Decía este martes la presidenta del PP catalán en Hoy por Hoy de la Ser que su partido está siendo sometido a una persecución implacable por tierra mar y aire, seguramente con la malsana intención de que no pueda ganar con claridad las próximas elecciones. Tiene todo el derecho del mundo la señora Sánchez Camacho a manifestarse libremente sobre la situación de su partido, del que cada día se conocen más y más sabrosos casos de corrupción política, especialmente en ese Levante español tan español. Cosa distinta es que no maneje con precisión maldita ni uno solo de los datos que expone públicamente, porque si los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, los jueces y los fiscales tienen a tanto pepero cogido por los fondillos seguramente será porque no se han portado muy honradamente. Porque, queridísimos, la presidenta del PP catalán le dijo a Carles Francino que su colega canario, nuestro zeñorito, “estuvo tres años procesado y al final todo quedó en nada porque la denuncia era falsa”. ¿Falsa?, ¿falsa, nos dices, Alicia, clavando tu pupila azul en nuestra pupila, al tiempo que nosotros clavamos las nuestras en tus bembas colorás? Farsa, lo que se dice farsa, vas a ser tú, bonita. Y te lo vamos a explicar nuevamente al tiempo que ilustramos estas cariñosas líneas con unas fotos de Soria con Paquirrín en la romería de Teror.