No nos queremos ni imaginar una Hacienda nacionalista en la que su máximo responsable pudiera siquiera soñar con una operación de ese tipo, la única que convencería a los más remolones a ir en pandilla. Por eso, hasta nos ahorramos tener que pensar en quiénes serían esos dos o tres empresarios que irían a la ampliación de capital de Gascan, se harían con el porcentaje suficiente, acordarían con Endesa la garantía de recompra a un precio superior al desembolsado y, al final, se ahorrarían la cuota fiscal. Sería, de producirse (que no creemos, bajo ningún concepto), la cuadratura de la carambola fiscal: no pagas impuesto de sociedades, dotas RIC en forma gaseosa, vendes a un precio superior de forma garantizada y Hacienda, que se haga un pan con tortas. Descartado, ningún consejero de Economía y Hacienda del mundo podría, ni por asomo, tener la tentación de proponer algo así.