Almagro: mucho más que el Corral de Comedias y la Plaza Mayor
Decir Almagro es decir Teatro clásico. Y todo gracias a una feliz circunstancia: el uso reciclado como mesón de un viejo recinto escénico del siglo XVII. El Corral de Comedias de Almagro (Plaza Mayor, 18; Tel: (+34) 926 861 539) abrió por primera vez al público en 1629 y durante más de un siglo sirvió como escenario convirtiéndose en mil y un lugares gracias al genio de los literatos del Siglo de Oro español. Fue la corte de Polonia; Hungría; la Sevilla del Don Juan; Nápoles o la cercana Fuenteovejuna… Fue todo eso y más durante una época en la que Almagro disfrutó de una gran riqueza, prosperidad y florecimiento cultural. A la sombra de la familia Fugger (o los Fucares como los bautizaron acá), banqueros personales de Carlos I que asumieron el control de las cercanas Minas de Almadén, la ciudad creció desbordando los límites de su muralla medieval. Y por tener tuvo hasta su propia Universidad (Ronda Santo Domingo, 7) en un soberbio edificio renacentista. Y como toda ciudad de importancia, tuvo sus teatros. Todos cerraron. Todos los de España. En el siglo XVIII los corrales de comedias se prohibieron y los espacios escénicos fueron cayendo uno tras otro.
En el caso de Almagro, el antiguo teatro se convirtió en mesón y posada. Y se fueron añadiendo paredes para ir adecuando el espacio a su nuevo uso. Pero a diferencia de otros lugares (como en Alcalá de Henares o Sevilla) el corral se mantuvo oculto durante siglos tras paredes y maderas: pero intacto. Y de ahí su importancia cuando se redescubrió. Es único en su especie. Y no sólo en España –el famoso The Globe de Londres es una recreación-. Por eso no es de extrañar que Almagro sea la sede del Museo Nacional del Teatro (Gran Maestre, 2; Tel: (+34) 926 261 014), una impresionante colección de objetos y documentos que muestra la importancia patrimonial que la escena tuvo y tiene en un país como España. Un museo, por cierto, que ocupa un ala de los Palacios Maestrales, sede solariega de la poderosa orden de Calatrava. Por eso hablar de Almagro es hablar de teatro. Sobre todo durante los meses de julio, cuando se celebra el Festival de Teatro Clásico de Almagro, uno de los mejores del país.
Pero hay mucho más que eso, aunque la escena sea una magnífica excusa para acercarse hasta aquí. Almagro atesora uno de los conjuntos monumentales más bonitos e importantes de Castilla la Mancha. El avance de los reinos cristianos hacia el sur en los siglos XII y XIII convirtió esta zona en área de frontera. Y también fue el germen de la orden de Calatrava, que se creó para defender el acceso a Toledo desde Sierra Morena. Después de la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), la frontera se situó al sur de las sierras que separan La Mancha y Andalucía y la zona quedó bajo el control de la orden. Pese a que las fortalezas más importantes se encontraban más al sur, la orden eligió Almagro como asiento de su sede. Y en el siglo XIII construyeron los magníficos Palacios Maestrales, un conjunto de edificios de estilo mudéjar de gran belleza. Ese fue el comienzo de varios siglos de crecimiento que dieron como resultado la ciudad de nuestros días.
