Empresas canarias ven en la exención de la 'tasa verde' una necesidad competitiva

Avión de Binter y de Air Europa en Tenerife Norte

EFE

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Empresas canarias líderes, como Binter, Astican, Lopesan, Acosta Matos o el Grupo Martínez Abolafio, ven como “una necesidad competitiva” que esta región ultraperiférica de la Unión Europea quede exenta del régimen del comercio de los derechos de emisiones de CO2 y de cualquier tasa asociada a la pretendida descarbonización del continente.

Así lo han puesto de manifiesto este martes sus responsables en el encuentro Impulsando los negocios y los sectores económicos en Canarias, organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección con la colaboración de Deloitte, donde el presidente de Binter, Rodolfo Núñez, ha llegado a decir que las regulaciones ambientales constituyen una de las dos “nubes” que preocupan a la aviación, junto con la capacidad de algunos aeropuertos y la de atraer personal cualificado al sector.

A su juicio, hay que tratar con “prudencia” las cuestiones relacionadas con el impacto climático, del que la aviación, ha dicho, sólo es responsable de entre el 2,5 y el 3% de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Núñez ha recalcado que los derechos de emisión, las tasas verdes y los impuestos al queroseno y los billetes aéreos encarecerán el viaje a cada pasajero que venga a Canarias, comunidad donde “todos a una” tienen que a apelar “por filosofía” a su condición de RUP para lograr quedar exenta de esa fiscalidad verde.

El presidente de Binter ha subrayado que ese encarecimiento de los viajes afectará a los potenciales visitantes europeos que elijan Canarias como destino, pero no a los que vayan a Marruecos, un competidor muy cercano a las islas, por lo que se ha preguntado si no nos estaremos “dando un tiro en el pie o creando un problema”. Núñez ha considerado que los gravámenes sobre los costes no se van a traducir en que las compañías aéreas hagan más de lo que ya hacen: comprar aviones más modernos. “No hay otra tecnología disponible, de ahí que no debemos centrar el foco en este sector, sino en los camiones de basura y en ámbitos donde se puede crecer más”, ha aseverado.

Una reflexión que han secundado el presidente de los astilleros Astican, Germán Suárez, y el director general de la división hotelera de Lopesan, José Ignacio Alba.

Suárez ha estimado que las medidas en favor de la descarbonización será una variable que marcará tendencias en los medios de transporte en los próximos años, si bien ha opinado que las autoridades “están construyendo la casa por el tejado y dando tiros equivocados”.

El responsable de Astican, quien ha asegurado que en 2022 la compañía tuvo “el mejor año de su historia” por el encarecimiento de los fletes derivado de la COVID-19 y la guerra en Ucrania, que han favorecido al transporte marítimo y al sector naval, ha vaticinado que los bancos y las aseguradoras dejarán de financiar o subirán los precios a los barcos que a partir de 2024 posean licencias de operaciones que los clasifiquen como más contaminantes en función de su índice de emisiones de CO2, algo que pasará con el 50% de la flota.

Germán Suárez también ha considerado que no está clara la tecnología o el combustible que vaya a solucionar los problemas ambientales, como demuestra el hecho de que la naviera MSC esté apostando por el gas natural licuado, Maersk por el metanol verde, y otras empresas por el amoníaco o el hidrógeno verde.

“Toca esperar en términos generales y esa espera, unida a la previsible reducción de la oferta de barcos disponibles, hará que sigamos teniendo fletes buenos, altos, un escenario en el que el puerto de Las Palmas de Gran Canaria jugará la mejor partida, ya que para los armadores, el coste de oportunidad de no venir a reparar o a avituallarse será muy elevado, lo que nos da buenas perspectivas”, ha celebrado.

En representación del grupo Lopesan, que está “en plena forma” y que facturó el pasado año 500 millones de euros, cifra que prevé duplicar en próximos años, su director general de división hotelera, José Ignacio Alba ha subrayado que el 71% de la economía canaria depende del turismo, según datos del Centro de Estudios del Atlántico, y ha considerado que Canarias está en el lugar adecuado, en el momento adecuado y con el producto adecuado“.

El turismo se ha consolidado como una necesidad básica entre la clase media mundial porque hemos pasado de una economía de las cosas a una economía de los servicios, de ahí que Canarias deba presumir sin complejos de ser una comunidad turística, un sector que crecerá un 6% interanual en los próximos 20 años, ha referido. Sin embargo, a juicio de Alba, el cóctel de deuda y pérdida de ingresos de los últimos años, junto con la inflexibilidad laboral y burocrática, además de la escalada inflacionista hacen que el sector turístico “necesite ayuda” porque pese a que a corto plazo la recuperación postpandemia esté siendo positiva por la vía de los ingresos, preocupa la rentabilidad a medio o largo plazo, sobre todo a partir de 2024, cuando en Europa se hayan consumido los ahorros y se comience a notar la pérdida de poder adquisitivo, que “se comerá” lo que los visitantes del continente se gastan en sus vacaciones.

Para el representante de Lopesan, hay que dar al turismo cierta flexibilidad para adaptarse a este escenario, en el que “la inflación ha aguado la fiesta”, mientras que el sector debe poner el foco en los baby boomers, esto es, en los potenciales clientes de entre 55 y 60 años, ya que la llamada Generación Z no tiene ni trabajo ni ahorros, y en la necesidad de recurrir a la inmigración para cubrir la demanda creciente de trabajo operativo, menos agradecido, como el que realizan las camareras de pisos o el personal de cocina.

También habrá que atender a las exigencias de la descarbonización, un ámbito en el que, a su juicio, “o se nos entiende por ser región ultraperiférica de la UE o estamos muertos”, ha augurado. “Es una necesidad competitiva, nuestra competencia no se vertebra por las mismas reglas”, ha aseverado Alba.

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