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Acantilados blancos, pequeñas calas, pueblecitos encantadores y fish and chips: un viaje por la costa sur de Inglaterra

Una vieja iglesia gótica se recorta en el paisaje. Al fondo la barra de guijarros de Chesil Beach. Gary Campbell-Hall

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El balneario de Brighton tiene el encanto de los lugares decadentes. Su famoso Pier (muelle) repleto de viejas atracciones de feria es uno de los iconos más famosos del turismo inglés y, también, escenario habitual de multitud de películas y series de televisión. Esta ciudad vacacional apenas dista una hora en coche o tren desde Londres y, desde hace siglos, es sinónimo de vacaciones, días de playa y diversión. Hoy es casi un museo de lo que fue. Un lugar lleno de viejos hoteles, discotecas, algunos teatros y los mejores locales de fish and chips de esta parte del mundo. El lugar fue tan popular que hasta el mismísimo rey Jorge IV se construyó el excéntrico Royal Pavillon, un curioso edificio de estilo hindú, para pasar largas temporadas de verano en la zona.

Brighton es una buena base de operaciones para visitar el sector oriental de la costa sur inglesa. Se encuentra a poco más de 133 kilómetros del puerto de Dover (y sus imponentes acantilados blancos); a dos pasos de la preciosa Hastings, una pequeña ciudad más que bonita que fue la puerta de entrada de Guillermo el Conquistador a la isla en el 1066 (aquí tuvo lugar la primera de las batallas de la conquista normanda de Inglaterra). George Street es el corazón del oldtown de Hasting y está plagada de viejas casas victorianas y tiendas de estilo vintage. También merecen la pena su castillo (siglo XI) y el barrio de los pescadores. Pero Brighton es, per se, un destino en sí mismo. La calle Kensington Gardens –epicentro de la movida hippie-, The Lane –centro histórico-, la playa y el Paseo Marítimo (repleto de antiguos hoteles como el Royal Albion, el Queens o el Hilton) son los otros lugares de la ciudad balnearia que tienes que ver sí o sí.

Con un día basta para verlo todo (incluido el British Airways 360 , una nueva atracción que te sube a las alturas en una enorme cápsula de cristal), pero, como te decíamos, no es mala idea pasar aquí alguna noche para acercarse a algunos de los lugares de interés que quedan a pocos kilómetros de la ciudad: como el Valle de Devil’s Dike y Saddlescombe Farm (Saddlescombe Road; (+44) 12 73 857 712); el impresionante Castillo de Herstmonceux (Hailsham BN27; Tel(+44) 13 23 833 816) o el Cissbury Ring (Worthing BN14), uno de los muchos grandes monumentos megalíticos que se esparcen por esta zona del país. Sólo hay que meterse unos kilómetros tierra adentro para encontrarse en plena campiña inglesa y con sus pueblecitos característicos. La Autopista A-27 corre de este a oeste en paralelo a la línea de costa y permite ir y venir con rapidez si vas con coche de alquiler.

Camino de Southampton .- Con la autovía, desde Brighton a Portsmouth apenas media una hora de marcha tranquila. Si te interesa la historia haz una parada en la Villa Romana de Fishbourne (Fishbourne Road) que, entre otras cosas-como un interesante centro de interpretación-, resume de tener la mejor y mayor colección de mosaicos de Inglaterra. Portsmouth jugó y juega un papel importantísimo en la historia del país. Durante siglos fue una de las bases más importantes de la Royal Navy y eso se nota. El enorme estuario natural (donde caben tres o cuatro flotas) está protegido por multitud de castillos y baterías artilleras de todos los siglos que puedas imaginar. La vieja ciudad se apelotona en torno a su antiguo puerto, Tiene una catedral interesante y algunas calles con sabor añejo que te recordará a las películas de piratas.

