La cara que se gastan algunos en ese Parlamento es digna de mejor causa. Fue José Miguel González, en persona, quien presentó la enmienda número 60 a la Ley Canaria de Farmacia, modificando totalmente la que iba a ser aprobada. Lejos de colocar a los expedientes en tramitación en los parámetros de la ley anterior, como parecía lógico y como estaba en el texto original, nuestro particular boticario logró que CC y el PP, que no pactan, qué va, le aprobaran la enmienda número 60: “será considerados expedientes en trámite aquellos relativos a la autorización de establecimientos y servicios farmacéuticos (...) que a la entrada en vigor de la presente ley no se hubiera dictado resolución definitiva en la vía administrativa”. Pues resulta que el señor Pelopincho tenía su botiquín en un contencioso-administrativo. Traje a la medida, sí señor. Y ahora se lo manda Adán al sastre, para que le haga los últimos arreglos. A ver qué dice el Consultivo.