Hay mucho que ver en Almagro. Y bonito. Su espacio más famoso, junto al Corral de Comedias, es la Plaza Mayor. Esta gran ágora pública fue habilitada en el siglo XIII como Plaza de Armas, pero fue en el siglo XVI cuando obtuvo su trazado definitivo. Sus soportales y galerías de madera la hacen única y especial. Un conjunto que alberga el Corral de Comedias, varias casas solariegas y la sede del Ayuntamiento (Plaza Mayor, 1; Tel: (+34) 926 860 046). La plaza fue durante siglos el escenario de grandes actos y hasta corridas de toros. Las galerías eran públicas y servían de gradas para las gentes del pueblo. En el siglo XIX, el espacio fue privatizándose y las antiguas galerías se convirtieron en partes de viviendas y se acristaló todo el conjunto. La Plaza Mayor es una muestra de la monumentalidad de la ciudad. Almagro fue una de las más importantes poblaciones del sur castellano y hubo un tiempo en el que rivalizó con la mismísima Toledo. De esos años quedan como huellas gloriosas multitud de casas solariegas. La más notable es el Palacio de los Fúcares –Fugger-(Calle Arzobispo Cañizares, 6; Tel: (+34) 926 261 376), una soberbia casona de estilo renacentista que destaca por su patio. Pero repartidos por toda la ciudad hay multitud de edificios notables: el Palacio de los Marqueses de Torremejía (Ronda de Santo Domingo, 1); la Casa del Capellán de Las Bernardas (Ntra. Sra. de las Nieves, 10); el Palacio de los Condes de Valdeparaíso (Bernardas, 2); la Casona de los Medrano (San Agustín, 7); el Palacio de los Oviedo (Calle Marqués de las Hormazas, 9)…
Pero más allá de las grandes casas adornadas con blasón, Almagro es una verdadera clase magistral de arquitectura popular manchega. Las calles que rodean a la Plaza Mayor son ideales para pasear sin rumbo y ver esa combinación tan local que aúna cal blanca, ladrillo y piedra. Cómo si fuera una simbiosis perfecta de lo castellano y lo andaluz. En el Museo Etnográfico del Campo de Calatrava (Chile, 6; Tel: (+34) 657 010 077) puedes aprender algo más de cómo se construyeron las casas de la comarca y de otras muchas cosas más. Un ejemplo es la tradición del encaje de bolillos, otra de las consecuencias de la llegada de familias centro europeas al cobijo de los `Fúcares’. Y aprovecha el paseo para probar las famosísimas berenjenas de Almagro, uno de los encurtidos más ricos que hemos probado jamás.
Ciudad conventual y universitaria.- Los años de gloria de la ciudad también provocó la construcción de grandes edificios religiosos. Como ya dijimos, la propia ‘fundación’ de Almagro (entre comillas porque aquí ya había una fortificación musulmana) se debió al establecimiento de la Orden de Calatrava. Quizás los edificios religiosos más espectaculares de la ciudad son el Convento de Santa Catalina de Siena (Ronda de San Francisco, 31; Tel: (+34) 926 860 100), hoy sede del Parador de Turismo, y el Monasterio de las Calatravas (Calle Ejido de Calatrava), una de las obras cumbre del Renacimiento español –su claustro es divino-. Otros puntos de interés religioso son la Iglesia de la Madre de Dios (Madre de Dios, 2; Tel: (+34) 926 860 218), un edificio que ejemplifica a la perfección el tránsito del Gótico al Renacimiento y la barroca San Agustín (San Agustín, 2; Tel: (+34) 926 261 485) –hoy alberga un centro cultural-.
Los mejores tiempos de Almagro tuvieron como uno de sus cumbres la fundación de la Universidad de Nuestra Señora del Rosario (Ronda Santo Domingo, 7), una de las universidades menores que se fundaron en el país gracias a la ola humanista del Renacimiento. Este centro de enseñanza estuvo activo entre 1574 y 1824, cuando se reordenó el mapa universitario español y cerraron muchas de estas ‘escuelas menores’. De las antiguas dependencias educativas apenas si queda rastro en algunas salas ya que tras la desamortización, casi todo desapareció bajo la piqueta. Lo que si sobrevivió es su iglesia que hoy funciona como centro cultural.
DOS VISITAS A UN SALTO DE ALMAGRO
El Volcán de Cerro Gordo (Acceso por CR-P-5122; Tel: (+34) 636 817 099 y (+34) 926 868 003; Web Oficial).- Este pequeño cono volcánico situado al sur de Almagro estableció todo un hito al ser el primero en toda la Península Ibérica en musealizarse y prepararse para la visita. Este pequeño volcán, que estuvo activo hace unos 1,7 millones de años, es sólo uno de los más destacados de los más de 200 edificios volcánicos que se desparraman por toda la zona. Una pasarela te permitirá entrar en el interior de un gran corte y descubrir todos los secretos del antiguo cono. Muy bueno para ir con niños.
El Castillo de Calatrava la Nueva (Cerro Alacranejo –CR 504-; Tel: (+34) 926 693 119; Web Oficial).- Esta gigantesca fortaleza y convento se erige en una poderosa peña de difícil acceso desde la que se controla uno de los pasos naturales más importantes de Sierra Nevada. La fábrica cristiana se inició en el siglo XII, pero su esplendor llegó a partir de 1213, cuando la Orden de calatrava inició las reformas y construcciones que condujeron a hacer de este lugar uno de los más grandes y fastuosos castillos de la vertiente norte de Sierra Morena.
Fotos bajo Licencia CC: Tonchu Pombo; Pablo Sánchez Martín; Juan Francisco Díaz Hidalgo; Festival Internacional de Teatro; José Vicente; Carlos cuerda
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