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La Unión de Asociaciones de la Reserva de la Biosfera pone en marcha la Universidad Rural de Canarias

Ganado trashumante en las cumbres de Gran Canaria. Esta es una de las actividades económicas tradicionales más arraigadas en la Trasierra de la isla.

José J. Jiménez

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Un foro de discusión y aprendizaje sobre la realidad y la potencialidad de desarrollo de la Trasierra grancanaria como territorio vivo. Con este objetivo nace la Universidad Rural de Canarias (URC), un proyecto con muchos meses de trabajo a cuestas que nace gracias al empuje de la Unión de Asociaciones de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria y al apoyo económico del Cabildo grancanario a través de la Unidad de Participación Ciudadana. El objetivo fundamental de esta nueva institución, que iniciará sus actividades este mes de febrero, es difundir, transmitir, preservar, actualizar y mantener el inmenso patrimonio cultural y económico de las actividades tradicionales en esta parte de la isla: un bagaje de siglos que, según los promotores del proyecto, puede suponer toda una revolución económica en la zona si se aprovechan las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Y aquí está la clave: el uso de lo nuevo para sacar lo tradicional del cajón del abandono y crear nuevas oportunidades económicas para una comarca que lleva casi medio siglo perdiendo población.  

El acto inaugural de la URC tendrá lugar el próximo 12 de febrero, a partir de las 11 de la mañana, con una mesa redonda sobre el presente y futuro del sector primario en la que participarán Federico Aguilera Klink, catedrático en Economía Aplicada de la Universidad de La Laguna; Margarita Hernández, técnica del Instituto de Investigaciones Agropecuarias del Gobierno de Canarias y José Alberto Umpiérrez, productor agrícola ecológico. Esta primera sesión se realizará a través de formato online, pero también se han programado seminarios presenciales. La inscripción es gratuita. Durante este primer trimestre de 2022 hay un completo programa de sesiones formativas que tienen al desarrollo rural como eje fundamental aunque desde un punto de vista multisectorial. Aspectos como la economía social, el asociacionismo, la gestión de redes de productores o la realidad actual de los oficios tradicionales forman el grueso de las actividades de los meses de febrero y marzo.

Un observatorio de la realidad rural destinado a la acción

Los objetivos fundamentales de esta nueva institución son hacer un diagnóstico veraz de la situación de los sectores rurales de la isla de Gran Canaria a través de la combinación del análisis y la aportación de conocimientos tradicionales. Pero más allá de lo antropológico o lo documental. La idea, señalan sus promotores, es “facilitar a las asociaciones y ciudadanía de los entornos rurales capacitación en economía social, en gestión participativa y desarrollo comunitario”. Y todo bajo la bandera de la sostenibilidad medioambiental. Es “pasar a la acción”, señala Cristóbal Sánchez, secretario de la Unión de Asociaciones de la Reserva de la Biosfera. La idea principal es “poner en valor, dar a conocer y asegurar la continuidad de un modelo de gestión del territorio que no sólo es sostenible desde el punto de vista medioambiental, sino que también es viable desde el punto de vista económico”.

El riego por aspersión justo después de la helada que evita la pérdida de la cosecha de papas; la inclinación de los techos de las casas cueva para facilitar la circulación interior del aire; la manera de construir los muros de bocaos y cadenas (terrazas de cultivo) y evitar derrumbes; el modo en el que la madera y la pinocha se apilan junto a la loza sin cocer para lograr, sin horno, temperaturas mayores a los 500 grados que “hacen que la cerámica de Lugarejos suene a cristal”… La conservación y transmisión de todos estos saberes tradicionales y su encaje en el mundo actual es el principal objetivo de una institución que “tendrá como ponentes a los agricultores, ganaderos y cueveros” pero que no se olvida del necesario apoyo científico y académico para que estos saberes se transmitan con bases sólidas. Y por eso la URC cuenta con la participación de la antropóloga Carmen Artiles o José Carlos Suárez, miembro de la Cátedra de Investigación, Planificación y Desarrollo de Sistemas Locales de Salud de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. “Nuestra idea es que todo ese caudal de conocimientos tradicionales tengan el respaldo de la comunidad científica y académica”, dice Sánchez.

El secretario de la Unión de Asociaciones de la Reserva de la Biosfera recuerda que en los años 50 en Tejeda vivían unas 4.000 personas y en Juncalillo de Gáldar otras 3.000. Esto, a su juicio, demuestra que “hay un conocimiento que permite sacar al territorio el mayor provecho” y, en consecuencia, fijar población. Y todo ello de una manera que no sólo posibilita “sacar rentabilidad económica” sino apuntalar, a través del recambio generacional, modos de aprovechamiento que son auténticos pilares de la cultura isleña: “Desde la rotación de cultivos en las cumbres, a la trashumancia pastoril pasando por la pesca tradicional en las costas de la Reserva de la Biosfera”, señala Sánchez. El programa de la URC, en esta primera edición, tratará temas como el encaje de las actividades rurales tradicionales en las nuevas realidades económicas, la disección de la realidad actual de la comarca o las herramientas que tiene a su alcance la población para subsistir en el actual contexto económico y tecnológico. 

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