Un radiotelescopio estudiará el cambio climático desde las Montañas Sagradas de Gran Canaria

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

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El radiotelescopio no termina de asentarse en la cumbre de la isla de Gran Canaria. En medio de protestas sobre la instalación de la estación geodésica, sale a la luz el debate sobre la contradicción, o no, que puede producirse entre el proyecto y la zona elegida para su ubicación, la Cruz de Acusa, en el municipio de Artenara. A la espera de que comiencen las obras -la previsión era que finalizaran este año- varios grupos activistas y una parte de la población artenarense se han unido bajo la sombra del paraguas ‘Tamadaba no se toca’. El objetivo es tratar de reconducir la situación y conseguir otra localización para el radiotelescopio escudados en la respuesta negativa o condicionada de algunos organismos consultados. Por contra, desde las instituciones insisten en la importancia de este instrumento para la Isla y, concretamente, para la localidad cumbrera. 

En las entrañas del territorio declarado Patrimonio Mundial de la Unesco el pasado mes de julio, las Montañas Sagradas de Gran Canaria donde se ubica en sus cercanías la cueva de Risco Caído, el espacio fue azotado por el fuego en agosto pasado, solo un mes después de recibir el galardón de la Unesco. Un incendio que asoló parte de la isla redonda y en especial este municipio, donde se cebó en más del 60% de su territorio. La Cruz de Acusa se encuentra protegida por la Red Natura 2000, perteneciente a la Zona Especial de Protección para la Aves, a la Zona Especial de Conservación Nublo II y es una región de uso moderado del Parque Rural el Nublo y el área importante para las aves Pinar de Tamadaba. 

Ahora, con varias campañas activas que invitan a la ciudadanía a recuperar la Cumbre, se espera la pronta instalación del radiotelescopio. Según el alcalde del municipio, Jesús Díaz (PP), las obras no han empezado ya que debe pasar el periodo de cría de la avifauna que habita en esta zona -entre marzo y agosto- por lo que aún no está clara la fecha de inicio. 

El naturalista y uno de los fundadores del colectivo Azaenegue Naturalistas Daniel González resalta la “contradicción” que se da entre el concepto de Montaña Sagrada y la gestión que se está haciendo de muchos espacios en la cumbre. “Los mismos días que estamos con el radiotelescopio, desde el Servicio de Patrimonio [del Cabildo de Gran Canaria] están publicando notas o hablando del papel de los jóvenes y de lo importante que es su participación en la conservación”. 

El radiotelescopio de Artenara forma parte del proyecto hispano-portugués Raege (Red Atlántica de Estaciones Geodinámicas y Espaciales), desarrollado por el Instituto Geográfico Nacional de España (IGN) y el Gobierno regional de Azores en colaboración con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). El objetivo de la red es instalar un total de cuatro estaciones geodésicas dispuestas entre España y Portugal. 

El proyecto estará compuesto por cuatro instalaciones principales, el radiotelescopio con 17,8 metros de altura, el edificio de control, el edificio de gravimetría y el centro de transformación y alimentación eléctrica. Para su instalación, el Cabildo de Gran Canaria cedió 32.000 metros cuadrados de suelo. No obstante, el presidente de la Corporación insular, Antonio Morales, desmiente la afirmación de que todo el terreno vaya a estar ocupado por la instalación. “Se van a ocupar 2.500 metros”, sentencia. Asímismo, Morales asegura que “no es verdad” que se vayan a talar muchísimos árboles y adelanta que “se van a repoblar muchos más”. 

18 servicios técnicos consultados, solo seis respuestas

El proyecto de instalación de este radiotelescopio está en el punto de mira desde su nacimiento. La primera ubicación que se escogió fue la zona del Macizo de Anaga, en Tenerife, en 2014. Sin embargo tras algunas protestas vecinales y debido a que el espacio no reunía las mejores condiciones se decidió buscar otra localización. El IGN dio el salto a Gran Canaria y después de analizar ocho posibles emplazamientos, el lugar escogido fue la Cruz de Acusa. El naturalista considera que el instrumento fue aceptado por las instituciones desde el primer momento “sin poner ninguna objeción”. 

En septiembre de 2017 la Subdirección General de Evaluación Ambiental inicia la fase de consultas a los diferentes organismos públicos. Se consultaron a 18 servicios técnicos, pero solo seis respondieron, cuatro de ellos fuera de plazo. El Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria hacía alusión en su respuesta a que el espacio era candidato a Patrimonio Mundial por parte de la Unesco y, aunque la distinción no supone ningún régimen de protección jurídica, se sugiere buscar otras alternativas ya que “podría incidir en la integridad estética del lugar”.  

La Dirección General de Ordenación del Territorio del Gobierno regional informó que la localización del proyecto era una zona declarada de alto riesgo por incendios forestales. El organismo consideró que “aunque la actuación podría ser autorizable” se prevén “impactos significativos sobre el paisaje”, por ello manifiesta en su escrito que “se deberían buscar alternativas ambientalmente más viables”. Los otros cuatro organismos que respondieron a la petición de la Subdirección General de Evaluación Ambiental fueron la Oficina Española del Cambio Climático del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente; la Dirección General de Protección de la Naturaleza de la Viceconsejería de Medio Ambiente de la Consejería de Política Territorial, Sostenibilidad y Seguridad del Gobierno de Canarias; la Dirección General de Aguas de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Ejecutivo regional y el Servicio de Planeamiento del Cabildo de Gran Canaria. 

El radiotelescopio y la Unesco 

González hace hincapié en la paradoja que existe entre el instrumento y la declaración mundial. “Declaran un paisaje como Patrimonio Mundial por su valor paisajístico y por su valor cultural y luego hacen proyectos de este tipo en una de las zonas más protegidas del espacio”. El naturalista señala que desconoce cómo le explicarán a la Unesco -cuando se realicen las inspecciones anuales- el hecho de que haya “aparecido” el radiotelescopio en medio del pinar, ya que “en los últimos informes que se presentaron a Icomos (organismo dependiente de la Unesco) no mencionan el proyecto”. “No me queda claro cómo lo van a defender”, asevera. 

El activista insiste en que esta instalación inclumple normativas y directivas de la Red Natural 2000. Además, considera que hay normativas de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos que se están interpretando de forma “muy interesada”. “Nos han demostrado varias veces que cuando interesa un proyecto no sirven de nada las figuras de protección”, enfatiza. 

Por su parte, Morales indica que el proyecto “no tiene nada que ver con ninguna afección de la Unesco ni en la masa arbórea de la Isla” y resalta la importancia que tiene para la comunidad científica. Sobre la posible contradicción que existe entre el proyecto y la declaración de la zona como Patrimonio Mundial recalca que “no existe ningún problema con la propuesta”. Además, el nacionalista aclara que el Cabildo lo único que hizo fue ceder el suelo y no interviene “para nada”. “Es un proyecto del IGN, del Estado español”, sentencia.