Pico Ruivo y los bosques de Madeira. El milagro verde obra de los vientos

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La Levada da Silveira (Acequia de los bosques) asciende desde las inmediaciones de la localidad de Santana y se interna en una verdadera selva tupida y umbría en la que el sol apenas llega al suelo. Un bosque mágico que se llama Laurisilva y que esta isla verde de Madeira comparte con las vecinas Islas Canarias y con las más distantes Azores. Un bosque que actúa como una verdadera esponja verde que absorbe la humedad que llega desde el mar gracias a los vientos que soplan desde el noreste. Un bosque mágico que deja estampas de ensueño y que aquí, junto a La Gomera, La Palma y Tenerife, encuentra su máxima expresión y, también, extensión. Madeira es un auténtico muro de 57 kilómetros de largo y una altura que supera los 1.800 metros de altitud. Un verdadero captador de un torrente de humedad que se desparrama por las laderas. A diferencia de lo que sucede con las Canarias (que apenas distan 400 kilómetros), las diferencias de vegetación entre el norte y el sur no son tan marcadas. Pero la Laurisilva reina en la fachada septentrional de la isla y, de ahí, se desborda por valles y barrancos aprovechando esa agua que llega de manera regular transportada por los vientos alisios. Como sucede en sus primas españolas.

Las Levadas son una de las obras de ingeniería hidráulica antigua más imponentes de esta parte del mundo. En esto también son casi como hermanas Madeira y sus vecinas. Los hombres y mujeres de las islas se las tuvieron que ingeniar para llegar el agua desde las cumbres y barrancos hasta los campos de cultivo. En el caso maiderense el esfuerzo no fue tanto el encontrar las fuentes de agua (como sucede en Canarias) como salvar las dificultades de una geografía marcada por la verticalidad. Quizás el mejor lugar para darse cuenta de este aspecto es la llamada Levada de Caldeirão Verde y Caldeirão do Inferno. Este conjunto de acequias, caminos, túneles y galerías se construyó a inicios del siglo XVIII para conducir el agua de las cumbres hasta los campos del área de Faial y Santana. Hay otras rutas más accesibles para adentrarse en el bosque de Madeira (el más transitado por los viajeros y viajeras es la Levada de 25 fuentes o del Risco), pero llegar hasta el Caldeirão do Inferno es una auténtica aventura (nos recordó mucho al mítico sendero de Marcos y Cordero de la isla de La Palma) que merece mucho la pena.

Ruta por el altiplano verde hasta Caldeirão do Inferno.- La Ribeira de São Jorge es un profundo valle que se desploma por la vertiente norte de las mayores alturas de la isla y, también, una de las mayores fuentes de agua. El acceso a esta zona se hace desde el Parque Forestal de Queimadas, que servirá de punto de inicio y llegada de la ruta (marcada como PR-9). Aquí hay un pequeño sendero auto guiado habilitado para personas de movilidad reducida que es ideal para adentrarse en el bosque sin hacer grandes esfuerzos. Aquí también hay varias casas tradicionales con techo de paja. Desde aquí parte el camino junto a la levada, que aprovecha una meseta ligeramente inclinada para acercarse a las fuentes. El sendero total tiene 27 kilómetros (ida y vuelta) y se interna en uno de los paisajes más alucinantes de esta parte del mundo. El camino hasta Caldeirão Verde tiene una longitud de nueve kilómetros y no es demasiado difícil. El desnivel acumulado apenas es de unos 150 metros y la única dificultad es librarse de algún que otro cabezazo en alguno de los cuatro túneles que atraviesa. El ascenso hasta el Caldeirão do Inferno apenas suma otros cuatro kilómetros y medio (por sentido), pero los desniveles son considerables en algunos tramos. Para ambos senderos se requiere de calzado cómodo, chubasquero (en los túneles, literalmente, llueve) y linterna (hay uno de los agujeros que tiene más de 200 metros).

Ruta hacia el Pico Ruivo.- El acceso hasta la cima de Madeira se hace, también, desde el mismo camino que asciende desde Santana (por una carretera endiabladamente empinada). La ‘Ruta Reina’ de Madeira es un sendero espectacular que une los picos más altos de la isla. Esta caminata no es muy larga (12,4 kilómetros con salida y llegada en el Mirador del Pico Arieiro), pero sí es un verdadero rompe-piernas que sube y baja conectando las cimas del propio Arieiro (1.817 metros sobre el nivel del mar) y el vecino Riuvo (1.862). La ruta anda gran parte del camino sobre las nubes y ofrece vistas alucinantes. Otra forma de acercarse al pico más alto de la isla es el sendero que parte desde la Achada to Texeira (dónde hay un estacionamiento)  y que tiene una longitud de 3,5 kilómetros. Aún si no vienes a Madeira a caminar, este es un sendero que tienes que hacer sí o sí. Las vistas son increíbles y el camino es sencillo (ida y vuelta en unas dos horas).

Fotos bajo Licencia CC: Zdenek Svoboda; exumo; José Antonio Cartelle