Mientras Cristina Tavío hace de tripas corazón en Tenerife e intenta combinar el triunfo electoral sobre ATI con la salvaguarda del honor del socio y de los pactos futuros, en Gran Canaria Coalición Canaria cumple sus compromisos de profundizar en su agonía. La crisis abierta en CC tendría mucho más calado si ese partido tuviera mayor representación institucional en Gran Canaria, por eso quizás pase tan desapercibida para los grandes medios de comunicación, como está pasando la que originaron con sus dimisiones en el PP Miguel Cabrera y Carmen Guerra. Pero hay crisis y su objetivo es dejar el máximo terreno libre al PP, que aglutinaría ese voto nacionalista conservador que nunca iría a la Nueva Canarias de Román Rodríguez. Mari Mar Julios, Jorge Rodríguez y Adrián Mendoza tienen el encargo de desplazar a Manuel Lobo de la presidencia insular para colocar al alcalde de Guía, Fernando Bañolas. Pero Lobo y los suyos se resisten, aunque sea por un tiempo más, mientras van cayendo plazas como las de Santa Brígida, también a mayor gloria de un PP encabezado por uno de los delfines sorianos, Lucas Bravo de Laguna.