Continúa la marejada, con áreas de fuerte marejada, en la Confederación Canaria de Empresarios a cuenta del ridículo institucional con posteriores acusaciones de deslealtad por parte de miembros corruptos por amputar. Toma ya. Este miércoles hubo nueva reunión, esta vez de la Junta Directiva, un órgano amplio que, sin embargo, se vio en esta ocasión muy menguadito, quizá por el desencanto cada vez más generalizado. Una veintena de personas había apenas allí cuando la junta la componen casi setenta. Total, para volver a escuchar los lamentos de Mario Rodríguez, que se siente perseguido por la prensa y por la guerra de las galaxias. Y un par de detalles feos: llamar cobardes a varios miembros del comité que no le apoyaron este martes para echar a Grisaleña. Incluso a algunos les negó el saludo. Mal asunto éste.