Por una vez y sin que sirva de precedente, José Manuel Soria ha dicho la verdad. Su reconocimiento de que utilizó al menos en dos ocasiones helicópteros del servicio de emergencias canario, con la correspondiente desautorización pública a su portavoz parlamentaria, María Australia Navarro, no debe entenderse como un rapto de honradez. Ni como un revolucionario cambio en su tradicional y recurrente comportamiento mendaz. Al presidente del PP canario se le puede atribuir de todo menos que no sea inteligente, y esa cualidad hace algún tiempo que le ha aconsejado no mentir cuando existan documentos oficiales en poder de los malos que puedan dejar en evidencia esa mentira. Y en los vuelos en helicópteros de VIP del Gobierno y sus acompañantes hay constancia documental suficiente como para dejar al que mienta con el culo al aire a la primera de cambio. Son documentos de la empresa concesionaria, del Control Aéreo de Canarias, de Aviación Civil y de la Intervención de la Comunidad Autónoma. Y algunas veces hasta coinciden entre sí.