El borrador para la reducción del gasto en la Comunidad Autónoma es un alarmante reflejo de lo que no se ha venido haciendo hasta ahora para evitar el derroche y contribuir a la lucha contra el cambio climático. Es en el apartado dedicado a la iluminación, la climatización o el agua donde es más palmario el desprecio existente en la Administración canaria por la austeridad energética. Ahora, a finales de 2010, se propone en ese documento reducir el consumo eléctrico en un 25% anual mediante las fórmulas que debieron ser aplicadas hace años: aprovechamiento de la luz natural, sustitución de luminarias tradicionales por sistemas más eficientes de bajo consumo, sensores de presencia para apagado automático, cancelación de puntos de luz innecesarios, limpieza y mantenimiento de luminarias... O sea, lo que las constantes y machaconas campañas de publicidad institucional nos vienen reclamando desde hace años a usuarios y empresas para reducir el consumo y contribuir a la sostenibilidad ambiental. Lo malo es que hay edificios completos en la Comunidad Autónoma que carecen de interruptores parciales para la luz o el aire acondicionado, lo que imposibilita el apagado de cada despacho, como se propone en este borrador de ahorro entre otras medidas.