: “En Canarias estamos capacitados y acostumbrados a las técnicas de conservación que necesita”

Jonathan Santana, doctor en Prehistoria Universal en el nuevo laboratorio de la Facultad de Historia de la ULPGC.

Gara Santana

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La arqueología y el debate sobre el patrimonio canario y donde debe ser conservado han saltado a la primera plana de la actualidad nacional después de que la presidentq del Museo Arqueológico Nacional, Cristina Izquierdo Paraile, manifestara que el motivo por el que la momia guanche de Erques no vuelve a Canarias, de momento, es una cuestión de “conservación”. El argumento no parece válido la comunidad científica historiográfica del archipiélago que recuerda a Madrid que las islas son un referente en lo que a estudios de ejemplares momificados se refiere. Desde este periódico hemos querido hablar con el Doctor en Prehistoria Universal por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Jonathan Santana, que actualmente está trabajando en un ambicioso proyecto en el Museo del Hombre en París con los restos guanches que aguardaban allí a que algún paisano llegara para contar su historia.

¿Hay algún problema en Canarias en materia de conocimientos e infraestructura para la conservación de una momia?

El argumento de la conservación, sencillamente no es válido. El Museo de Tenerife, que sería la institución que la acogería, está dotado de unas infraestructuras brutales, que además pertenece al organismo autónomo de Museos del Cabildo de Tenerife que cuenta con mucho prestigio. Pero no sólo es eso, sino que el director del Museo Arqueológico de Tenerife es Conrado Rodríguez Martín, es además el presidente del Congreso Mundial de Estudios de Momias. Por eso hace dos años ese congreso se celebró en Tenerife. De modo que si alguien sabe de momias en el contexto del estado español son ellos.

Entonces, ¿cuál es el motivo por el que el Museo Arqueológico Nacional no la envía de vuelta?

Porque también es obligación de los museos mantener sus colecciones, si se desprende de ellas, su labor deja de tener su razón de ser. Forma parte de las colecciones.

¿Esta momia en concreto es un fuerte atractivo del Museo Arqueológico Nacional?

Es la momia mejor conservada de Canarias, no existe nada igual.Es tal su grado de conservación que se puede distinguir hasta las pestañas. En Canarias lo que encontramos son individuos donde se conserva la envoltura, el fardo funerario, que es lo que se ha curtido y a veces, porque las cuevas desecan muy bien, se preservan tejidos blandos; la piel. Pero no existe una momia en Canarias con ese grado de conservación. De hecho, está tan bien preservada que en su día se la regalaron a un rey, a Carlos III, lo que nos dice que ya se trataba de una momia excepcional en el siglo XVIII. Es un regalo que hicieron los Canarias de la época.

¿Usted cree que la momia debería volver?

Sí. Canarias es el lugar al que pertenece y este es su contexto para ser estudiada y entendida. Además, frente a lo que se ha dicho, aquí existen instalaciones y profesionales, no solo capacitados, sino habituados a hacerlo.

¿Por qué ha fascinado siempre al mundo el modo de momificar que tenían los aborígenes canarios?

Se trata de un proceso llamado mirlado. La la técnica de conservación de la momia de Erques no es la misma que la de, por ejemplo, el antiguo Egipto, en la que había incluso evisceración, que está perfectamente documentado no solo en las momias sino en las escrituras, que consiste en vaciar el cuerpo de los tejidos blandos y de los líquidos que son los que iban a favorecer el proceso de descomposición. Ese proceso nace en Egipto y dura muchísimo tiempo, hasta la dinastía ptolemaica y época romana. En el caso de Canarias no existe el proceso de evisceración. Lo que tenemos es unos cuerpos que están dentro de fardos, que están curtidos y muy bien preparados, donde encontramos que en algunas ocasiones esos cadáveres se conservan parcialmente o de forma completa. Se preservan por el lugar donde los restos están depositados. Suelen estar en sitios muy secos, con temperaturas muy estable, como un mantenedor, que es lo que es una cueva a fin de cuentas. De hecho, nosotros en Canarias no solo tenemos restos humanos preservados, sino también semillas, fruta, madera, que se conservan en yacimientos en cuevas que reúnen estas condiciones.

¿Todos los estratos sociales de la sociedad eran susceptibles de ser momificados?

No lo sabemos. Lo que sí vemos, por ejemplo en Gran Canaria, es que todos los cadáveres tienen un amortajamiento similar. Ya desde la década del 2000, observamos en los yacimientos arqueológicos y en las momias que hoy están en el Museo Canario, como se hacía el amortajamiento y cómo está presente tanto en cuevas como al aire libre en Gran Canaria. Esto se mantiene desde la llegada de los aborígenes y durante toda la vida del mundo aborigen. Sí observamos que luego hay momias que tienen una envoltura más rica que otras. Por ejemplo hay una momia en el Museo Canario que destaca por el elevado número de pieles que se usó para su amortajamiento en comparación con otras también preservadas. Recientemente estuvimos excavando en el Bentayga y encontramos restos parcialmente momificados, con restos de la mortaja funeraria elaborada en piel y tejido de junco. 

