El Foro Canario de Víctimas del Franquismo pide una calle para Braulio, un bebé asesinado por 'las brigadas del amanecer'

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

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El Foro Canario de Víctimas del Franquismo ha pedido por escrito al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria una calle para Braulio, un bebé asesinado por 'las brigadas del amanecer' en diciembre de 1936 cuando registraban su casa para dar con su padre, el sindicalista Francisco González, asesinado junto al alcalde del entonces municipio de San Lorenzo y que se encuentran en la fosa común de Vegueta.

El vicepresidente de esta asociación, Francisco González, nieto del sindicalista asesinado, ha registrado la petición el pasado 29 de junio y recuerda que el asesinato de Braulio se produjo delante de su madre Lola, su tía Rosa y sus hermanos, entre los que estaba su padre Diego, que a sus 92 años ha vivido con la esperanza de recuperar los restos mortales de su padre.

En el escrito presentado la asociación alega que “este grave suceso sigue impune como muchos otros crímenes del franquismo en Canarias y resto del estado español, por lo que valoramos de suma importancia recuperar dicho asesinato como un homenaje a todas las niñas y niños asesinados por el fascismo en el mundo”.

La calle David, en el Cruce de San Lorenzo, es la propuesta para ello, ya que según explica el Foro Canario de Víctimas del Franquismo se encuentra a 50 metros de donde se produjo el asesinato.

Su idea es que pase a denominarse “Callejón del Bebé Braulio González García” y que en ella se instale una placa que explique dicho suceso. También solicitan que se acompañe de un acto de inauguración que sirva como homenaje a Braulio como símbolo de otros asesinatos infantiles del fascismo.

Francisco González explica en su libro 'Tormenta en la memoria' que eran las doce de la noche cuando llamaron con violencia a la puerta de su famiulia. “Los falangistas entraron en la casa de Pancho dando gritos, golpes y amedrentando a los tres hermanos del bebé. Esos niños descalzos, vestidos con harapos y que aullaban de miedo. Lola, su madre trató de pararlos, pero ya era tarde cuando golpearon el empobrecido lecho de Braulio y una mano, casi una garra de un asesino con correajes, lo lanzó de cabeza contra la pared”, relata su sobrino años después.