José Miguel González es un personaje clave en ese invento que es ATI, S.A. Sabe de las andanzas de todos los suyos y muy pocos de los suyos saben de sus andanzas, porque discreto también es. De todas maneras, hay cosas que no se pueden ocultar, ni siquiera a la oposición, que cuenta casos extraordinarios de la cara dura que gasta el hombre cuando de defender sus negocietes se trata. Quizás la hazaña más contada en el Parlamento sea la del botiquín que el portavoz de CC montó en el centro comercial de Alcampo, en Santa Cruz. Como no podía tener farmacia, le permitieron el clónico hasta que, poco a poco, y por aquello de la Ley de Ordenamiento Farmacéutico de Canarias y algún decreto de su amigo Adán, la cosa se ha consolidado que es un gusto.