Es verdad que a todos los partidos se les pudren manzanas. Y que nada cabría reprocharles si las apartaran de inmediato. Pero lo cierto es que, tras la dimisión de Francisco Valido, el PP aceptó el voto de las dos “faycanas” principales para retener la alcaldía de Telde y les permitió seguir ejerciendo de concejalas como si tal cosa. No menos significativa es la utilización de dinero de los parados en la reforma de la sede del PP; o la financiación del partido mediante comisiones ilegales, confesadas por el mismo encargado de cobrarlas. No entraré en los frutos del huerto personal de Soria; a la vista están. Pero vuelvo a subrayar el cinismo con que exige a los demás que pidan perdón o dimitan por cáscaras de lapas frente al elevado nivel de las trapisondas peperas. Quiero decir que Soria trata de engañar a los ingenuos y a los ignorantes para escapar de la quema. Según él, las causas judiciales abiertas obedecen a maniobras electorales de los psocialistas. Cosa que me resulta paradójica porque entre mis críticas a los psocialistas figura precisamente, ya ven, que no tomaran la iniciativa de denunciar, de indagar al menos, asuntos que no eran ningún secreto y hasta estaban en los periódicos. Los psocialistas toleraron, pues, en Telde y fuera de Telde (¿hablamos de Las Teresitas?), muchos trasteos que si están ahora en los juzgados es por denuncias particulares, no del PSC que ha evitado meterse en berenjenales. Tiene gracia, en fin, que el macho haga a los psocialistas el favor de atribuirles que aflorara la basura. Creo que hay un fallo general del sistema; desde los partidos a las corporaciones. Con el añadido de una incultura política devenida en activo de sinvergüenzas. Lo demás es el siroco mental que todo lo extravía y en el que se diluyen, caso de Telde, el grave daño a la economía de la ciudad, a su tejido empresarial y al crédito municipal. Y lo han provocado personas amparadas por unas siglas, lo que aconseja al Gobierno canario no mover un dedo; so pretexto de respeto a las autonomías municipales, que, por lo visto, han de prevalecer siempre sobre los intereses y el bienestar del ciudadanaje puteado. Hoy por ti, mañana por mí.