Reymala, la compañía canaria de teatro que dará clases magistrales en Estados Unidos

Daniel Tapia, director de la compañía Reymala /Cristóbal García, EFE

Aída Muñoz Prieto / EFE

Santa Cruz de Tenerife —

El director de la compañía canaria de teatro Reymala, Daniel Tapia, describe el teatro como “una experiencia y una forma de vida” y admite encontrarse muy emocionado por su futuro viaje a Estados Unidos, donde junto a sus compañeros impartirá, en diversas universidades, unas clases magistrales sobre la conexión entre el Siglo de Oro español y la Comedia del Arte.

Reymala nació en 2008 en Tenerife con el objetivo de transmitir al público la esencia del teatro y enriquecerla con varios géneros como la Comedia del arte, el Teatro Clásico, Bufón y Clown.

Tapia, que además es actor, productor y distribuidor, comenta que pretendía crear una compañía profesional de artes escénicas que ofreciese espectáculos de calidad, por lo que todas las representaciones elaboradas hasta ahora han sido mediante un laboratorio de creación. “Juntamos dramaturgos y actores durante un tiempo, les pagamos y juntos desarrollamos un proyecto”, señala.

De este modo la primera producción que montaron fue La Reunión de los Zanni, una mezcla de teatro clásico y contemporáneo que intentaba divertir al público. Reymala participó hace unos días en el Festival Teatro Patio de Comedias, al que fueron invitados por segunda vez y al que acudieron también grandes compañías como la Nacional de Teatro Clásico.

Tapia admite que su compañía es muy humilde, de pequeño-mediano formato con limitaciones, que carece de ayudas públicas y que crea proyectos “muy modestos, con mucho cariño y dedicación pero que al fin y al cabo no tienen una gran estructura en comparación con otras compañías mucho más potentes”.

Destaca que hace unos años empezaron a trabajar junto con la Universidad de La Laguna y la Universidad de Barcelona en una clase magistral de Comedia del Arte, ya que “es una forma muy divertida de hacer llegar este género a la sociedad”, y que ha sido reconocida por la Universidad de Weber (Hutah, EEUU), razón por la que viajarán durante el mes de septiembre hasta allí para ofrecer unas ponencias y explicar en varias universidades el uso de la máscara de Comedia del Arte e improvisar con el público.

En Nueva York asistirán a un congreso internacional del Siglo de Oro que es el más importante a nivel americano, comenta.

El productor confiesa que siente “amor y odio” por el teatro y no podría escoger una única obra de las que han representado. Asegura que lo que más le gusta de subirse a un escenario es la complicidad que tiene con sus compañeros, ya que “cuando estás a gusto y juegas con ellos, todo lo demás surge de una forma espontánea y sencilla”. El aplauso del público, dice, es una cuestión secundaria, “ya que si tú te lo pasas bien en la escena y disfrutas con tus compañeros, el público es partícipe de ese juego”.

En cuanto a si es posible vivir de la interpretación en Canarias, Tapia declara que ellos han vivido hasta hace muy poco únicamente de los espectáculos, por lo que sí que es posible, aunque ahora mismo “en las artes escénicas, como en el resto de profesiones, trabajas más y cobras menos”.

Sobre la situación actual de la cultura en Canarias, considera que “lo que se intenta siempre es poner tiritas a una hemorragia”. En su opinión, crear un contrato patrocinio o un proyecto estratégico que no está fundamentado y que no cuenta con un buen equipo y unos objetivos claros, “solo va a poner un parche”.

A su juicio, muchas compañías se pelean porque haya más dinero en el circuito, “cosa que es importante”, pero existe un problema de base, que es “la carencia de una política que abogue por la creación de público”.

“La gran asignatura pendiente del teatro en España y concretamente en Canarias es precisamente la creación de público”, comenta, y pone un ejemplo: “si preguntas a alguien qué tipo de música le gusta sabrá darte una respuesta, pero si preguntas qué género teatral prefiere, no sucede lo mismo y esto pasa porque la sociedad en general no tiene esa formación de estilos teatrales; hay muchos géneros y estilos pero no se conocen”.

Desde su punto de vista, esto es un gran error por parte de la administración pública, “a la que siempre le ha gustado mucho más Mozart que Shakespeare”.

 

 

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