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Cultura municipal: el absurdo en clave de zozobra veneciana por Javier Cabrera

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Donde el político es la estrella

Sé que existe, paralela a la Institución, la Sociedad de Promoción LPGC, y que lo hace bien, pero lo que más pondera de sí misma es ser vocero de los eventos singulares que aquí se celebran: Festivales de Ópera, de Cine, de Teatro y Danza, e imagino que la parte proporcional del Festival de Música. Pero ¿son los grandes eventos cultura para la ciudadanía, o lo son sólo para “determinada ciudadanía”? De ellos, el de cine, pasa por el más democrático y participativo; el de teatro y danza, quizá por el más popular, y el de ópera ya se sabe, colma el status, y no más. Nunca hubo evento dedicado al arte ?aun concreto: escultura o fotografía?, y menos aun a la literatura ?algún foro internacional europeo-africano-americano (por lo de plataforma entre continentes tan del empeño de muchos)?. Se revierten aquí las demandas: ¿y no se aprecia nada bueno?, ¿todo es criticable?, ¿no hay actuaciones salvables? Acabando, ¿no se delata cierta inquina en este análisis? No. Y sí, hay cosas salvables, pero obedecen a la costumbre heredada de anteriores legislaturas y han generado un estado rampante en ausencia de propuestas y aportaciones nuevas, pero que aun así nunca disculpan el enquistamiento cultural. Pero es otra la cuestión central que debo tratar del tema: esta ciudad jamás contó con un tejido, un entramado, estructurado en el que ponderara la actividad cultural para el ciudadano. Siempre se tuvo ese débito conceptual.

En un recorrido por la ciudad, y empiezo por lo que conozco de su herencia histórica, aprecio que los castillos urbanos que posee nunca terminan por tener una adjudicación determinada y carecen, además, de organigrama de funcionamiento. Para el castillo de la Luz, de dudosa calidad en su restauración, el alcalde imaginó allí la Fundación Martín Chirino ?todos los respetos para el escultor?, un éxtasis vespertino, supongo, mientras le afeitaban. Se consume así la segunda ofensa mayestática con que se oprobia a la ciudadanía capitalina Y, cargado de buena fe, inicio: ¿y qué hubo de la responsabilidad democrática? Oír lo que propone la gente, sobre todo la del entorno, o eso ya carece de interés; y descargado de buena fe, acabo: ¿quién se arroga el derecho de disponer a antojo de las dotaciones comunales? Del castillo de Mata, de infame restauración, a la vista está, no se precisa ser lector de la historia ni de la arquitectura: el mal gusto salta a la peor vista, de nuevo demando: ¿en qué lo han convertido?, o ¿en qué pretenden hacer creer que lo han revertido? ¿Su proyecto de restauración se sometió a análisis por comisión de técnicos expertos? Pues somos herederos de un 'kaf-kastillo con boina'. Pero, más serio y peligroso: ¿a qué se destinará?, ¿a Museo de los Horrores?, su actual estado favorece esa lógica. ¿A Museo de Historia de la Ciudad?, parecería lo acertado, aunque como con todo penderá de una decisión, me temo que otra vez, personalista. Y el castillo de San Francisco: ¿existe?, ¿se tiene conciencia de él?, ¿a qué se dedicará?, o ¿alguien dispone ya de una iluminada y personalísima idea? Concluyendo con los castillos lo delatado es la total ausencia de dotaciones culturales municipales con miras al ciudadano y, ¿por qué no?, al turismo de paso, ¡fíjense!, nada que objetar. Nunca tuvimos un Museo Municipal de Bellas Artes [¿Castillo de San Francisco?], ni por reflejo de la otra capital insular; un Museo del Mar [¿Castillo de La Luz?], para una ciudad que se jacta de ser tan de lo mismo; ni un Museo de Historia de la Ciudad [¿Castillo de Mata?], que para el caso traerá más cola que historia.

