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Por una industria fuerte

Antonio Morales / Antonio Morales

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Alrededor de trescientas personas se acercaron hasta el Sureste grancanario, desde distintos lugares de España, para analizar, desde la visión de origen de cada una de las áreas que representaban, la realidad de este tipo de zonas empresariales en todo el país. En el marco del encuentro se repasaron las afecciones al medio ambiente, los clusters empresariales, el ahorro energético y las energías renovables, la relación de las áreas Industriales y las administraciones públicas y distintas experiencias internacionales que han abierto nuestras empresas al exterior.

Desde una práctica de trabajo municipal de más de veinticinco años, codo con codo con los empresarios del Polígono Industrial de Arinaga, afirmo con rotundidad que es absolutamente imprescindible para el buen funcionamiento de un área empresarial de estas características la implicación directa, cercana y dinamizadora del conjunto de los empresarios y sus organizaciones representativas. Sin más interés que la potenciación del espacio en que están ubicados, durante todos estos años se ha ido consolidando un modelo de gestión y planificación estratégica de singular relevancia, con unos objetivos claros y consensuados que han permitido dar respuesta a las necesidades de cada día y también a la planificación, a medio y largo plazo, buscando la optimización de los recursos y las oportunidades y, lo que es más importante, estando abiertos siempre a la búsqueda de nuevas ideas, experiencias y buenas prácticas empresariales.

Por eso la importancia de este encuentro en Agüimes, para nosotros los canarios, nuestras organizaciones empresariales e instituciones, porque nos ha permitido conocer otros modelos de gestión, aunar esfuerzos y profundizar en el conocimiento y la formación de aspectos fundamentales para el futuro, ligados al desarrollo sostenible, el ahorro energético, la innovación, la investigación y la internacionalización.

Tenemos por delante muchos retos. No cabe la menor duda de que la industria ha sido uno de los motores fundamentales del desarrollo de la humanidad. Se trata del sector económico con mayor capacidad de modernización e innovación, de difusión de nuevas tecnologías y el que proporciona la mayor competitividad de nuestra economía.

Aquí, en esta tierra, nos queda mucho por hacer. La industria canaria es pobre y escasa. Y en el terreno del desarrollo tecnológico y en el de la investigación para el desarrollo, tenemos aún mucho camino por andar.

En diciembre pasado, la producción industrial descendió en Canarias un 13%: la octava caída consecutiva que padecemos. El Valor Añadido Bruto está en torno al 9% y se concentra fundamentalmente, en esta isla, en Las Palmas de Gran Canaria, Telde y Agüimes, en este municipio el 50% del conjunto de la isla.

En el último año, las empresas industriales canarias representaron el 4,57% del conjunto del censo empresarial canario, muy lejos del promedio estatal (7,64%), ocupando el penúltimo lugar de las comunidades autonómicas.

En estos momentos, Canarias es una de las comunidades que menos aportan a la riqueza generada por el sector industrial en el país, con sólo 1,5% del total, frente a Cataluña con un 25%, Madrid con un 11,4% y la Comunidad Valenciana con un 10,8%.

En los últimos años nuestra industria ha girado en torno al sector de la construcción por lo que hemos vivido momentos de crecimiento importantes de los productos minerales no metálicos para las edificaciones, de la metalurgia y fabricación de productos metálicos, y de la madera y el corcho ligados a las edificaciones, aunque la bajada, en estos momentos de crisis, es espectacular. La alimentación, las bebidas y el tabaco apenas crecen, así como el textil, la confección, el cuero y el calzado, que casi desaparecen, al igual que las manufacturas de caucho y plástico. Sólo la industria química y la agrupación de industrias extractivas, refino petrolífero, energía y agua, mantienen el tipo. En el caso de la desalación somos una auténtica potencia mundial absolutamente desaprovechada.

Es en espacios como éste donde debemos analizar nuestras potencialidades y nuestras debilidades. Así, debemos poner sobre la mesa la preocupante dependencia que tenemos del exterior, la lejanía de los centros de distribución, la carencia de materias primas y las enormes dificultades en el transporte.

Debemos aprovechar momentos como éstos para insistir en la potenciación de los apoyos logísticos ligados al conocimiento, la innovación, el desarrollo tecnológico y la investigación; en mejorar la conectividad, la accesibilidad y los espacios singulares; en renovar las infraestructuras de los polígonos industriales, muchos de ellos auténticamente tercermundistas; en programar y planificar nuevos suelos, sin la pesada maraña burocrática que nos asfixia; en potenciar nuestros productos locales y así aligerarnos de la terrible dependencia exterior; en trabajar por el reciclado y el tratamiento de los residuos que tanto encarecen la producción y que tanto daño producen al medio; en disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y apostar decididamente por las renovables; en hacer útiles y valedores del interés general, frente al de unos pocos, los instrumentos del REF y la RIC; en localizar y posicionarnos en mejores condiciones en los mercados exteriores; en mejorar la competitividad y la productividad; en conseguir un trato igualitario, con líneas de financiación específicas, que nos permitan, como en otros lugares, hacer frente a unas reconversiones soterradas que se han venido produciendo en los últimos años, sin financiación ni alternativas compensatorias algunas y teniendo en cuenta nuestra singular posición geográfica de aislamiento y por tanto de especial encarecimiento del transporte y la energía y en abrir ventanas a la exportación.

Es urgente y prioritario poner en marcha, como en otros lugares, Sociedades, Institutos o como se les quiera denominar, que tengan como objetivo específico el desarrollo industrial y, desde luego, urgir a la aprobación definitiva del Plan de Estrategia de Desarrollo Industrial de Canarias, que promueve nuestro Gobierno y que debería contemplar un auténtico plan de modernización, actualización y reorientación de nuestra industria.

Por eso la importancia de congresos como éste que auspician el diálogo y el encuentro de las empresas y de las instituciones y permiten el análisis y la propuesta de medidas conjuntas que nos ayuden a desafiar, ahora más unidos que nunca, el difícil momento que vivimos y los retos de futuro que con ilusión y transparencia debemos afrontar.

(*) Antonio Morales Méndez es alcalde de Agüimes Antonio Morales *

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