Nadie ha podido dar una explicación satisfactoria a la destitución conocida este viernes del delegado para Canarias de la Agencia Tributaria, la Hacienda de toda la vida. Ni siquiera en la Delegación del Gobierno conocían la noticia de que José Luis Rodríguez había sido sustituido de modo imprevisto por otro inspector fiscal de la casa, Alejandro Niño, sin que tampoco pueda precisarse si el nuevo delegado ocupará la plaza de modo transitorio hasta la convocatoria de elecciones generales y los cambios que pudieran corresponder, o si se ejecutará un nombramiento consolidado. Al puesto de responsable de la Agencia Tributaria en Canarias opta la que hasta octubre pasado ocupaba el cargo de viceconsejera de Economía y Asuntos Económicos con la UE, Matilde Asián, persona de a máxima confianza de José Manuel Soria, ex consejero del ramo. El destituido delegado pasará a la historia de la delegación de Hacienda en las Islas por las importantes obras acometidas en la sede central de Las Palmas de Gran Canaria, donde ha sustituido muros y tabiques por superficies abiertas o grandes cristales antivandálicos. No se le conocen errores ni irregularidades que hayan podido conducir a esta decisión del ministerio.