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Cañas y berberechos

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Carmen Calvo ha definido con suma precisión el verdadero lema de la campaña exitosa de Isabel Díaz Ayuso: cañas y berberechos. La vicepresidenta primera del Gobierno de España no es una tipa muy graciosa pero en esta ocasión se ha esmerado y lo ha clavado.  

La presidenta de la Comunidad inició la campaña electoral con el lema comunismo o libertad, pero si hubiese escogido este último de cañas y berberechos seguramente habría obtenido mayoría absoluta en vez de la mayoría simple que ostenta actualmente tras las elecciones del martes pasado. También se podía elegir entre cañas y tapas o cañas y barro. 

Ahora sabemos que la libertad de la presidenta de la Comunidad consiste en sentarse a una terraza de la Gran Vía a pedir unas cañas con una tapa de berberechos. El pueblo madrileño, que es muy agradecido, hace su vida en los bares y cuando hay buen tiempo, como en la primavera actual, en las terrazas de esos bares. 

Hay que entender que en Madrid no hay playa y que la mayoría de los madrileños prefiere el bar al teatro o al cine. Es lo que Ayuso llama cultura a la madrileña o, tratándose de ella, callos a la madrileña. 

El 40% de los madrileños vive en un piso con menos de 65 metros cuadrados y por eso se entiende que la calle sea la prolongación de su casa. Viven en una casa de mierda pero tienen la libertad de pedir una cerveza en el bar de la esquina. 

Se puede entender perfectamente que el votante del PP haya vuelto a votar PP a pesar de la corrupción probada del partido en Madrid y en otras comunidades. Sabemos que el votante leal vota siempre lo mismo aunque sus referentes sean unos sinvergüenzas. Eso también se puede aplicar y comprobar con los votantes socialistas en la Andalucía de los ERE.

Lo que no se explica tan bien es que el PP de Ayuso haya doblado su presencia en la Asamblea de Madrid sin haber hecho una buena gestión, solo aprobando dos leyes en dos años, una de ellas del suelo que tanta satisfacción ha dado a los especuladores y constructores. 

La Comunidad de Madrid es la única de España que no ha aprobado sus presupuestos pero eso al pueblo madrileño le importa un comino porque su presidenta abre los bares y las terrazas a tutiplén para que sus conciudadanos ahoguen sus penas en una jarra de cerveza trufada con unos moluscos bivalvos de lata.

Para qué quieres una vivienda en condiciones, un trabajo dignamente remunerado y unos servicios públicos aceptables si tienes la libertad de irte a una cervecería y no encontrarte a tu ex en ella.

El PP de Ayuso ha arrasado porque se ha comido los votos de Ciudadanos, que ha desaparecido del mapa. Madrid es una región muy rica y sus habitantes prefieren votar a la derecha aunque sea corrupta. No necesitan servicios sociales básicos y sobre todo tienen la libertad de tener una presidenta que dice muchas chorradas inconexas. Pero eso no importa porque es tan libre como Heidi y su abuelito viviendo en la casa de las montañas.

Hace dos años el socialista Gabilondo ganó con suficiencia en Madrid y le sacó siete diputados al PP de Ayuso pero hoy no sirve porque no ha hecho una oposición bronca ni ha insultado a la presidenta de la Comunidad ni a sus consejeros, que ganan más de 100.000 euros anuales, decenas de miles más que el presidente del Gobierno de España y sus ministros. 

Parafraseando a Rodrigo Rato, es la democracia, amigos. Además del mercado de la oferta y la demanda. Hay que aceptar a la trumpista Ayuso igual que los norteamericanos aceptaron durante cuatro años a Donald Trump.

Hoy agradezco más que nunca no vivir en Madrid sino en Canarias. Qué bueno vivir aquí, como decía el anuncio de la cerveza. Yo también soy libre de opinar y por eso no pido una caña con berberechos. Prefiero una Dorada con papas arrugadas. 

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