Así las cosas, don Pepito podría enfrentarse en breves fechas a al menos tres pleitos ante la justicia. El primero, por el escrito de dudosa efectividad que remitió a la Fiscalía General del Estado la jefa de los Servicios Jurídicos de la Comunidad Autónoma poniendo en conocimiento de ese órgano la posible falsificación de un documento público, el famoso poder notarial de Mountain's River. Luego, la demanda por incumpliento de la Ley de Rectificación al no publicar la que le envió Ángela Mena en tiempo y forma. En tercer lugar nos encontramos con la demanda que la esposa de Rivero y las otras dos personas que aparecen citadas en ese poder notarial falso le interpondrán por intromisión ilegítima en el derecho al honor. Todo ello sin mencionar las acciones civiles o penales que pudiera iniciar Paulino Rivero por su cuenta, porque los ataques que ha sufrido en base a ese documento falso han incluido hasta la acusación de prevaricación y otros epítetos de dudosa aceptación. No le arrendamos las ganancias a don Pepito, no por la identidad y entidad de las personas que han anunciado acciones judiciales contra él, sino por su actuación profesional, por llamarla de algún modo. Ya veremos cómo, al verse perdido, apelará a una justicia canaria que lo perdone a él por todas sus meteduras de pata, cada vez más numerosas y sonadas.