Los feminismos ante el Islam: una mirada al contexto y a las políticas occidentales que esconden racismo

Cuando en 2009 la joven de origen egipcio Marwa El-Sherbini fue apuñalada y asesinada durante un juicio en Alemania por un hombre que le había gritado insultos racistas en un parque, su marido corrió hasta él para evitar el crimen. Los policías, sin embargo, le dispararon. “Si se está produciendo un hecho violento, el primer sospechoso es el árabe”, lamenta la antropóloga Ángeles Ramírez, que junto a la arabista Laura Mijares han escrito el libro Los feminismos ante el Islam: el velo y los cuerpos de las mujeres, donde ahondan en las diferencias que existen entre velo, hiyab, niqap, burka; sobre la historia de diferentes países en cuanto a su uso, la influencia de la colonización y la islamofobia y el racismo que persiste en los discursos occidentales y en las políticas que se realizan. De hecho, aunque en España no hay una ley prohibicionista, la vestimenta de una mujer musulmana le cierra muchas veces puertas a la hora de alquilar una vivienda o encontrar un trabajo y en los colegios no hay unanimidad, aunque muchas veces se utilizan como excusa los reglamentos internos para prohibir el uso del pañuelo en las aulas. 

“¿Por qué se prohíbe el velo en algunos países occidentales? ¿Se puede llevar pañuelo y ser feminista?” Son algunas de las preguntas que plantean las investigadoras y sobre las que tratan de poner luz con contexto. La arabista Laura Mijares incide en la importancia de relacionar estas preguntas con la historia, la situación política social y con la colonización, ya que “es en la época colonial cuando comienza a construirse el pañuelo como un problema y entonces echamos la vista atrás precisamente por eso, para ver en dónde, en qué momento esta cuestión empieza a constituir un elemento que se considera problemático en una deriva de salvamento de las mujeres musulmanas”, señala. “El objetivo del libro es evitar análisis culturalistas y ahondar en el contexto social y político”, añade. Así, ambas autoras recuerdan a lo largo del libro las situaciones muy distintas que se viven en los países; desde Túnez a Arabia Saudí. 

Las investigadoras hacen también un repaso hacia las políticas que legislan sobre el cuerpo de las mujeres, tanto en países musulmanes como en Europa, donde recuerdan leyes como las de Francia sobre el prohibicionismo del hiyab, la polémica con el burkini, pero también las leyes antiseparatistas, con la que se comienza hablando de “laicidad” para pasar a la idea de “radicalismo” islámico. También el caso de Países Bajos, donde un argumento para prohibir el niqab fue apelar a la “seguridad nacional”. “Ese tipo de políticas securitarias, antiterroristas, que llevan mucho tiempo funcionando, pero que en los últimos años son más patentes” y apunta a que desde el año 2001, con los atentados del 11S, “en toda Europa empieza una deriva securitaria poniendo el objetivo en las personas musulmanas y eso es parte de ese racismo y esa islamofobia estructural que es política y que está en las instituciones y en las estructuras del Estado”, recuerda Laura Mijares. Así, en el libro explican que poco a poco el hiyab ha pasado de considerarse símbolo patriarcal a “una amenaza para la seguridad ciudadana”. 

Ángeles Ramírez destaca además que la islamofobia es “transversal” al espectro político y que no está centrada en la derecha o en la extrema derecha ya que el racismo es toda una estructura que no parte solo de una cuestión individual. Así, explican que una manera de rastrear políticas islamófobas, donde la islamofobia es estructural, es analizando esas leyes, “las que prohíben el pañuelo, las antiterroristas o los reglamentos ya que no se trata de leyes generales que obligan a taparse a todas las personas la cabeza, es una ley hecha para la población musulmana” o las leyes securitarias que “terminan afectando a los musulmanes y musulmanas”. En España, recuerdan que no existe una ley como tal que prohíba, pero sí es cierto que muchos colegios se justifican en sus reglamentos internos para que las alumnas musulmanas se descubran la cabeza. 

