Han pasado algo así como dos años desde que se solicitara el indulto y en este tiempo Dimas Martín incluso se ha podido presentar a unas elecciones y hasta -en el caso del Cabildo de Lanzarote- ganarlas. Lo hizo gracias a la calculada demora en emitir este indulto y, por supuesto, a aquella famosa providencia de la que son corresponsables tres magistrados y que le permitió concurrir a unos comicios de una manera más que anómala. Recuerden: extendieron a la pena de inhabilitación la suspensión de la condena de prisión a la que un auto anterior había hecho referencia de manera exclusiva. Uno de esos magistrados corresponsables, Emilio Moya, fue elevado posteriormente a los altares de la Viceconsejería de Justicia. Dos años perdidos para la credibilidad de las instituciones (el Cabildo y el Parlamento, que lo refrendó como diputado pese a las advertencias del PSC), para la credibilidad del Consejo de Ministros, que le deniega el indulto ahora, y para la credibilidad de la Justicia, que lo dejó presentarse a las elecciones en una decisión vergonzosa.