La verdad es que el matrimonio Roldós-Vulcan es de esas extrañas parejas formadas por dos cargos públicos que flotan en todas las circunstancias. Ella, además, quizá por cuestión de carácter, lo eclipsa totalmente a él, que es más prudente y se sitúa en un cómodo segundo plano, pero siempre a la sombra del que manda. Ambos son estrechos colaboradores de José Manuel Soria, quien por cierto fue quien les facilitó, en su época de alcalde y de manera más que llamativa, la licencia para la terraza de marras que tantos quebraderos de cabeza dejó a los empleados, a la Seguridad Social y a los proveedores. Vulcan, por si no lo recuerdan, es aquel fenómeno que fue despedido de la empresa pública Gesplan en la época de Van de Walle por el disparate en la gestión y los abultados gastos suntuarios que realizó. Ahora es director general del 1-1-2. Muy edificante todo esto para que sigamos creyendo en los políticos. Y en sus códigos éticos.