Todo en esa Consejería de Turismo ha sido un absoluto cachondeo un despropósito vergonzoso desde que Soria impuso el nombre de Rita Martín para hacerse cargo de la industria más importante de Canarias: promociones estrafalarias e inútiles, gastos disparatados, absoluta opacidad en los contratos de Promotur, especialmente los que tienen que ver con las agencias de publicidad, y nombramientos absurdos. Como el de la última y más reciente adquisición del departamento, Esther Dunia Álvaro Soler, una policía local de Pájara fichada para la Dirección General de Ordenación y Promoción Turística sin tener ni repajolera idea de nada. En su presentación dijo la señora Martín que su nueva directora general se iba a ocupar de los mercados emergentes, término que la directora general escuchaba entonces por primera vez. Su currículum y su experiencia no encajaban de ninguna manera en las funciones que le asignaron y el sector se encabritó. Fue entonces cuando Rita Martín pidió “cien días o más” de confianza para la señora Álvaro Soler, pero el destino ha querido que no haya durado al frente del puesto ni 45. Es por eso por lo que, al ser informada de que debía recoger sus bártulos, pronunció una frase que pasará a la posteridad: “Ah, ¿esto me afecta a mí también?” Pues sí, señora, es preferible que le afecte a usted sola que a todos los canarios, como nos ha pasado con su ex jefa.