Difícil papeleta la que se le presenta este viernes a Román Rodríguez y a las exiguas fuerzas parlamentarias que le quedan en la Cámara regional. A sabiendas de que la otra parte contratante va a pasarse por el arco del triunfo los acuerdos internos de Coalición Canaria sobre alternancia y otras martingalas, sus tesis siguen siendo las de cumplir hasta el final para que sean otros los traidores. Mala foto, dicen los más sesudos analistas políticos, de Román Rodríguez votando sí a Adán Martín para luego, cuando se consume la traición, tener que transfugarse y pasarse al grupo mixto con las huestes partidas por el eje del pesebrismo y el reparto de cargos, y con un poder político disminuido hasta rangos escuálidos en Gran Canaria. No parece bueno ver estos cuatro años a todo un ex presidente como diputado de a pie esperando un cuarto de hora de gloria en una comisión cualquiera y sin hacer lo que más le gusta que es política. Y otros, engordando.