¿Qué nos dice la momia de Erques de cómo vivió ese hombre?

Es un hombre joven, pero precisamente, no tenemos mucha información sobre esa momia porque el acceso a ese material es complicado para los canarios. Tendríamos que ir a Madrid para poder estudiarla. Este es uno de los hándicap que justificaría que volviera. Cuando vas a investigar a un museo foráneo es una gran inversión de tiempo y dinero. También implica que las instituciones canarias no tengan ningún tipo de autoridad sobre materiales que pertenecen al patrimonio cultural canario. La ley de Patrimonio Cultural de Canarias dice que es el gobierno de canarias es el que debe velar por su salvaguarda. Sin embargo, esto solo es posible si la momia está en territorio canario. Aun así, hay que dejar claro que el Museo Arqueológico Nacional es una institución de referencia con un equipo de profesionales de gran prestigio. 

Y a Francia también han tenido que ir a desenpolvar restos de aborígenes canarios en el Museo del Hombre de París. ¿En qué consiste el proyecto?

En el marco del proyecto ERC que dirijo, financiado por la Unión Europea, y titulado Isolation and Evolution in Oceanic Islands: the human colonisation of the Canary Islands (IsoCAN), en el que participan las dos universidades públicas canarias, estudiamos por primera vez los restos de los cerca 600 aborígenes de Canarias que están en este museo. De hecho, hemos desarrollado un proyecto específico, que coridijo con la doctora Rosa Fregel de la Universidad de La Laguna, y que además, cuenta con una financiación de 150.000 euros por parte del Gobierno de Canarias. Son restos esqueléticos de individuos procedentes de todo el archipiélago, salvo de Lanzarote; en su mayoría cráneos recuperados en yacimientos arqueológicos de las islas entre la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX por antropólogos canarios y franceses, como Gregorio Chil y Naranjo, Diego Ripoche, René Vernau, y Sabin Berthelot. Estamos muy orgullosos de haber sido pioneros en el estudio de este material, de haber recibido el apoyo de las instituciones públicas canarias y de que sirva para la formación de nuevos investigadores canarios que ahora mismo están haciendo sus tesis doctorales con los restos aborígenes de este museo. Es un legado del que estamos muy orgullosos. Estoy seguro que otros investigadores seguirán pronto nuestra estela. 

¿Qué nos permiten conocer los isótopos estables con respecto a otras técnicas de datación?

Los isótopos estables nos permiten saber con mayor precisión aspectos de la vida de los aborígenes la edad y sexo de esos individuos, sus enfermedades y evidencias de violencia interpersonal, sus patrones dietéticos presentes en el colágeno de sus huesos. Podemos incluso conocer aspectos también relacionados con el destete de los bebés, que nos habla de cómo los dientes se van formando durante la infancia y en los primeros años de vida.

Una de las técnicas que usamos es el análisis de isótopos estables, que nos permiten saber con mayor precisión aspectos de la vida de los aborígenes, como la dieta que tenían y que quedó reflejada en el colágeno de sus huesos. Podemos incluso conocer aspectos también relacionados con el destete de los bebés, que nos habla de cuándo y cómo era la infancia y los primeros años de vida de los aborígenes canarios. 

¿La información en el colágeno permanece para siempre?

Sí, por eso hablamos de isótopos estables. Podemos encontrar isótopos inestables, como por ejemplo el uranio o el plutonio que se utilizan para las bombas atómicas, o el carbono 14, se desintegra y gracias a que se desintegra a un ritmo más o menos estable después de que muere un ser vivo, y así podemos saber cuánto tiempo ha pasado desde el momento de la muerte. Con los isótopos estables, como los de carbono y nitrógeno, podemos obtener una idea aproximada de la proporción de tipo de alimentos en la dieta de los aborígenes.

¿Podemos conocer también aspecto como la esperanza de vida?

Sí. Aquí la gente moría antes de los 35 años, por lo general. Te podías morir de una diarrea antes de la era de las vacunas y sobre todo antes de la Ilustración, y los aborígenes no tenían acceso a la ciencia y la higiene de la que disfrutamos nosotros. Ya desde el siglo XIX se implementó entre muchísimas cosas el simple hábito de lavarse las manos, con ese gesto la tasa de mortalidad se reduce drásticamente. De hecho en demografía se habla de una etapa pre-industrial y otra industrial. Yo, por ejemplo, que a lo largo de mi vida he tenido 40 grados de fiebre, en la era pre-industrial estaría probablemente muerto. Los aborígenes tenían tasas de mortalidad muy elevadas, pero conviven con tasas de fertilidad muy elevadas. Tengamos en cuenta que a lo mejor una mujer aborigen desde muy joven podría tener muchos hijos. De hecho en los huesos observamos mucho estrés derivado de la etapa fértil de la mujer. Otros aspectos que podemos encontrar en estos huesos son las marcas de violencia. Se peleaban mucho, y esto da para muchas interpretaciones, que si territoriales o por el agua, o para obtener capital simbólico, o quizás simplemente para ejercitarse. El pasado, a veces, no es tan idílico como la gente se lo quiere imaginar.

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