La salud de las víctimas maltratadas muestra ''más similitud que diferencias'' entre las mujeres inmigrantes y las españolas
La forma en la que se produce la violencia machista y sus efectos en la salud de las víctimas muestra “más similitud que diferencias” entre las mujeres inmigrantes y las españolas, según un estudio realizado por un grupo de investigadoras de la Universidad de La Laguna.
El estudio ha sido efectuado por investigadoras del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos bajo la dirección de la profesora de Psicología Pilar Matud, quien explica, en una entrevista, que se ha comparado el maltrato por parte de la pareja y sus efectos entre mujeres inmigrantes y españolas.
La muestra de dicho estudio está formada por 96 mujeres españolas y 28 inmigrantes maltratadas por su pareja que habían acudido en demanda de atención psicológica o social a centros públicos de la Comunidad Autónoma canaria.
Al comparar ambos grupos se encontró que había más similitud que diferencias, sobre todo en el impacto psicológico que el maltrato tiene en la salud de las mujeres.
“Donde sí encontramos diferencias importantes entre las mujeres maltratadas por su pareja fue en el apoyo social, pues las españolas cuentan con más respaldo social, material y emocional que las inmigrantes”, precisa Pilar Matud.
Así, este estudio confirma que el maltrato a la mujer por su pareja es un fenómeno que se da en mujeres independientemente de su nacionalidad y de su nivel de estudios y laboral.
Además, el patrón de abusos parece ser muy similar en las mujeres españolas e inmigrantes así como los efectos en su salud mental.
El análisis de las características sociodemográficas mostró que no había diferencias entre ambos grupos en el nivel de estudios, que era básico en poco más de la mitad de las mujeres, medio en la tercera parte y universitario en casi la décima parte.
Tampoco había diferencias en la profesión, que era de empleada de tipo manual en el 60% de los casos, ama de casa en la cuarta parte y de tipo no manual en el resto.
Pero, aunque más de la mitad de las mujeres maltratadas por su pareja carecía de empleo, ello sucedía en poco más de la tercera parte de las inmigrantes.
Tampoco se encontraron diferencias entre ambos grupos en el número de hijos que tenían ni en el nivel de estudios de los agresores.
El estudio del consumo de sustancias entre los agresores de ambos grupos de mujeres mostró que no había diferencias ni en el consumo de bebidas alcohólicas ni en el de drogas, que sólo se daban en menos de la mitad de los agresores.
El estudio de la edad en que comenzó la relación con el agresor y la edad a que comenzaron a ser maltratadas mostró que no había diferencias entre las mujeres inmigrantes y españolas, aunque estas últimas llevaban más años de relación con el agresor.
Las diferencias entre ambos grupos en la intensidad del maltrato sufrido eran muy escasas, aunque las mujeres inmigrantes afirmaron que padecían un maltrato físico y psicológico algo más intenso.
El impacto psicológico del maltrato fue muy elevado tanto en las mujeres españolas como inmigrantes.
Cuando se comparó el estado psicológico de ambos grupos de mujeres sólo se encontraron diferencias significativas en la sintomatología de ansiedad, que era más alta en las mujeres españolas, mostrando así más problemas de nerviosismo, tensión, inquietud o temblores.
El 48% de las mujeres españolas y el 54 por ciento de las inmigrantes tenían trastorno por estrés postraumático, que se caracteriza por la presencia de recuerdos sobre los episodios de maltrato, imágenes, sueños, malestar ante cualquier situación que le recuerde el maltrato, dificultades de concentración, problemas de memoria, de sueño, activación fisiológica elevada y sobresaltos.
Pero no había diferencias en la frecuencia con que las mujeres española o inmigrantes experimentaban tales síntomas.
Tampoco se diferenciaban en la sintomatología depresiva, es decir en los sentimientos de que la vida no vale la pena, que no hay futuro, en sentirse triste, ni en indefensión, es decir, en la sensación de que, hiciesen lo que hiciesen, no iban a poder verse libres del maltrato de la pareja.
Tampoco se encontraron diferencias en la forma de hacer frente al maltrato de su pareja ni en su nivel de autoestima y seguridad en sí misma era muy similar en ambos grupo, mostrando la mayoría de las mujeres mucha inseguridad y baja autoestima.