Pero si te gustan los barcos, lo más interesante de esta pequeña ciudad está justo al norte de la Estación de tren. El Historic Dockyard no sólo es uno de los mejores (si no el mejor) museo naval del mundo (en realidad son cuatro centros: el propio Historic Dockyard; el Museo de la Royal Navy; el Boat House 4 y el Museo de Submarinos ). También tiene una colección de barcos históricos de la Royal Navy que da envidia. Ahí están la HMS Victory (el buque insignia de Nelson); el HMS Warrior; los restos de la Mary Rose (que se hundió en 1541) y el HMS M33. Si te gusta mucho la historia naval, aquí te puedes pasar, tranquilamente, dos días. Si no eres mucho de ver barcos no te pierdas la oportunidad de ver el HMS Victory, el único de los grandes navíos de finales del XVIII y principios del XIX que ha llegado hasta nuestros días.

La ciudad de Southampton también merece una parada (si es con fonda es mejor). Fue la ciudad de la que partió el Titanic y su historia siempre estuvo vinculada a su puerto. La ciudad vieja cuenta con algunos restos de su pasado medieval. El viejo casco histórico es pequeño pero cuenta con varias joyas de mención empezando por sus espectaculares murallas que son de las mejor conservadas del país (pese a que sólo quedan un tramo en pie). Muros adentro, el Bargate quarter es un pequeño damero de apenas un par de cuadras con un buen puñado de cosas que ver: la Catedral de San Miguel Arcángel, por ejemplo, la conocida como la Casa del Comerciante , la Casa Tudor, el Undercroft o la Weigh House. Como sucede en otras ciudades inglesas, lo viejo se mezcla con lo nuevo formando un todo un tanto heterogéneo. Pero la ciudad se deja ver. La relación de Southampton con el mar es otra de las constantes. Hay varios memoriales dedicados a las víctimas del Titanic y un buen museo marítimo, el Seacity Museum, en el que el trasatlántico más famoso de todos los tiempos también tiene un espacio protagonista.

La Costa Jurásica .- Entre Orcombe Point y Old Harry Rocks median unos 150 kilómetros de costa repleta de sorpresas. Este trozo de litoral alterna grandes cantiles, playas extensas de guijarros pulidos, calas enmarcadas por prados verdes y hasta verdaderos cementerios de fósiles como la Playa de Monmouth Playa de Monmouth , un lugar increíble dónde aún pueden verse –pese a un expolio de siglos- cientos de amonitas, esos caracoles de piedra de hace cientos de millones de años que aquí quedaron amontonados creando un lugar increíble. En el cercano pueblo de Sidmouth, además de sus casas de estilo Regencia y su animada vida también presumen del Dinosaurland Fossil MuseumDinosaurland Fossil Museum, que tiene la mayor colección de fósiles del Triásico del mundo. Una visita es la mejor manera de comprender esta parte del litoral inglés más allá de sus bellezas paisajísticas y sus pueblecitos tradicionales. Un paisaje repleto de huellas del pasado más remoto del planeta que quedó incluido en el prestigioso listado del Patrimonio Mundial.

Pero las cámaras codician otros lugares más fotogénicos como Durdle door, una playa casi perfecta adornada con un cantil agujereado a modo de puerta hacia el mar abierto o la cercana Lulworth Cove, una bahía perfecta en la que los prados verdes mueren al borde del mar con una agonía previa de guijarros tan pulidos que parecen hechos a propósito. Enumerar las playas que son dignas de una visita: no dejes de pasarte por Chesil Beach, un gigantesco pasaje de arena que une la Isla de Portland a la costa inglesa; tampoco te olvides de pueblos bonitos como Bournemouth o Pool. Este lugar es especial.

Si estás de paso por Londres y puedes dedicarle un día no te va a decepcionar, pero si puedes hacer un viaje de varias jornadas por la comarca es algo de lo que no te vas a arrepentir. Más allá de las playas, los acantilados o los pueblos costeros hay una enorme porción de campiña que guarda espacios naturales de gran belleza, viejos castillos (LulworthHighcliffeFort NothePowderham; Forde Abbey…) y grandes yacimientos prehistóricos ( como el espectacular Maiden Castle ).

Fotos bajo Licencia CC: SteveR- ; Herry Lawford ; Roman Hobler ; Kyle Taylor ; Gary Campbell-Hall ; puffin11k ; Brian Adamson

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