Hay lo que hay

Hoy, ya ven, tengo que volver sobre la columna anterior. No porque me acusen de insultar a Tenerife tanto como El Día a Gran Canaria. Es la desacreditada estrategia de presentar la crítica a ATI-CC, a su Gobierno y a un periódico como agresión a Tenerife y a los tinerfeños. Un truco muy gastado. Por mucho que insistan los émulos de los editorialistas de El Día, por ese lado hay lo que hay.

La principal razón para volver sobre el asunto es darle el recibido a un tinerfeño que me envió un mensaje privado firmando con su nombre y apellidos. “Estoy de acuerdo con usted”, escribe, “que no hay que callar antes las barbaridades de sus editoriales [los de El Día], pero no estoy tan de acuerdo con su afirmación del silencio cómplice de la mayoría de los que vivimos en este isla. Por lo que se refiere a mí, no es cierto. He escrito varios artículos denunciando lo mismo que usted y Domingo [Gari] y eso me ha costado el veto de ese periódico, sus insultos a mi trabajo como responsable de una organización [?] y también el haber sido censurado en Diario de Avisos por denunciar a este esperpéntico personaje en una de mis colaboraciones”. Y añade: “Que los partidos políticos en Tenerife, incluido el PSOE, no denuncien las barbaridades de este carcamal no significa que todos seamos cómplices o que callemos; la realidad es que pocos medios nos quedan para hacer pública nuestra disconformidad”. No necesito consultar a Carlos Sosa para decirle que éste es un medio con el que puede contar.

Al ser una comunicación privada, no revelaré la identidad del firmante: él tiene la palabra. Sólo diré que de tan requemado no cayó en la cuenta de yo me refería, como siempre, a los gobernantes y dirigentes políticos que toleran este estado de cosas; no a los tinerfeños, bonito fuera.

En cuanto al alcance de la enfermedad infecciosa que el periódico propaga, su virulencia la advertimos en la entrevista a Paulino en su tele. O es un cobarde que no se atreve a proclamar que El Día no es Tenerife; o está de acuerdo con sus planteamientos. Lo que no por ser grave en ambos supuestos me sorprende. Hay lo que hay, les dije; y donde no hay, no hay.