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Una médica, sobre un asesinato de violencia machista: “Presentaba uno de los politraumatismos más severos que he visto en mi vida”

Juicio contra Angel P.R., acusado de matar a su exmujer, por lo que le piden 23 años de cárcel

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

La mujer muerta a golpes en 2016 en Santa Brígida, en un suceso por el que se acusa a su pareja de asesinato, “estaba absolutamente destrozada” a consecuencia de la agresión que sufrió, que se produjo “con mucha saña”, según ha afirmado este martes una médica que la atendió en el hospital.

“Tenía prácticamente todas las costillas rotas”, llegando a presentar “hasta cuatro fracturas en una misma” de ellas, además de apreciársele lesiones en el esternón y diversos órganos, desde los pulmones hasta el páncreas y el bazo, que le fue extirpado, lo cual apunta a que “tuvo que recibir múltiples golpes de alta energía”, ha declarado la facultativa en el juicio que se sigue en la Audiencia de Las Palmas contra Ángel P.R..

Desde su experiencia como cirujana torácica, ha subrayado el elevado daño que sufrió la mujer, cuyo estado ha resumido en una frase: “Presentaba uno de los politraumatismos más severos que he visto en mi vida”.

De hecho, su situación “varias veces puso su vida en peligro” a lo largo del mes que estuvo hospitalizada hasta finalmente fallecer, desde el día 21 de julio de 2016, cuando se produjo la agresión en la vivienda que ambos compartían en el municipio de Santa Brígida, hasta el 23 de agosto, ha asegurado la médico.

La testigo ha argumentado con sus palabras su opinión de que las lesiones que sufrió la víctima no pudieron ser producto de “un único golpe” sino de “muchos, muy contusos y con mucha saña”, frente a las tesis del acusado y de su abogado defensor de que habrían sido consecuencia de una caída por las escaleras o de que el hombre se desplomó sobre ella cuando ambos peleaban.

La cirujana ha respondido, además, con un tajante “sí” al preguntarle el representante del Ministerio Fiscal si consideraba que, pese a que la mujer tardara semanas en fallecer, existió una relación de causa y efecto entre la agresión que padeció y su muerte, rechazando el planteamiento de la defensa de que su fin pudo deberse a una infección hospitalaria u otra razón.

Esta posibilidad la ha descartado igualmente otro doctor que intervino a la víctima, un cirujano especializado en problemas abdominales que ha asegurado que la paciente no registró “ningún crecimiento bacteriano ni grandes signos de infección” capaces de acabar con su vida.

Así mismo, ha corroborado que la fallecida “tenía una línea de fractura completa” en el páncreas que hubo que operarle y ha considerado “difícil” sostener, como ha hecho el defensor del procesado, que un daño de tal grado pudiera haberse producido al precipitarse sobre ella su pareja.

Puesto que las lesiones del páncreas, un órgano interno que protegen del exterior otras varias partes del cuerpo, suelen ser resultado de “golpes muy fuertes”, como los que se dan en accidentes de tráfico con colisiones a gran velocidad, ha dicho.

Y ha añadido que otro caso en el que trató una herida similar fue el de “una chica de Lanzarote a la que se le encabritó un caballo” y acabó por patearla, con lo que terminó “con la marca de la herradura y fractura de páncreas”, según ha relatado.

Preguntado por cómo podría haberse provocado entonces la referida lesión, ha afirmado que su causa pudo ser “una patada con la punta de la bota a alguien que esté en el suelo de lado y en posición fetal”, en tanto que, respecto a las heridas que sufrió la mujer en el tórax, ha opinado que pudieron ser producto de un golpe dado “con la base del pie de arriba hacia abajo” mientras estaba caída boca arriba.

En la segunda jornada del juicio a Ángel P.R., al que el fiscal y la acusación popular, ejercida por el Instituto Canario de Igualdad en su acción contra la violencia machista, piden condenar a 23 años de cárcel desde la tesis de que sus actos constituyen un asesinato con alevosía y ensañamiento, han declarado, por otra parte, el dueño de un bar que solía frecuentar y dos policías locales de Santa Brígida citados por su defensa.

Su propósito ha sido demostrar que el acusado era un bebedor habitual y que su víctima también lo era y eso les había llevado a protagonizar con anterioridad varios altercados en los que agentes de la autoridad debieron acudir a su casa y hasta, en más de una ocasión, detener a la fallecida después de que se enfrentara a ellos y tratara de agredirles.

Hechos estos últimos que han confirmado los policías, relatando ambos que habían intervenido en distintos episodios en los que la mujer acabó detenida pero en los que, según ha subrayado el fiscal, ni se la llevó a juicio o, en algún caso en que sí se la condujo a los tribunales, su causa fue sobreseída.

Tras los testimonios de este martes, la vista oral del proceso contra Ángel R.P., al que juzga un Jurado bajo la supervisión de la sección segunda de la Audiencia de Las Palmas, proseguirá este miércoles con una tercera y última jornada de pruebas en la que comparecerán los forenses que practicaron la autopsia a la fallecida, tras lo cual llegará el momento de iniciar los trámites para emitir el correspondiente veredicto.

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