Otra acción poco edificante de la nueva mayoría absoluta del PP se produjo un día antes incluso de que tomara posesión. Efectivamente, el pasado viernes pasóse por la sede de la Policía Local de Miller Bajo el que, un día después, se convertiría en su responsable político, el concejal Ángel Sabroso. En su afán por instalarse lo más cerca del servicio por el que ha de velar, Sabroso se puso a buscar despacho en esas dependencias. Vio el del comisario Carlos Saavedra, y le gustó. Pero Saavedra es indio bueno, de la rama que el PP quiere regar, y lo dejó tranquilo. Vio el del jefe, Javier Henríquez, y no se atrevió tampoco a arrebatárselo, que aquello sería mucho por más que siempre lo tengan en la cuerda floja. Así que cuando vio el del comisario principal Zenón Sánchez, que se jubilará dentro de unos meses, dijo que ese iba a ser el suyo. Así que ordenó desalojarlo para gran cabreo del funcionario que, de repente, sintió que se venían abajo tantos y tantos años de servicio y de reconocimientos de todas las corporaciones a las que ha obedecido de manera altamente profesional. El malestar de Zenón duró unos pocos días porque, alertado de lo que había provocado, el concejal Ángel Sabroso cambió de idea y le devolvió su despacho a su legítimo usuario.