Diletantismo fiorentino

Con rémora veo los años pasar, la democracia avanzar ?es un decir? y, a la par, ratificar ese paroxismo 'yoista': para el caso, una arrostrada actitud de tono italianizante ?'fiorentino' de cadencia 'medicis', 'milanesco' con asomo 'sforza' o, si no, metódico tufillo veneciano? lastrado de idénticas derivas unidireccionales y personalistas de las que, parece, no saben apartarse ni hacer apartar en los partidos a sus representantes. Reitero la pregunta por no masticármela solo: ¿ese partido no tiene un programa predeterminado para la gestión institucional en cultura? Prima, parece, la improvisación a vuela pluma, a lo evidente me remito, y según 'estado de gracia' de quien en la Entidad se adjudica, universalista por lo apreciado, su gestión. ¿Aun hoy, todavía? Causan estupor estas rancias, por manidas, conductas de zares del nomenclátor, raquíticas en visión de futuro y, sobre todo, trasnochadas para un partido en el que la jactancia última es la cacareada democracia; escasa en la Entidad municipal, a la vista salta, en lo que a cultura se refiere. Sigo, la ciudad carece de un centro permanente de exposiciones de calidad ?del Edificio Miller doy fe de sus carencias? gestionada por la municipalidad y, por ende, evidencia una total ausencia de programación que ofende: sí, se realizan muestras sueltas, a boleo, pero sin nexo ni línea conductora. Con una estrella central en el contexto de las Fiestas Fundacionales, que más obedece a una situación coyuntural y que no siempre acaba por ser del todo acertada. De otro lado, denoto la total ausencia de una programación editorial estructurada: nunca supe del tal servicio de publicaciones que dice posee la Entidad o si debe llamarse así. Sí sé, y reconozco, de la colección de poesía que perdura como actividad residual; la publicación de los pregones de Fiestas, encargos a autores concretos; la edición de libros sueltos, a boleo también, imagino que llegados por vía indirecta y en razón a cercanías. Reconozco, y alabo, la dotación de los premios municipales, que han tenido a bien no clausurar por la crisis. Pero sobre todo carece y nadie, parece, ha pensado en la necesidad de que se debe crear, de un Instituto Municipal de Cultura ?si de deportes sí, de cultura ¿por qué no??: generaría el tejido cultural global para la ciudad, y establecería la programática cultural que entrame las distintas partes de la urbe y por el que se lograra que la ciudadanía se supiera representada culturalmente.

Tontitos, qué tiernos sois

Si bien la cosa no concluye aquí, el alcalde, como cierre de su gestión suprema, se ha permitido un último lujo, capricho nunca, a título imperial: la instalación de una escultura singular de gran formato, denominada Tritón, del escultor Manuel González ?mis respetos al artista?, en el enclave de la playa de La Laja. Todo, en aras de la redefinición urbana de la zona y la recuperación paisajística de su litoral, que nunca sabremos si se acometerá pero la escultura, por lo que suceda, queda ya instalada. Se consume así la tercera ofensa mayestática con que se oprobia a la ciudadanía capitalina Me abotargan más preguntas avalado por mi cándido estado: ¿una dotación de este orden no merece un concurso público? Aquello llamado Concurso de ideas, de participación igualitaria y democrática para creadores en un proyecto de dotación institucional. ¿Ah, no? Ya no. Se estila el manejo renacentista del yo doy, yo doto, yo prodigo de mi magnanimidad a la ciudad ?con castigo a bolsillos ajenos.

Y resta aun un punto notorio que traer a colación: para una vez que coinciden en ambas Instituciones gestores de un mismo partido, han resultado ser del todo escasos ?por no decir ninguno de relevancia?, los proyectos culturales acometidos en común. Como si de dos entidades enajenadas se trataran han elaborado sus programas culturales de espaldas al otro. Sólo, y muy a última hora, a la sombra del extraordinario bombazo, con gasto publicitario comunal, han coincidido en ese ya citado postulado: Las Palmas de Gran Canaria, Capital Europea de la Cultura, donde, parece, se han avenido a trabajar al alimón. Postulado éste por cierto, del que se podría uno extender en deliberación extensa acerca de lo fantasioso del postulado y su errático proceder, pero que, por lo mismo, merece un articulado particular y centrado en su peculiar concepción.

Dicho lo cual, quedo a la espera de la andanada según prescripción de quienes opinarán que criterios como estos merecen el ostracismo.

*Javier Cabrera (Gran Canaria, 1953). Poeta, antólogo y editor. Ha publicado diez poemarios, el último: Huracán la Luz (Cuba, 2006); como antólogo su última edición es: Elegías últimas a Miguel Hernández. Poesía desde Canarias (Canarias, 2010); y como editor coordina la colección de poesía internacional Puentepalabras (editorial Puentepalo, LPGC). Ha obtenido varios premios y menciones en poesía y edición, y su obra ha sido incluida en antologías y selecciones de distintos ámbitos y nacionalidades, las últimas: Este es mi brazo. Poesía latinoamericana actual (Montevideo, 2009) o Madrid en los poetas canarios (Canarias, 2010). Colabora en revistas literarias y culturales, nacionales y extranjeras, así como en suplementos culturales de la prensa regional. Ha participado en numerosos congresos, festivales y encuentros de escritores a nivel nacional e internacional, los últimos: XXIX Festival de la Cultura del Caribe. Santiago de Cuba, 2009; II Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, 2009; Argonautas: IV Encuentro Nacional de Poetas en Toledo, España, 2009; IV Encuentro Literario Internacional de Las 3 Orillas, La Laguna (Tenerife), España, 2010.

Javier Cabrera*

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