“Fijándonos en el pañuelo, dejamos de fijarnos en otros elementos”

Las autoras coinciden en que “fijándonos en el pañuelo, dejamos de fijarnos en otros elementos”. En este punto, añaden que hay otras cuestiones “importantísimas” “como el hecho de que una mujer no pueda ir a trabajar con el pañuelo o que pueda ser objeto de violencia de todo tipo por el hecho de llevarlo”. “Cuando cierto feminismo o ciertas personas se fijan solamente en esta cuestión, está dejando de fijarse en otros elementos que son determinantes y ahí hay un posicionamiento también ideológico y político que es considerar que el mayor problema de las mujeres musulmanas es su pañuelo y no la opresión que puede estar sufriendo por parte de la sociedad y es un ejemplo de cómo los estereotipos funcionan en contra de las personas musulmanas”, puntualizan.

“Imaginemos que mañana un Ministerio de Igualdad promulgara una normativa en virtud de la cual fuera obligatorio que, para entrar en las piscinas, todas las mujeres llevaran el pecho descubierto para ser iguales a los hombres; de las dos autoras de este libro, una iría y la otra no, al igual que pasa con el hiyab”, plantean ambas en un apartado de la investigación, donde señalan que resultó violenta esa fotografía en la que se obliga a una mujer en una playa francesa con burkini a desnudarse. 

En el libro también hace mención a que feministas históricas hayan aludido a las contracciones entre feminismo e Islam o sobre posicionarse sobre la prohibición. Mijares y Ramírez aseguran que es un “falso dilema”. Las autoras recuerdan que hay personas que se plantean que si se condena la situación que viven las mujeres en Arabia Saudí deben estar de acuerdo con que se prohíba el pañuelo en España. No obstante, en Arabia Saudí el hecho de que sea obligatorio llevar hiyab o niqab es algo que se viene a sumar, “pero que no necesariamente es la clave para explicar esa situación” y “en ese sentido, en realidad lo que sucedería es que los Estados que prohíben el pañuelo como Francia estarían a la altura o al nivel del Estado de Arabia Saudí, que obliga a las mujeres a ponérselo; así se deshace el dilema porque lo que estás tomando en el centro del debate es la legislación del Estado sobre el cuerpo de las mujeres musulmanas y en ese sentido se deshace la contradicción, no hay contradicción; el objetivo definitivamente es hablar de las políticas sobre el cuerpo de las mujeres que tienen los Estados y ahí está igual Francia que Arabia Saudí”, resalta Mijares. 

Sobre la aparición de mujeres con hiyab en el escenario político de España, como es el caso de Fátima Hamed, subrayan que es importante que una mujer musulmana haga política plantando cara a Vox en Ceuta, es importante para visibilizar “pero no es suficiente”. En este sentido, ponen el ejemplo de que en el encuentro entre Yolanda Díaz, Mónica Oltra y Mónica García y Fátima Hamed para construir un proyecto político de país feminista, “al final sólo se hablaba de su pañuelo, y no se hablaba de la lucha que está llevando a cabo diariamente en la Asamblea de Ceuta discutiendo diariamente y siendo atacada brutalmente por Vox”, lamentan. 

En el libro también mencionan distintas corrientes del feminismo, haciendo hincapié en el feminismo musulmán en España, así como el movimiento antirracista, el feminismo anticapilatista o el ilustrado, recogiendo las distintas posturas. Tras el repaso histórico y a las distintas posturas tratan de responder al final a una serie de dilemas y cuestiones donde insisten en profundizar en el contexto y tener en cuenta la precariedad y el racismo en países occidentales hacia las personas musulmanas. Mijares y Ramírez tienen la percepción de que los feminismos en Canarias (que este año en la manifestación por el 8 de marzo llevó como lema “Feminismos Canarios sin fronteras'') son más sensibles a la diversidad, por su contexto histórico y también sus relaciones con el Sáhara. Esta semana, con motivo del 8 de marzo, han participado en una de las actividades por este día organizadas por la Concejalía de Igualdad de Las Palmas de Gran Canaria.