Hasta aquí he llegado, debe haber exclamado hace muy poco Pepa Luzardo, alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, harta a su modo de que la concejal Nardy Barrios, de Compromiso, le esté afeando la mezcla de lo público con lo privado por culpa de adjudicaciones y contratos a FCC, sección Medio Ambiente, de la que es delegado en Canarias Ángel Castanedo, su compañero sentimental. Tras una calentura, Luzardo telefoneó al abogado Fernando Sagaseta y le pidió que iniciara los trámites para una querella por injurias y calumnias que tendrá su primer episodio judicial este miércoles con el preceptivo acto de conciliación previo. Acabará sin avenencia, seguro, pero marcará un antes y un después en muchas cosas, porque constituye un acontecimiento que se judicialicen las diatribas municipales, y de paso destroza ese buen rollito que parecía haber entre ambas políticas para el día siguiente del día D.