La playa de El Confital, siete años padeciendo episodios de contaminación fecal de origen “difuso”
El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Pero en lo que se dilucida si son galgos o podencos, si son ingenieros, arquitectos o licenciados los que mandan y deciden, se van conociendo algunos detalles ciertamente significativos. Por ejemplo, ya se sabe que se está elaborando una auditoría técnica sobre el Estadio de Gran Canaria y las primeras conclusiones apuntan a que los apagones de la temporada pasada son atribuibles a la escasa formación dispensada por parte de la empresa concesionaria al operario encargado de manipular los cuadros eléctricos. Para tararí y no echar gota. Otros informes ya han concluido que el accidente mortal de la Ciudad Deportiva de Gran Canaria se debió a la ausencia de guantes de seguridad, que la empresa concesionaria debía aportar -según pliego- a los trabajadores. Eulen se llama la empresa, pero ella y el mundo saben que la responsabilidad es compartida con la propiedad, el Instituto Insular de Deportes. Y todo el mundo sabe que ante las deficiencias críticas, estaba obligada a cortar la luz y dar cuenta a Industria. Y nadie hizo eso.
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