Se llama Fernando Balbás de la Vega, y es inspector de la Capitanía Marítima de A Coruña. Él y su compañero Luis González Fernández han sido suspendidos del servicio por la Dirección General de la Marina Mercante (Ministerio de Fomento) alegando que tienen abierto un expediente por “excesivas exigencias” en sus tareas inspectoras en talleres y astilleros de la costa coruñesa. Pero, casualmente, Balbás, que trabajó hace diez años en la Capitanía de Las Palmas, es jefe de inspección de buques y ha sido citado como testigo por el juez que instruye el caso Prestige. Izquierda Unida, acusación particular, que pidió que fuera llamado a declarar, considera fundamental el testimonio de Balbás para conocer cuándo se decidió mandar el barco al quinto pino, en palabras del fino de Paco Cascos. O sea, una de las mentiras del PP pendientes de desentrañar en lo que llega la convención de Vista Alegre y todos nos damos cuenta de lo que estamos perdiendo sin Aznar. A Balbás, como a la Ser, como a nosotros y como a todo el que discrepa, los tratan de masacrar. Y el electorado los va colocando en su sitio. Esperemos que la Justicia también.