Mientras llegan a Telde los fatales desenlaces que ya casi todo el mundo da por hechos, en la ciudad se siguen produciendo extraordinarios fenómenos, algunos de ellos bastante paranormales. Estén atentos a garajes, a canchas de tenis, a plataformas de río inservibles para la mar. Estén atentos a funcionarios que entran y salen de despachos de empresarios cargados de explosiva documentación, y estén atentos a lo que el grupo de gobierno (o una pequeña parte del grupo de gobierno) lanza al mundo a través de la emisora oficial del régimen. Le han dicho a su vocero que no se preocupe, que ellos pagan las querellas, pero no sabe el vocero que se quedará solo, y con una mano delante y la otra detrás, como corresponde al destino del dinero que nunca da Roma a los traidores. De momento, en un rapto de excitación propio del momento que vive, el vocero radiofónico hasta se ha atrevido a reclamar de sus perplejos oyentes que dejen de comprar un periódico de pago que también informa de los acontecimientos consuetudinarios que acontecen en el Faycanato.