Acampada en la Atlántida

Donovan Leitch nunca fue el cantautor más politizado de los años sesenta (nada de malo hay en ello), y en vez de llamar a la protesta sus letras solían desprender un encanto fantasioso y en ocasiones algo naif, que por algo tiene discos enteros dedicados a canciones para niños.

No obstante, en su actuación de este jueves en el Auditorio Alfredo Kraus dentro del festival Arrecife de las músicas, el mítico cantautor escocés quiso tender con su música un puente entre el idealismo del movimiento hippie y las actuales reivindicaciones del 15-M. Fue en la introducción de la canción “Universal Soldier” cuando expuso su apoyo a la “revolución” que se está viviendo en España, aunque a su juicio hace falta “un nuevo poeta” que ponga en música los pensamientos de la gente.

Es normal que Donovan eche de menos la resonancia social que el folk y el rock tenían hace décadas, pero a día de hoy parece más sencillo descabalgar al Fondo Monetario Internacional que se produzca esa resurrección masiva de la canción de autor. Dicho lo cual, tomamos nota de sus buenas intenciones.

El concierto había empezado con unos cincuenta minutos en los que Donovan tuvo el único acompañamiento de su guitarra acústica, mostrando su faceta más folkie y purista. Fue la ocasión para apreciar su notable técnica a las seis cuerdas que (como ya se ha dicho en incontables ocasiones) tanto admiraban los Beatles.

Eso sí, el público sólo se animó de verdad cuando en la segunda parte y después de la incorporación de los demás músicos empezaron a caer uno tras otro los éxitos más memorables de su repertorio: “Catch The Wind”, “Colours” (a la entrada del Auditorio repartían una hoja con la letra para que el personal pudiera cantarla), “Jenifer Juniper”, “Sunshine Superman”, la excursión caribeña que es “There Is A Mountain”, la psicodélica “Hurdy Gurdy Man”... Sólo “Lalena” pareció haber envejecido mal, o puede que tuviera la culpa el papel excesivo que asumió en ese tema el teclista Trevor Knight.

Por cierto que la banda de veteranos intérpretes dublineses que incluía también a un bajista, un guitarrista y un percusionista se mostró por lo general correcta y sin restar protagonismo a Donovan, quien todavía tocó “Season Of The Witch” y “Mellow Yellow”, además de un bis con “la única canción” que podía acabar este concierto: “Atlantis”. ¿Y por qué? Pues porque, según dijo, Canarias es para él la antigua Atlántida. Ya les dije que era un tipo fantasioso...

Una última cosa: Donovan tiene 65 años, y sería injusto pedirle que mantenga la misma voz que cuando era un chaval. Qué quieren que les diga, a mí eso no me impidió disfrutar de su actuación. Y ya puestos, se conserva mejor que alguno que yo me sé.

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